El asunto de la Torre Ataúd llegará, según parece, a un callejón sin salida. Yo estoy prácticamente convencido de que el gobierno de la Ciudad se ha empecinado en lograr la aprobación de esta torre, porque tiene compromisos de campaña con algún o algunos accionistas de la empresa Danhos, que pretende construir el rascacielos. Sin embargo, yo puedo entender que haya un agradecimiento hacia empresarios, que se les invite a hacer negocios en la ciudad, pero no comparto el que haya un trato discriminatorio en el otorgamiento de permisos. Se les podrá conseguir un asiento en la sala de espera, pero deben pasar los mismo trámites que los demás ciudadanos.
Creo que el contorno del Bosque de Chapultepec puede ser una mina de oro para empresarios de la construcción y yo aceptaría un cambio tanto en el uso del suelo como en la densidad y la altura (en el caso de México, uso de suelo comprende el uso propiamente dicho, más altura y densidad, no son cosas distintas como dice el Secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, Arturo Aipuro), siempre que se manejara como un proyecto integral y que no se sacrifiquen áreas verdes, inmuebles históricos o artísticos, y que colonias con vocación residencial siguieran como tales, a no ser que los propios vecinos aceptaran cambios en sus colonias.
Esto que expongo no significa que debamos autorizar rascacielos de 60 ó 70 pisos en frente de Chapultepec, pero se podrían valorizar más los terrenos si se impulsaran construcciones de 20 a 30 niveles en algunos puntos, puesto que la vista a Chapultepec supone ser una de las más envidiables de la metrópoli. Hay que identificar en qué puntos esto es posible, si existen manzanas suceptibles de una traza distinta de la actual (vía compra o expropiación) y mejores condiciones para todos. Las colonias que están por Constituyentes, frente a la 2a y 3a secciones de Chapultepec son populares, con áreas peligrosas y una densidad muy baja. Un nuevo plan urbano permitiría que los actuales pobladores pudieran especular con sus propiedades y que en éstas se elevara la altura, creando una zona de negocios. En esa especulación los primeros beneficiados serían personas de clase media baja y baja, y con la redensificación e incremento en la altura se generarían miles de empleos y se incrementaría el valor de una zona deteriorada. Con los recurso obtenidos, quienes vendan accederán a mejores propiedades, y quienes compren se beneficiarán también de la plusvalía.
Otro de los puntos que visualizo como suceptible de mejoras es el área del Metro de Chapultepec. Hoy no tenemos un paradero de calidad, aunque ciertamente debajo de éste se encuentra la estación Chapultepec de la línea 1, así como sendos pasos a desnivel. Sin embargo su ubicación es envidiable y yo propondría que se estudiara la posibilidad de que allí se construya un edificio, cuyos primeros niveles estén dedicados a un centro comercial orientado a los usuarios del metro, un paradero de dos pisos, un estacionamiento de autoservicio, y hasta una mejor conexión de las calles de la zona. Un buen proyecto arquitectónico mejoraría sustancialmente el entorno.
En síntesis, puede ser que me equivoque en específico respecto a los proyectos que planteo para incrementar densidad y altura, sin embargo, la ciudad podría de esta manera favorecer ambiciosos proyectos de inversión que en verdad ayuden a mejorar el entorno, y no torres faraónicas que terminen por apropiarse de espacios públicos.
viernes, 24 de agosto de 2007
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