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jueves, 9 de agosto de 2007

Hasta que el conurbado nos alcance

Hace algunos años. Más o menos en 1995, viajé hasta el metro La Paz, para conocer la que entonces era la única línea del metro de la Ciudad de México con penetración al Estado de México.
Me gusta conocer la ciudad y en ese momento las únicas estaciones de la red que me faltaban de conocer eran precisamente las del único tren de rodadura férrea de nuestro sistema.
Al salir de la estación La Paz lo que más me sorprendió fue ver que en verdad estaba fuera de la ciudad. A diferencia del panorama que se vislumbraba en otras terminales del metro, en las que al salir uno sólo veía ciudad y más ciudad, en el metro La Paz habia cerros áridos, pero libres de cemento y tabique.
Hoy eso definitivamente no ocurre. Alrededor de la estación del metro sólo hay ciudad y más ciudad. El pequeño municipio de La Paz está completamente urbanizado, el de Chicoloapan ha venido incrementando sus desarrollos habitacionales en la presente década a un ritmo muy acelerado, Iztapaluca también, y Nezahualcóyotl ya estaba urbanizado desde hace tiempo. Sin duda la obra del metro ayudó a que hubiera una mayor concentración poblacional. En los alrededores del metro La Paz lo único que está libre es el volcán La Caldera (Ver foto cortesía de Google).



Ahora bien. Lo que más me preocupa del anuncio de la construcción del metro hasta Tláhuac (y posteriormente enterarme de que el metro no llegará a la frontera entre Tláhuac e Iztapalapa sino al centro de Tláhuac), es que se produzca una acelerada migración hacia ese punto de la ciudad. Tláhuac es una delegación con un fuerte crecimiento en los últimos años. 4% anual en el lustro 1995-2000 y 2.3% anual para 2000-2005. Milpa Alta, que ahora quedará muy cerca de la ciudad gracias al metro, ha tenido el crecimiento más alto de la ciudad en ambos periodos, con 4.22% y 3.23% de crecimiento anual, respectivamente. La carencia de transporte es una barrera que ha frenado los asentamientos, aunque ciertamente es uno de los elementos que mayor representan las condiciones de pobreza y la baja calidad de vida. En teoría la disponibilidad de transporte mejorará las condiciones de los pobladores actuales, sin embargo es de esperarse un incremento en los precios del suelo, del alquiler de vivienda, y nuevos asentamientos, cada vez más lejos de los actuales, y más aún considerando que en los próximos meses pudiera llevarse a cabo la construcción del suburbano a Chalco.
Por lo tanto, dado que es positiva la construcción de la línea 12 del metro hasta Tláhuac con respecto a la reducción de tiempos de traslado, mejora de la calidad de los viajes y en general mejoras en la calidad de vida de los habitantes de la zona, habría que pensar en medidas para que estos beneficios no terminen anulándose por una expansión acelerada de los asentamientos humanos en Tláhuac y Milpa Alta, afectando recursos naturales y distorsionando el sistema de precios para los actuales y los nuevos pobladores.
Me parece que la única forma de evitar estas afectaciones es elevando la tarifa del metro y estableciendo quizá dos sistemas de precios. Uno para los que ya son pobladores del Distrito Federal u oriundos de la capital, que así lo soliciten. Y otro para el resto de los usuarios. De esta forma, quienes migren hacia la ciudad se encontrarán con un transporte más caro, lo que los desincentivará.
Yo recomiendo que nuestras autoridades evalúen el impacto en los gastos de los usuarios a partir de la construcción de la línea 12. No por mantener una tarifa muy subsidiada, los usuarios estarán mejor económicamente, pues precisamente un costo bajo para grandes distancias incentivará la llegada de nuevos pobladores, lo que terminaría llevando los ahorros en el boleto del metro hacia un incremento en el alquiler de la vivienda. Es decir, el ahorro se anula.
Me parece que la ciudad no está midiendo adecuadamente los impactos en asentamientos humanos, y al no hacerlo, los bosques del sur, las faldas de la Sierra de Santa Catarina y otros puntos de Tláhuac, Milpa Alta, Xochimilco y Chalco están en riesgo. Y el no medir adecuadamente estos impactos implica también que no se tomen las medidas necesarias para evitarlo.

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