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jueves, 16 de agosto de 2007

La chilanga banca

Todos los días uno escucha en el radio un anuncio del Senado de la República en el que una chica platica que se han limitado ciertas comisiones de la banca. No obstante, quedan muchas más comisiones. Éste ha sido un debate importante en los últimos años y se ha demostrado que las utilidades crecientes de los bancos no dependen tanto de un buen manejo, como de las comisiones que cobran a sus cuentahabientes. Las utilidades que los accionistas obtienen de los bancos se deben en buena medida a lo que quitan poco a poco a sus clientes.
El día de ayer acudí al peor banco (BBVA Bancomer ¿tenían duda?) a recoger mi chequera y a tramitar el cambio de domicilio que no había tramitado desde hacía tres años. Llevé mi comprobante de domicilio y mi identificación. El comprobante de domicilio era el recibo del agua, pero me dijeron que no servía porque estaba a nombre de una empresa (la inmobiliaria que me vendió) y entonces ofrecí un estado de cuenta de otro banco, pero ahí el pretexto fue que debía ser un recibo de agua, luz o predial. Nada más. Se trata de una cuenta de 1996. Me dijeron que sólo podían actualizar el domicilio de envío del estado de cuenta, a lo que accedí, y luego me dijeron que no se podía porque requerían la identificación de mi madre, quien también firmaba en la cuenta, aunque no era ni siquiera cotitular. Rápido se me ocurrió la solución: cancelar la firma de mi madre. Y ya se pudo actualizar. Desde que conocí Bancomer he deseado cancelar mi cuenta, no lo hice porque tengo un crédito que estoy por liquidar, pero ahora resulta que en el trabajo me pagarán con Bancomer. Ah, por cierto, todos los trámites que he mencionado los debo hacer en mi sucursal, que ya hoy me queda bastante lejos.
¿Entre comisiones altas y burocratismos, qué banca tenemos y qué banca queremos? No he mencionado el diferencial de tasas. Los bancos no han podido reducir sus tasas, por un lado porque sus costos son altos, y por otro porque el mercado es tolerante a las tasas altas. Todavía no tenemos una adecuada competencia de tasas. Y cuando las tasas hipotecarias bajan, los precios de las casas suben, por lo que ese espacio no lo quieren soltar los bancos pues se traduce en ganancia para los desarrolladores.
¿Qué banca queremos? La chilanga banca.

La Ciudad de México requiere de una banca que financie el desarrollo. No se trata de dar créditos por darlos. Se trata de dar créditos vinculados a actividades con potencial en la ciudad, que la chilanga banca se encargue de investigar qué sectores tienen potencial y qué sectores podrían impactar mejor en el desarrollo de la ciudad. Se trata de una banca en la que se tengan las cuentas de todos los trabajadores del gobierno local, y que se invite a que los proveedores hagan lo mismo. Una banca en la que no haya comisiones por apertura, anualidad, retiro en sus propios cajeros y que sólo transfiera el costo del retiro en cajeros de otros bancos sin añadir un cobro propio, que no cobre por usar el portal (hemos llegado al colmo de que casi todos los bancos cobran comisión por el uso de los portales, siendo que les estamos abaratando la atención al no ir a las sucursales), que mantenga las tasas actuales para clientes sin historial, pero que las vaya reduciendo conforme los clientes construyan un historial positivo. Propongo que la chilanga banca tenga fondos de inversión compuestos tanto por papel gubernamental que reduzca el riesgo, pero papel comercial que incremente la tasa, pero sobre todo que corresponda a proyectos productivos de esta ciudad y financie su desarrollo. Propongo que haya pequeñas sucursales distribuidas por toda la ciudad, en las que exista también un módulo de trámites oficiales para que la ciudadanía pueda hacer sus trámites bancarios y oficiales en el mismo punto y con la mayor seguridad. Propongo que la deuda que contraiga la ciudad tenga como operador a la chilanga banca, para que los ciudadanos de la capital puedan financiar a su gobierno y obtener una atractiva ganancia con la mayor seguridad.
Por todo esto y mucho más propongo la creación de un nuevo banco. Se llamará La Chilanga Banca. Su capital accionario debe ser mixto: acciones que coticen en bolsa, una participación del gobierno local, acciones que estén a la venta en las sucursales para que las adquieran los ciudadanos, y eventualmente algunos socios que conozcan el sector financiero, y el bancario en particular, y que se decidan a competir contra los grandes bancos que cobran comisiones hasta por la risa, que dan bajos rendimientos y cuyos productos no están basados en las necesidades de esta ciudad.

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