El bloguero de la megablógolis

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lunes, 31 de agosto de 2009

Vacaciones

Me he tomado una semana de descanso. Nos vemos el otro lunes. Gracias por vistar Megablógolis.

lunes, 24 de agosto de 2009

¿Quién se ha llevado mi VaKA?

El pasado lunes acudí a una cena en Polanco. Al salir de allí uno de los asistentes a la misma dijo que pediría un taxi, por lo que le pregunté a dónde iba y dijo que a la Condesa. "Yo te llevo" dije sin dudarlo pues me quedaba de paso. Una vez que arribamos al destino, comentamos algunas cosas al interior de mi auto y no más de 3 minutos después llegó un vehículo compacto con dos personas, del cual descendió el pasajero con un arma y ordenó entregarle el vehículo. En una desafortunada coincidencia, computadora portátil y más efectivo del que suelo traer acompañaron a mi auto. También una decena de libros "Un proyecto alternativo de ciudad", de mi autoría, por supuesto.

No escribo esto para alarmarlos ni para contribuir a un ambiente de temor que, estoy convencido, es el peor aliado que podemos tener en esta ciudad. De lo que quiero hablar, y de allí que parafrasee el título de un "clásico" de los libros de automotivación, es de cómo esta ciudad no está funcionando bien y cómo sobrevivir pese a ello. Hay que ser fríos.
Lo primero que hice fue marcar el 55335533 para que la policía tratara de localizar el vehículo. Al marcar me encontré con un amplio interrogatorio sobre las circunstancias, lo que se habían robado, cómo estaba yo, y al final los datos básicos: placas del vehículo y características. Digamos que si tardé 2 minutos en marcar, la policía prefirió perder los siguientes 5 minutos en preguntas estúpidas. Solución: si alguien reporta un robo, los datos se tienen que estar radiando de inmediato a unidades de reacción justo en el orden que sean más útiles, no más inútiles como hoy día.
Posteriormente, una vez que enfrenté el viacrucis de recoger el duplicado de las llaves de mi casa, ir a mi casa por una identificación y acudir al Ministerio Público, pude constatar -una vez más, por supuesto, pues esta ciudad ofrece muchas oportunidades para que eso suceda-, que todo está hecho para que la delincuencia no disminuya. Varios empleados dormidos (con turnos de 24 horas quién no se va a dormir), poca disponibilidad para modificar sus procedimientos (pedí expresamente al agente del ministerio público que por ese acto quedara ratificada mi denuncia, pero obligadamente citan al ciudadano a ratificar porque así justifican su trabajo, no porque sea necesario si no se aportan elementos adicionales), y un gran absurdo. Mis datos quedaron reservados y en sobre cerrado, como es ahora el sistema, que permite solicitar dicha reserva de datos; no obstante, al momento de pasar a la Policía Judicial para darles los datos del vehículo para ayudar a su localización (¿no es un poco absurdo, si los di primero por teléfono y luego en mi declaración miniserial?) fue donde encontré más empleados dormidos y, conforme al sistema, me solicitaron mis datos personales, por lo que reclamé que ya estaban en un sobre cerrado. "El sistema los pide". Los ciudadanos, de nuevo, quedamos indefensos.
Para "asegurar la confidencialidad", por cierto, el agente del ministerio público me dio una hoja con los datos de mi averiguación previa, un número telefónico y un "NIP" con los que debo dar seguimiento a la búsqueda de mi auto. Ese número telefónico es el 53458000. Por favor, hagan la lucha, les aseguro que nadie contestará. Es imposible que dé seguimiento a mi robo de esta manera.
Ya al amanecer, a eso de las 5:15, salí de la Agencia que está en Álvaro Obregón y Valladolid. Iba acompañado del amigo que iba yo a dejar en su casa cuando el asalto. Estábamos muy cerca del lugar, en Campeche, en la hipódromo. Él quería tomar un taxi. Le sugerí que camináramos. Para mí era la mejor terapia: nada como llegar caminando, de noche, a la misma calle donde se ponen los trasvestis y donde fuiste asaltado 4 horas antes; mi intención fue no dejar que el temor me colmara. De hecho, en ningún momento sentí temor o nervios. Sensación extraña. Depresión horas más tarde, pero no muy prolongada aunque sí profunda. Lo dejé en su casa y caminé hacia la esquina de los trasvestis, doblé y minutos después entré al metro Chilpancingo. Para cuando salió el sol ya estaba en casa, esperando al ajustador del seguro.
Entre la agencia del Ministerio Público y la casa de mi amigo pasamos por un edificio muy bien vigilado en Avenida México y Sonora. Exacto, tres patrullas frente al edificio donde vive Marcelo Ebrard. Sin comentarios.
Repasé un listado de lo que debía reponer:
1. Mi licencia de manejo. Lo logré en un trámite sencillísimo y colmado de amabilidad, en las oficinas de la Secretaría de Transportes y Vialidad. Yo había ido al Ministerio Público a que me certificaran la copia del acta de mi averiguación previa, a un lado de las oficinas de STV, y decidí preguntar los requisitos para recuperar mi licencia permanente. Comprobante de domicilio e identificación en copias, y pago de 628 pesos. Los llevaba en la mano sin haberlos preparado. En la fotocopiadora, en el banco y en el trámite coincidí con Fabiruchis ... viejo conocido de esas oficinas de la STV según me confiaron.
2. Mi teléfono celular. Fui a Telcel y me dijeron que debía ir a Inbursa con tres documentos: copia del acta del MP, factura del teléfono y último recibo de Telcel. Llamé por teléfono para corroborar los datos y saber a dónde acudir y me dijeron que en cualquier oficina de Seguros Inbursa me tramitarían un vale. Llegué a la oficina que está en Colima y me encontré: que no abren a las 8:30 como dice la página de internet, que necesitaba más papeles, incluida una carta, el adendum de mi contrato y el número de reporte de robo de Telcel, y que tardan 8 días en hacer el trámite a no ser que fuera a Plaza Cuicuilco, donde fui y me encontré con un empleado muy amable que me solucionó las cosas en 5 minutos. Dos horas después estaba estrenando teléfono.
3. La credencial de mi trabajo. Me la repusieron de inmediato.
4. La credencial de la UNAM. Aún debo llevar una fotografía tamaño infantil a color, que no me he tomado.
5. La credencial del IFAL. Murió por la patria. De momento no estoy tomando clases de francés aunque pretendo reanudar.
6. La credencial de gastos médicos mayores. Mierlife no me ha mandado una credencial en los últimos 3 años, así que es tiempo de marcarles a ver si ya me sueltan mis deducibles y mi credencial.
7. Mis tarjetas del metro y el metrobús. Ya lo hice.
8. Mis tarjetas de débito y crédito. Los bancos son un poco lentos. Quizá a fines de la próxima semana.
9. Mi computadora portátil. Esperaré a las ofertas de fin de año. Será Mac ... hasta la vista, Bill!
10. Mi vehículo. No será antes del 18 de septiembre, a no ser que aparezca. Veremos para qué me alcanza.
Si la vida te da limones, haz limonada. Me siento incómodo, pero la mejor estrategia de sobrevivencia es saber adaptarse a las circunstancias en el menor tiempo posible. Si alguien vio la película de "Viólame", luego de la violación a dos chicas, una de ellas está destrozada y ni siquiera se puede vestir; la otra se pone la ropa con mucha frialdad, así que la más débil pregunta a la otra por qué está así, pues parece no estar sufriendo. La más fuerte responde: si sabes que se pueden robar tu auto, no vas a dejar nada de valor adentro.
No es, desde luego, fácil. Dormí dos horas cuando se fue el del seguro. Pero comenzaron las llamadas. Estuve deprimido dos horas. No puedo seguir así, me dije, y tomé la bicicleta, fui al IFE (esa credencial está en algún lugar de mi casa, pero igual la necesito) y me encontré con una cola enorme y un trámite lentísimo (volví el sábado, mejor, pero es una lástima cómo han complicado un trámite tan fácil); fui al banco y luego a comprar una nueva cerradura, que a mi regreso yo mismo instalé. Hacia la tarde volví a dormir un rato. Al día siguiente estaba casi como si nada. Llegué un poco tarde al trabajo, el micro que va a Salto del Agua da demasiadas vueltas, ahora lo sé.
No me atrevo a señalar que la delincuencia esté creciendo en esta ciudad. Los números no son bajos pero tampoco los más altos del país. Suficientes para impactar y para hacernos sentir vulnerables. Pero una golondrina no hace verano. Supongamos que estos números bajaran 90% ... si mi caso está en el 10% que no se redujo yo tendría la tentación de pensar que cada vez está peor. No quiero hablar más del asunto. Está cerrado. Seguiré viviendo mi ciudad exactamente igual que el lunes antes del asalto.
Hay muchas cosas por hacer para mejorar la seguridad en la ciudad. Básicas. No se están haciendo. Ora que tengamos un buen gobierno así ocurrirá. Por favor confíen. Esto será como soplar a un rehilete en el que todos los colores, que representan opiniones diversas, se unan en torno a un blanco.

lunes, 17 de agosto de 2009

Viviendo la ciudad de otra manera

Tengo auto. Eso me puede hacer más "inelástico" o más "elástico" todo depende de mí. Para quienes no estén relacionados con la terminología económica respecto a la "elasticidad", les puedo decir que cuando uno tiene muchas alternativas es "elástico" cuando uno no tiene alternativas y sí una necesidad es "inelástico".
He tenido estas últimas dos semanas y la semana próxima, flexibilidad en mis horarios. En otras palabras, estoy saliendo más temprano del trabajo la mayoría de los días. Ha habido lluvia pero he cuidado de no mojarme. Un viejo paraguas que nunca me ha fallado, me acompaña casi siempre. Viviendo lejos del trabajo las opciones para llegar se diversifican, salvo que no quiera bajarme del coche, pues no tendría elección más que para la ruta pero no para el medio.
Estas últimas dos semanas he tenido opción para el medio y la ruta. He utilizado casi todos los medios de transporte disponibles: metro, microbús, combi, autobús concesionado, autobús RTP, RTP en modalidades Expreso y Expreso Bicentenario, Trolebús del Corredor Cero Emisiones (Cero Inversiones, decimos), Metrobús, tren ligero, taxi. Me falta la bicicleta, el trolebús de otras rutas, los autobuses suburbanos y el tren suburbano, pero en general puedo decir que he usado de todo.
La Combi me parece un transporte del siglo pasado, lo mismo que el microbús. Puedo decir que me remonta a mis épocas de estudiante (nuevamente soy estudiante, pero del doctorado; pero mis otros grados, en efecto, los estudié el siglo pasado).
Algunas de las pruebas con el transporte público fueron desastrosas: 55 minutos de Bellas Artes a Tasqueña utilizando un trolebús sobre el Eje Central en hora pico. Otras han sido sorprendentes: la línea 2 del metro en general es muy buena alternativa después de las 7 de la noche cuando la demanda se desploma (no así en otras líneas que la demanda tarda más en desplomarse).
Me resulta incómodo salir de la casa y llegar a una estación del metro. Eso es lo que más me incomoda del trayecto. Si hubiera un mejor transporte (RTP lo es, contrario a lo que esperaba antes de esto) creo que utilizaría el transporte público casi diario.
Ya me tocó pelearme por 2.50 pesos en un taxi: de la oficina al metro cobran $20.00 aunque el taxímetro marque menos. La tarifa oficial es el taxímetro, que supone una ganancia inicial de $9.60 por "banderazo".
He tenido también largas caminatas (descubrí que los microbuses sobre Uruguay pasan hasta avanzada la mañana). Caminar esta ciudad significa vivir la ciudad. Hay la posibilidad de leer en el transporte, ver otras culturas y comportamientos. Uno encuentra disfruta la arquitectura de las zonas viejas, se encuentra con mensajes chuscos (¡a que sí puedes comer sólo una!):

En general, el decir "hoy no usaré el automóvil", si es por una decisión ajena a la voluntad del mecánico, es una gran experiencia. Uno crece porque tiene más alternativas. Claro, hay quienes por condiciones de pobreza o de ruta tienen pocas alternativas y para ellos necesitamos mejorar el transporte, pero también para los demás: un microbús con vidrios polarizados y lucesitas azules no son la mejor alternativa.

lunes, 10 de agosto de 2009

Financiamiento del desarrollo

Podemos partir de mi experiencia personal, pero seguro no es muy distinta de la de los demás. El tema es la banca.
¿Tenemos en México una buena banca? La respuesta es, en definitiva, no.
He escuchado todo tipo de experiencias, algunas de las cuales, buscando la objetividad, podemos atribuir a que en paralelo a una mala banca también existe una mala cultura de pago. A la gente le suena raro que le puedan cobrar intereses sobre intereses. Ya hace unos años se dio una discusión que llegó hasta la Suprema Corte, en torno al "anatocismo", es decir, a cobrar intereses sobre los intereses. Un punto que sería sensible para muchos, yo puedo decir que por ahí no está el problema con los bancos. El problema está en las reglas claras y en la estrategia de los bancos. Las comisiones y los intereses son el tema sensible en el que muestran el poco interés en México: sólo por poner un ejemplo, HSBC recibió por concepto de intereses, 16,943 millones de pesos en el primer semestre del año, y pagó de intereses 6,256 millones, pero cobró de comisiones 5,524 millones. Es decir, lo que alguien pueda ganar de intereses en un banco como este (yo le llamo "El banco ladrón del mundo") se pulveriza con el pago de comisiones.
¿Con esta banca podemos financiar el desarrollo? Un gobierno local no tiene injerencia alguna en las reglas bajo las cuales opera la banca. Sin embargo, sí puede asociarse con privados para promover mecanismos financieros que favorezcan a la economía local y eso es lo que propongo.
Ya en alguna ocasión me había referido a la necesidad de contar con un banco de la ciudad. Mi propuesta ha evolucionado: contar con tres bancos locales que operen con una única red de sucursales, administradas por una empresa privada, pero con participación pública y orientada a varios objetivos:
1. Que los servicios financieros que requiera el gobierno se realicen en estos bancos.
2. Que el financiamiento que otorguen se enfoque al impulso productivo de la ciudad.
3. Que los habitantes de esta ciudad encuentren mejores condiciones de ahorro y crédito para el bien de la propia urbe.
La idea de que tres bancos operen bajo la misma red de sucursales es simple: hay empresas que cotizan varias marcas de seguros a la vez, entonces podríamos cotizar varios productos a la vez, y tomar la mejor elección. La banca actual está orientada a impedir la competencia: una vez que secuestran al cuentahabiente, éste queda atado a ellos. Si están en una sola sucursal, los tres bancos hacen sinergias, abaten costos y ofrecen competencia.
El resultado deberá ser expectacular: la gente huyendo de los tres grandes bancos (Banamex, Bancomer y HSBC), hoy controlados por extranjeros, y la cantidad de recursos disponibles (en vez de que se desvíen a las casas matrices de estos bancos, como ocurrió en los momentos de mayor inestabilidad del peso en el último año) se orientará al desarrollo de la ciudad de tres maneras: financiamiento productivo, compra de vivienda y consumo local.
La banca mexicana no sirve, no le sirve a la ciudad. México está creciendo mucho más lento que otros países del continente porque su banca no sólo no ayuda, estorba. Hay que inventar nuevas formas de financiar producción y servicios locales. Y no se trata de crear más burocracia: el gobierno local será socio de inversionistas, aportando rentabilidad del negocio (el simple hecho de garantizar el manejo del presupuesto del DF asegura un margen de ganancia).
La propuesta tiene que evaluarse mucho más, cuantificar el negocio, ver la estrategia para que, cobrando la menor cantidad de comisiones e intereses más accesibles, sea negocio (obvio, la operación electrónica será fundamental). Si a través de este banco se lograra consolidar una banca útil para el desarrollo, el gobierno terminaría deshaciéndose de sus acciones y sus asientos en el consejo de administración cuando hubiera garantías del compromiso de la banca local con el desarrollo.
En tanto tengamos una banca bastarda, será mejor que busquemos nuevas fórmulas para financiar el desarrollo. Con ellos no se cuenta, y por justicia debemos evitar que los bancos sigan saqueando al país, pero no bajo una estrategia populista como la de 1982, sino con participación del empresariado local. El DF tiene más población que todo Luxemburgo (18 veces más) y sin embargo Luxemburgo es una potencia finaciera a nivel internacional; el DF tiene más población que muchos paraísos fiscales. No será un paraíso fiscal, pero siendo una ciudad de servicios podría potenciar su banca y en el largo plazo atraer ingresos internacionales, nuestro objetivo es más bien de corto y mediano plazo: como ya dije, financiar el desarrollo en mejores condiciones que los voraces bancos seudomexicanos.

lunes, 3 de agosto de 2009

Una mejor ciudad, un mejor transporte

Me gusta comentar los temas con la mayor de las objetividades. Y en ese sentido me hago la pregunta de si la Ciudad de México será mejor el 4 de diciembre de 2012 que el 5 de diciembre de 2006, y respondo de manera afirmativa. No es el mismo caso del 4 de diciembre de 2006 respecto al 5 de diciembre de 2000.
Uno de los argumentos para afirmar lo que he afirmado en el párrafo anterior es la perspectiva en el cambio del transporte. No es la única, me refiero también a la habitabilidad de la ciudad. No sé si sea más segura, pero hay espacios conquistados por los ciudadanos comunes y corrientes.
El corredor "Cero Emisiones" al que algunos nos referimos como "Cero Inversiones" no es un mal proyecto tal como fue implementado, pero era mucho más ambicioso y quedó sólo en un muy buen corredor pero no en una conquista de espacios por el transporte público frente al privado. Las nuevas rutas expreso, el crecimiento del parque vehicular de RTP y la consecuente consolidación de sus rutas (tienen frecuencias de paso bastante aceptables), más la construcción de la línea 12 del metro, por primera vez la ciudad apunta a tener una red integrada de autobuses. Falta mucho, porque seguimos viendo combis y microbuses en muy malas condiciones por todos lados, pero me parece que si queremos un transporte más o menos decente, tenemos opciones equivalentes a países desarrollados a precios relativamente bajos (la mayoría de los habitantes de esta ciudad puede viajar en autobús a una estación del metro y de allí llegar a muchos lugares y luego salir y tomar otro transporte). La limitante está en que teniendo esas alternativas, no todos las usan, pero existen y si bien es cierto que es necesario sufrir apretujones, esto ocurre en casi cualquier ciudad desarrollada con un buen sistema de transporte. Claro, se podrían tener mejores opciones de trenes, pero el cambio que está ocurriendo con algunos corredores, aún cuando era muy factible construir 10 líneas del Metrobús y ello no está ocurriendo, hoy Eje Central y Reforma ya cuentan con mejores opciones, así como el Circuito Bicentenario. A esto hay que sumar al menos una ruta de Suburbano, impulsado por el Gobierno Federal, y pudieran ser dos o quizá las tres previstas antes de la crisis. Faltan aún tres años y medio de gobierno y podemos suponer que habrá otros proyectos. No hay que olvidar la renovación de los taxis también y el emplacamiento de muchos irregulares.
Este tema me entusiasma. Evidentemente, y sin menospreciar el trabajo de Armando Quintero, que no ha sido malo, yo me habría enfocado mucho más en el impulso de corredores de mayor capacidad (es decir, las 10 rutas de Metrobús), pero esto no se contrapone, al contrario, es casi lo que planteé en 1997 (Andar en el siglo XXI se llamaba el libro) de fomentar unos 15 corredores semiconfinados que sean la punta de lanza para mejorar el transporte de la ciudad (en aquel entonces mi planteamiento era algo más sencillo que el Metrobús, simplemente tener una base de avenidas en las que la normatividad fuera muy estricta, los autobuses de mejor calidad, y que los automóviles no invadieran los carriles del autobús). El Eje Central es el primero de estos proyectos, pero Reforma terminará funcionando con un confinamiento parcial y quizá pronto se copie el esquema, ante las dificultades para construir Metrobús, en otras avenidas.
Está muy mal que los microbuses de Eje Central se muevan al Eje 1 Poniente, como de hecho ocurrirá, pues en realidad las Cero Emisiones son un engaño: se seguirán emitiendo los mismos contaminantes, pero ahora 1 kilómetro hacia el poniente.
De la mano de estos proyectos de transporte, se ha fomentado la convivencia peatonal y las bicicletas, particularmente los domingos, pero esto está sacando a la gente hacia los lugares públicos. Falta mucho por hacer para consolidar esta tendencia, pero creo que eso me parece sano.
Los recursos de la ciudad alcanzarían para más. Es reprobable el reciente nombramiento de Fernando Aboitiz como Secretario de Obras, siendo tan evidente su corrupción: en Miguel Hidalgo quitó los sellos de clausura a todo lo que su predecesor había castigado por violar la ley, sentencias que estaban ganadas en los tribunales fueron perdidas por cambios en la estrategia jurídica o simplemente por el retiro de la demanda, obtuvo dinero por donde pudo y precisamente por las pruebas que fue dejando terminaron haciéndole manita de puerco para renunciar al PAN ¡y qué bueno que lo hizo! pero es evidente que ha sido tan eficaz en sus prácticas corruptas que por eso lo ponen al frente de las obras de la ciudad. Fernando Aboitiz se encargará de fondear la precampaña de Marcelo Ebrard y eso es grave, porque se están dejando de hacer muchas obras a través de los pagos que se triangulen con las constructoras. Nadie asocia la palabra "decente" con el nombre de Fernando Aboitiz.
La ciudad será mejor, pero si se hicieran las cosas bien, la ciudad sería sorprendentemente mejor, y es increíble que ningún político le apueste a la pulcritud como mejor forma de propaganda, pues en realidad lo sería. Si hoy no tenemos ninguna obra grande, además de la línea 12 del metro, como hace un año estábamos colmados de obras, es porque fue un año electoral y no sólo por la crisis. Las prioridades fueron otras. Las cosas mejoran con muy poquito (están incorporando menos de 500 autobuses, que cuestan menos de 2 millones, es decir, con menos de 1000 millones de pesos están mejorando el transporte de la ciudad, qué pasaría si dedicaran más recursos sólo a crear corredores de calidad).
El rumbo es el correcto, pero no tengo la menor duda de que se puede hacer más.