A veces es un tanto complicado subir una tabla a Blogspot, así que es necesario subirla como imagen, y por tanto si no se ve bien, tendrán que hacer clic en ella y la verán en su tamaño real. Gracias.
De cualquier manera pongo sobre la mesa ¿Qué tan endeudado está el Gobierno del Distrito Federal? ¿Qué tan endeudado está el del Estado de México? y acaso ¿Quién es el culpable?
Este asunto fue polémico durante la campaña. Un spot televisivo cuestionó el creciente endeudamiento de la ciudad. Era del PAN, por supuesto. Un spot televisivo respondió que no había habido tal endeudamiento. Era del PRD. Sara García en versión posmoderna. La abuelita del PRD. Elenita Poniatowska.
Mi opinión ha sido desde hace varios años que si bien hubiera sido ideal un manejo más moderado de la deuda en la segunda mitad de la década de los noventa, y por lo tanto un endeudamiento ligeramente menor que el actual, tampoco creo que la deuda de la capital mexicana sea inmanejable, ni mucho menos que esté fuera de control.
Veamos esta gráfica:
En esta tabla pueden apreciar que de una deuda que estuvo por debajo de los 8 mil millones de dólares hasta 1995, terminó en una deuda más de seis veces mayor en 2001. Sin duda la deuda iba por muy mal camino y se estaban prendiendo los focos rojos. En el mismo lapso disminuyó el endeudamiento del resto de las entidades.
Hacia la primera mitad del gobierno de Andrés López muchos cuestionamos el nivel de endeudamiento de la ciudad, y sobre todo el ritmo que llevaba. Aún así, la solvencia de la capital permitía que el Congreso de la Unión siguiera aprobando el techo de endeudamiento. No obstante, alguien recomendó al Jefe de Gobierno, seguramente, que no se continuara con la expansión de la deuda, porque las calificadoras empezarían a castigar al gobierno del DF y de esta manera elevarían las tasas de interés.
Hacia 2003 la deuda llegó a su máximo histórico en términos reales y ha presenciado ahora un descenso moderado. La deuda al día de hoy es de casi 42 mil millones de dólares.
El Gobierno del Distrito Federal nació con una deuda que no contrajo. La deuda del Departamento del Distrito Federal le fue heredada. Contrario a lo que había sucedido años atrás, durante la administración de Manuel Camacho, cuando la deuda del DDF fue absorbida por la Federación, en esta ocasión la contrajo la Federación y se la heredó a un gobierno local. Buena parte de la deuda tenía que ver con la construcción de la línea B del metro, que tenía una incursión de varios kilómetros en el Estado de México. A pesar de las peticiones que hizo el primer jefe de gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas, con justa razón, le fue negada esta petición y no pudo partir de cero su endeudamiento. El crecimiento más acelerado fue en su administración y no en la de Andrés López, como usualmente se cree.
Finalmente, y más que por un programa de austeridad, AMLO pudo evitar un mayor endeudamiento gracias a que casi no hizo obra. No es la perspectiva que tiene la mayoría de la gente, y en su momento habré de hacer la comparación estadística, pero el hecho de que no hiciera metro le generó grandes ahorros, que pudo destinar a obras espectaculares como el Segundo Piso, el Eje 5 Poniente, el distribuidor Heberto Castillo, entre otras. En tiempos del Departamento del Distrito Federal el presupuesto alcanzaba para metro y para puentes, sobre todo en la administración de Manuel Camacho y aún en la de Óscar Espinosa. Ese fue el verdadero salvamento en las finanzas de la ciudad.
La reciente restructuración de la deuda fue positiva puesto que redujo tasa y vencimientos de corto plazo. Quizá mañana podamos pensar en más deuda, quizá podamos pensar en reducirla. El punto es que el endeudamiento no debe ser satanizado. Permite hacer más infraestructura (jamás debe utilizarse en gasto corriente), más pronto y permitir que el desarrollo económico generado facilite el pago de dicha deuda.
Si algo hay que cuestionar son los años en los que la deuda creció más rápido. Sin embargo, algo tuvo de razón Cuauhtémoc Cárdenas cuando en su momento que la deuda fuera absorbida por la Federación. Es lo único que lo justifica.
Para 2008 el GDF ha pedido que le permitan contratar empréstitos por 1,500 millones. Quizá se lo terminen aprobando. La deuda está dentro de márgenes controlables. El único riesgo será que año con año se pida esta cantidad, con lo cual los préstamos estarán pagando los vencimientos, que son por cantidades muy similares.
No hay un nivel óptimo de deuda, pero éste debería determinarse mediante cierta metodología que demuestre que la contratación de la deuda tiene un rendimiento social positivo en el largo plazo, y sobre todo que garantice que en el futuro inmediato o en el largo no existen riesgos. El déficit del sector público local también es un elemento clave, así que debería definirse una metodología para el cálculo del déficit/superávit de los estados y el Distrito Federal, pues definitivamente no puede ser la misma que se utiliza a nivel nacional.
martes, 11 de septiembre de 2007
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