El gobierno de la Ciudad de México ha anunciado que expropiará algunos predios para allí reubicar a los ambulantes que se retiren. El esfuerzo que hará el gobierno local, sin duda encomiable, me parece que puede ser infructuoso en el largo plazo si no se garantiza que la demanda se trasladará hacia estas plazas, y no que en ellas los ambulantes tengan que pagar más (al pagar la luz, la renta o la hipoteca, el mantenimiento, etc.) con menos clientes. Seguramente sí lograrán que las calles del Centro Histórico se vacíen, pero el esfuerzo dependerá de pactos con los líderes, pero esto no funcionará en el largo plazo si la demanda de las nuevas plazas comerciales es muy baja.
Yo veo dos soluciones posibles al problema de la demanda. Por un lado requerimos plazas especializadas: plazas en las que sólo se venda ropa, plazas de juguetes, plazas de electrónicos, plazas de comida, entre otras. Por otro lado, me parece que en cada una de las plazas debe haber tiendas ancla o servicios ancla. Muchos hemos acudido al centro a comprar distintas cosas en locales establecidos, o bien a realizar trámites o visitar oficinas públicas. Lo que atrae a la gente es, tanto la actividad laboral pues miles trabajan en el Centro Histórico, o un propósito específico que puede mudarse sólo unos metros hacia las plazas comerciales. Quizá esto pasa por fomentar el que debajo de edificios de oficinas haya plazas comerciales, quizá por construir más locales comerciales en instalaciones del metro (sin afectar la movilidad) y quizá también por vincular las plazas comerciales con el entretenimiento.
De las plazas comerciales que se construyeron durante la regencia de Manuel Camacho, las únicas que resultaron exitosas fueron las que representaron un nuevo nicho comercial: los electrónicos, como en la Plaza Meave, originalmente centrados en aparatos de sonido y televisiones, ahora centrados más hacia la computación. La mayoría de las plazas comerciales de aquel entonces se convirtieron en bodegas para los ambulantes. Las plazas están abandonadas, con muy pocos locales abiertos, pero todos saturados de los bienes que venden los ambulantes en las calles de los alrededores de las plazas.
La solución es un esfuerzo para llevar la demanda hacia las plazas comerciales, y no retirar a los ambulantes para que luego vuelvan cuando nuevamente comprueben que sus plazas no tienen demanda.
Mañana seguiré hablando del comercio informal, pero desde la óptica de los tianguis.
Nota: La foto fue tomada de Panoramio, y fue aportada por "SEB REGEON", usuario 152452.
domingo, 2 de septiembre de 2007
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