El bloguero de la megablógolis

se quiere desblogueromegablogolizar,
el que lo desblogueromegablogolizare
será un desblogueromegablogolizador


miércoles, 5 de septiembre de 2007

Mercados Públicos


Hace algunos años se rompió con la tendencia a hacer mercados públicos. Estos mercados, de los cuales los que se hallan en el núcleo más viejo de la metrópolis tienen más o menos la misma forma: un centro en el que se venden sobre todo frutas y verduras, una orilla donde están las carnes, dos orillas en las que están los locales de abarrotes, en el extremo opuesto a las carnes hay una amplia entrada y la venta de flores, si hay pasillos exteriores nos encontramos con tiendas de regalos, papelerías, ferretería, cerrajero y otros servicios, incluyendo un área de comida corrida.
Este modelo más o menos típico de mercado corresponde más o menos a aquellos que fueron construidos antes de 1982. Poco a poco se fue perdiendo la política de mercados, e incluso podría decir que los de las colonias más nuevas no parecen mercado. Son un par de pasillos y lo que encontramos es muy variado.
En todos los casos, los mercados suelen cerrar por la tarde, por algún extraño ordenamiento que les impide dar atención por las noches.
Yo creo que lo que debemos impulsar es la creación de mercados modernos, la ampliación de éstos en colonias con menos de 30 años, la vinculación con servicios bancarios, ya sea mediante terminales punto de venta o directamente con servicios financieros, e incorporar cuestiones recreativas. En todo caso habría que considerar que los mercados operaran con libertad de horario, pero garantizando la seguridad y reduciendo impactos a sus colonias. Antes había un mercado por colonia. La ampliación de los tianguis redujo la participación de los mercados establecidos. No me parece justo que las mejores ventas se las lleven los tianguistas y no los locatarios de mercados establecidos. He platicado con éstos en campaña y es notoria la diferencia: quien no entorpece la circulación y se dedica a un local fijo en un mercado tiene muy pocos ingresos. En cambio los ingresos de los tianguis son superiores. La lección que se lleva la economía y la sociedad es que quien invierte paga muy cara su inversión.
Soy partidario de que muchos de los tianguistas se conviertan en locatarios mediante el impulso para otro tipo de comercios, y sobre todo la ampliación de los mercados. También creo que en distintas partes de la ciudad deberíamos fomentar que haya calles comerciales, es decir, calles que durante un largo recorrido sólo tengan tiendas muy completas que permitan atraer cada día más clientes en forma peatonal. Digamos, como las calles del Centro Histórico. Éstas eran sumamente concurridas cuando la ciudad a penas tenía unos dos millones de habitantes. Bueno pues Iztapalapa tiene casi dos millones y si bien tiene distintas zonas comerciales, no hay un pasaje largo en el que uno pueda hacer recorridos peatonales con fines comerciales. Estoy pensando en el concepto de calles comerciales que podemos apreciar en algunas ciudades coloniales y desde luego en otras ciudades del mundo, y que poco a poco se fortalezca el comercio en pequeño. Estamos en extremos en los que pocos venden mucho caro a muchos, y muchos venden poco, barato a pocos. Los grandes supermercados llenos, las zapaterías, jugueterías, tiendas de ropa, de regalos, vacías, vendiendo productos de poco valor. Hay que llevar el comercio a nuestros vecinos comerciantes y no dejar que el mercado se lo sigan quedando las grandes cadenas. No se trata de combatir a las grandes cadenas, sino de ampliar el mercado y acelerar la velocidad del dinero. Esto implica llevar la economía a todos los rincones y no nada más a las avenidas. Hablemos mañana de la economía en todos los rincones.

No hay comentarios: