El metro de la Ciudad de México estuvo libre de grafiti y scratch por mucho tiempo. Eso lo distinguía de otros metros del mundo, afectados por este fenómeno. De unos años para acá los trenes se han visto afectados por ambos fenómenos y últimamente mucho más por el scratch, es decir, la práctica de rayar los vidrios ya sea en forma directa o a través de un ácido.
Este fenómeno ocurre mucho más en las líneas subutilizadas y subterráneas, como la 6, que en líneas con trenes nuevos, siempre llenas y con tramos exteriores, como la 2.
La autoridad está obligada a cuidar que no siga ocurriendo este fenómeno. Hoy día, tener un sistema de cámaras en cada vagón puede ser sumamente barato. El costo de cada cámara puede ser inferior a los mil pesos, más el costo de conexión y sistematización. En suma estaríamos hablando de un equipamiento muy barato que costaría quizá menos de 10 mil pesos por vagón y menos de 90 mil por tren y algo así como dos o tres millones de pesos por línea. Cada vez que se encontrara un grafiti o scratch nuevo, al término de cada recorrido, el personal de seguridad o de limpieza debería reportarlo, para cotejar los videos con la hora y la estación, de tal suerte que se conozcan los movimientos de los vándalos, en qué estaciones se mueven, cuáles son sus rostros, su horario. El resultado sería que en días se tendrían las primeras detenciones.
Esto será mucho más fácil de operar si todos los vidrios afectados se cambian al momento de instalar las cámaras. Es más fácil evitar el vandalismo si todos los vidrios están bien. Y luego será también más fácil detectar un grafiti o scratch nuevo si el punto de comparación es el buen estado de los vidrios.
domingo, 20 de julio de 2008
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