En unas horas Emilio Álvarez Icaza Longoria estará rindiendo su informe sobre lo acontecido en la discoteca News Divine. Más allá de lo que ocurra en consecuencia, quiero comentar sobre el tema de los derechos humanos.
La tragedia de News Divine pasa por la falta de cultura en torno a los derechos humanos y la percepción generalizada de que a mayor respeto a los derechos humanos mayor delincuencia. Esta afirmación omite, por supuesto, que la violación a los derechos humanos es parte de la delincuencia.
En México no hemos logrado arraigar el respeto a las garantías individuales y en alguna época se le tuvo más temor al delincuente detenido que se auto-golpeaba dentro de la patrulla para reclamar violaciones a sus derechos.
El resultado es que, si bien el país ha mejorado considerablemente en los últimos 20 años, seguimos teniendo violaciones a los derechos por todos los niveles de gobierno. Y en particular en el Distrito Federal este no es un tema superado. Puedo entender que ya no hay tortura física, salvo deshonrosas excepciones, pero sí tortura sicológica. Puedo entender del otro lado, que deben emplearse técnicas persuasivas que procuren la confesión del indiciado respecto a sí mismo o su cómplices.
Lo que exista de avances en esta materia en países con gran prestigio en el respeto a los derechos humanos, debe ser tomado en cuenta en México. Es decir, lograr que el delincuente se incrimine o incrimine a sus cómplices, sin torturarlo física o sicológicamente.
Pero la cultura de los derechos humanos debe estar en todos muy arraigada. En los ciudadanos, para poderlos exigir y defender, y en los servidores públicos para que en todo momento actúen con sensibilidad y respeto a los derechos de los individuos.
La labor no es sólo de las comisiones de derechos humanos. Es de todos.
martes, 8 de julio de 2008
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