El bloguero de la megablógolis

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martes, 9 de septiembre de 2008

Mis posturas

Decía que iba a comentar mis opiniones sobre los temas duros y así lo haré:

-Pena de muerte: estoy en contra de la pena de muerte, no sólo por la postura de defender la vida hasta sus últimas consecuencias, sino porque la medida carece de efectividad, habiendo tanta distancia entre la comisión del acto y el castigo.
Una pena puede buscar cuatro objetivos:
1. Venganza individual o social
2. Retención del delincuente para que no haga más daño
3. Contraprestación por el daño causado (castigo)
4. Persuación a los que están fuera para que eviten entrar a la cárcel
La pena de muerte satisface el deseo de venganza, retine (aniquila) al delincuente para que no haga más daño, es una contraprestación por el daño causado pero no logra la persuación porque no hay la inmediatez necesaria pues se requiere un largo juicio lleno de apelaciones.
Hay quienes refieren que cuidar a un reo sentenciado a muerte es más caro. También se tiene la duda, en algunos casos, de si el reo era realmente culpable.
Tendría menos problema con que se redujeran las penas a los policías cuando su violencia se exceda siempre que esto sea sólo en flagrancia de delitos como el secuestro o el homicidio calificado. Pero aún así, nos encontraríamos con los frágiles límites en los que el policía que se excede no cuenta con toda la información necesaria para que se determine ya sea la flagrancia, el secuestro o el homicidio calificado.

-Matrimonio entre homosexuales y adopción por homosexuales. En sí no tengo problema con ninguna de las dos figuras. En el momento en que reconocemos la primera, reconocemos la igualdad que representa una unión entre personas del mismo sexo y personas de sexos opuestos, por lo que la posibilidad de adoptar se vuelve una consecuencia normal. Sin embargo, en cualquier caso, incluidas personas solas, debe cuidarse que quienes adopten a un niño tengan la preparación para cuidarlo adecuadamente y la capacidad psicológica para transmitirle seguridad y amor. Mi único problema con estos temas es que fueron regulados mediante una ley especial, lo que da un status jurídico distinto. Este tema se debió legislar en el Código Civil.

-Eutanasia. Mi diferendo con el aborto es la incapacidad volutiva del feto. En el caso de la eutanasia puede haberla o no, dependiendo del estado del paciente. Habiendo capacidad volutiva no tengo problema con el tema del aborto. No habiéndola, existen otras posibilidades:
1. Que toda persona esté en condiciones de instruir qué haría en caso de entrar en un coma permanente o algún estado vegetativo que le impida regresar a la normalidad y decidir sobre la continuación de su estado o la interrupción del mismo. En mi propio caso optaría por preseleccionar la eutanasia, sin duda.
2. Cuando la vida dependa absolutamente de un tratamiento, aparatos, medicinas o terapias, éstos se suspendan hasta que la muerte llegue de manera natural. También acepto esta postura.
La gran dificultad, sin embargo, es que en la eutanasia hay una persona humana que debe suministrar la inyección letal o el tratamiento final. Debe haber, desde luego, la posibilidad de objeción de conciencia; pero también hay que prever qué asistencia se da a quienes lo apliquen.

-Aborto. Mi posición es en contra. La vida comienza al momento de la concepción y el definir si la semana 12, la 11 o la 12 con un minuto me parece tan relativo que termina por relativizar la vida y tratar al cigoto como si fuera un protozoario. Entiendo las dificultades de miles de adolescentes, pero esto no se soluciona con abortos sino con educación sexual, y educación sexual no al estilo de Pro-vida o Unión Nacional de Padre de Familia, sino enseñándole sin prejuicios. Si defendiéramos el aborto como una solución a otros problemas, como la delincuencia, tendríamos que aceptar la muerte forzada de drogadictos y malvivientes, y me parece que toda persona tiene derecho a vivir, aún cuando no pueda decidir, aun cuando vaya a nacer en condiciones de pobreza o violencia y aún cuando pueda causar daño a los demás cuando crezca.

-Legalización de las drogas. Tenemos que discutirla. Las prohibiciones no están funcionando. No tengo mayor problema con el daño que se cause una persona a sí misma, en el ejercicio de sus libertades, pero me opongo a que se lo cause a alguien más.

-Rescates. Hay países, como Brasil, en los que el pago de rescates está prohibido y penado. Así se han librado de los secuestros. La mayor dificultad se da con los primeros secuestrados, sin embargo se lograría abatir este delito. Sin embargo, creo que esta medida debería de instrumentarse una vez que los secuestros disminuyeran a mínimos históricos de los últimos años, para afectar a la menor cantidad de familias. Ya instrumentada, existiría la obligación legal de denunciar el secuestro, la prohibición del pago, la congelación de cuentas y la suspensión de negociaciones. Sólo así acabaremos para siempre con este lastre, de lo contrario, el delito estará regresando por épocas a nuestra sociedad.

-Legalización de la prostitución. Es un tema polémico también, pero jamás acabaremos con la demanda, por un lado, y por otro, la falta de regulación no sólo vulnera a quienes la ejercen, sino que además los discrimina, al considerar a la prostitución como una actividad despreciable. No es lo mismo la explotación sexual que la prostitución directa de quien así lo decida. Y desde luego hay que evitar la explotación sexual, es decir el sexo forzado por múltiples técnicas; la prostitución infantil; la pornografía infantil; etcétera.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades por tu artículo. aunque no comparto todas tus posturas, me parece muy bien que las expreses, porque luego ustedes los panistas son como meones de agua bendita.

Lucía Remes dijo...

Es una lástima que al hablar de los objetivos de una pena no consideres (y en general la sociedad no considere) una que tendría que ser fundamental: la compensación a la víctima o a sus familiares. Si bien no se puede compensar del todo el daño que causa quien comete un delito (menos aún cuando se trata de un asesinato), por lo menos se puede intentar disminuir este daño. Esto es relativamente viable en delitos menores como el robo, y sin embargo no se hace.

Roberto Remes Tello de Meneses dijo...

Al anónimo: ¿qué ya así nos llevamos? ¡hay de todo!
A Lucía:
Sin duda tienes razón. En realidad me referí a la pena como castigo, pero la solución pasa por un enfoque holístico de reconciliación, la cual no puede lograrse sin la compensación a la víctima o los familiares. En realidad necesitamos una sociedad perdonando y unos delincuentes arrepentidos, y no tenemos ni una ni otra, tampoco lo buscamos.