Toda discusión moral entra en un gran problema: las reglas de lo moral tienden a ser universales, entonces lo que uno podría reservarse para sí termina exigiéndolo para los demás.
La solución estará en que en la medida en que la moral se asuma como algo individual no tendría por qué haber polémica. Sí la hay, sin embargo, porque hay un bien social que se intenta defender a través de la moral: ya sea las "buenas costumbres" o simplemente la vida.
Y ahora bien también del otro lado, del lado de quienes se oponen a que haya reglas morales universales nos encontramos ataques, discriminación, estigmatizacion, etc.
Por lo tanto, creo que la base principal de una discusión moral es asumir que cualquier punto de vista, así sea la defensa de las buenas costumbres para todos, sólo es un punto de vista que aspira a ser universal pero que no lo es.
Dicho esto concluyo lo que quiero dejar sentado hoy: sea que uno esté a favor de la legalización del aborto, o en contra, como es mi caso, hoy el aborto es legal en el Distrito Federal y como tal la discusión no puede ser si uno son unos "asesinos" y los otros unos "retrógradas mochos". Y aún quien ejerza lo que hoy se convirtió en un derecho, tampoco puede ser tachada de asesina, pues es su circunstancia. Para mí el aborto inducido es la trivialización de la vida, pero para otros esto no es así y suponiendo que mi pareja decidiera abortar -contra mi voluntad- yo no tendría mayor derecho que el de hacer un coraje respecto a lo que mí me afecte y terminar la relación, pero no tratar de representar a Dios y asignar castigos o adjetivos en un papel de juez que nunca me corresponderá.
Civilmente no tengo más que respetar la opinión que no comparto y decir que sólo nos han ganado legalmente, pero que seguimos teniendo el derecho a decirlo sin que se nos censure y careciendo del derecho para censurar a los demás, por opinar o por hacer lo que hoy es legal.
domingo, 7 de septiembre de 2008
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