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martes, 30 de septiembre de 2008

La crisis financiera internacional y el DF

Por alguna extraña razón, cuando las expectativas económicas son muy malas tiendo a mantener el optimismo. Creo que al final de cuentas no me equivoco ni acierto del todo. La economía tiene sus ciclos, aunque en este momento nos encontramos en uno de los peores momentos desde la Gran Depresión. Aparentemente el sistema de pagos internacional está colapsado y pueden venir quiebras en cadena.
México ya lo vivió, pero había un vecino más rico que pudo ayudarnos. Estados Unidos no tiene vecinos ricos que lo ayuden: Europa está afectada, Japón y China también tienen dificultades.
Decía que tiendo a mantener el optimismo: ¿Qué va a pasar? Creo que la caída de las bolsas es temporal, finalmente las bolsas pagan n cantidad de veces el valor de las empresas que allí cotizan. Bajo distintas metodologías hay una valuación de las bolsas y éstas se mueven en una espiral, desde las cotizaciones proporcionalmente más altas, hasta las más bajas, y estamos muy cerca de las más bajas. Puede bajar más, pero no hasta perder todo su valor, puesto que hay un valor físico de las empresas.
El mayor problema sin embargo es la falta de solvencia financiera de las empresas: una no le paga a otra, que a su vez ya no le puede pagar a la otra y así sucesivamente todas van quebrando y por lo tanto se dejan de comprar y por lo tanto se cae la producción, el empleo, el consumo y se paraliza la economía. Ese creo que es el peor escenario.
En unos días tendrá que haber un acuerdo en el Congreso de Estados Unidos para resolver esta crisis, y como dicen algunos, mientras más días pasen más caro será el acuerdo. El acuerdo costará a los contribuyentes y podría tener otros impactos, pero la caída del sistema de pagos (más allá de las bolsas) se contendría en algún punto de los recursos contingentes o líquidos aportados para evitar la profundización de la crisis. En ese punto la confianza deberá estar tocando fondo y cualquier otra cosa que suceda será "ganancia".
El resultado será, evidentemente, recesivo, durante algunos meses, hasta que por fin se encuentre la ruta de la inversión y las oportunidades de negocio (que habrá muchas), la expansión del empleo y el crecimiento económico.
¿Y el DF? Creo que primero mencionaré la influencia que leo en México. Hay muestras de que el crecimiento inflacionario está llegando a su límite. El alza del dólar, que sin duda continuará unos centavos más, ayudará a que las exportaciones no se deterioren tanto. Pero se deteriorarán y con ello afectarán el empleo, más aún en ciudades con fuerte presencia maquiladora. Quiero decir, afectará más a la industria de ciudades distintas al DF, aunque el DF también se verá afectado. La gasolina seguirá con un crecimiento paulatino que impedirá que la inflación baje tan rápido pero se mantendrá en el actual techo inferior al 6%. Pronto habrá presiones sindicales para que las negociaciones contractuales pasen del 5% y resistencia oficial a que esto suceda. Veo más conflictos sindicales el próximo año, algo afectados por el proceso electoral.
El sistema de pagos de México no se ve amenazado bajo un escenario optimista y moderado, sólo en un escenario muy pesimista terminaría contaminándose por la crisis estadounidense. Pero no nos extrañe que las tasas de interés para hipotecas, autos y consumo suban por la falta de disponibilidad de recursos y por la aversión al riesgo de los bancos. Eso hará que la economía de las grandes ciudades crezca más lento que la economía del campo. Proporcionalmente el gasto en alimentos crecerá y el gasto en industrializados y servicios bajará, pero quizá sea menor la diferencia.
En la crisis de mediados de los noventa los más afectados fueron los profesionistas, y de hecho no ha habido una buena recuperación de este grupo social desde entonces. En el DF hay más profesionistas proporcionalmente que en el resto del país, así que podríamos tener una profundización de la crisis del empleo profesional y calificado, más aún si trabajadores emigrados a Estados Unidos empiezan a regresar, los cuales sin embargo podrían tener aportes positivos en la cultura productiva. Más de uno podría volver a México con interés de invertir.
México tendrá que salir adelante con su propio mercado y no tanto con la inversión extranjera o las exportaciones. Eso lo que nos dice es que el impacto será, de nuevo, mucho más fuerte en Guadalajara, Monterrey, Tijuana, Juárez, etc., que en el DF, tal como ocurrió hace 7 años.
Vienen tiempos duros, un crecimiento más lento, pero percibo que el DF se verá menos afectado por la crisis que otras ciudades. Viene poca disponibilidad de empleo, crédito, liquidez, pero mi percepción es que antes de un año las perspectivas habrán cambiado por completo. Podríamos experimentar un muy buen boom económico hacia el final del sexenio, y el DF tendrá una economía con más liquidez y crecimiento.

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