Diferencias abismales son las que yo veo en los gobiernos de Andrés López y Marcelo Ebrard. A estas alturas del sexenio, es decir hace seis años, AMLO nos venía recetando la construcción de los segundos pisos. Hasta ese momento era la única obra importante del sexenio. No sabíamos nada del Metrobús, el Eje 5 Poniente, la construcción del Eje Troncal Metropolitano ni ninguna otra obra con visión de conjunto. El resultado cuatro años más tarde fue desastroso. Una obra monumental quedó rodeada de tráfico para subir y para bajar, y casi cuatro años de obras.
En cambio, con Marcelo Ebrard vemos una tendencia hacia dónde va la ciudad: sin pelearse mucho con grupos políticos que incluso lo apoyan, MEC ha optado por hacer cosas concretas, más allá del reparto de dinero a las personas mayores. El resultado es que la ciudad está llena de proyectos, aún cuando éstos puedan carecer de una visión de conjunto, el resultado de seis años de gobierno de Marcelo Ebrard será un legado de obras completas, necesarias pero no obligatoriamente con inversión privada. El resultado dentro de dos años será muy espectacular: cuatro o cinco líneas de Metrobús, los primeros avances de la línea 12 del metro, los puentes y la rehabilitación del Circuito Interior, entre otras. Esto coloca a MEC muy por encima de AMLO, que hasta el cuarto año de gobierno se dio cuenta de que hacía falta hacer algo por el transporte público.
En este sentido, vamos de gane con MEC. En lo que no, es en su desdén hacia el ciudadano o hacia el habitante de la ciudad. Él es el único testarudo que puede tener la razón ... y eso lo vulnera.
jueves, 21 de agosto de 2008
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