El bloguero de la megablógolis

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sábado, 25 de abril de 2009

Algo grande tiene que pasar en esta ciudad

Algo grande, alguna gran transformación tiene que ocurrir en esta ciudad.
Ayer por la mañana acudí a la Secretaría de Transportes y Vialidad para recoger una información que había solicitado. Ya había acudido en dos ocasiones anteriores, en las últimas semanas, al viejo edificio de Álvaro Obregón. En ambas ocasiones había preferido las escaleras, para visitar los pisos 9 y 11 (más un nivel de estacionamiento) pues la fila para subir al elevador me persuadía. En esta ocasión era menor la fila así que llegué en uno de los dos elevadores en operación (un tercero está en mantenimiento mayor y su puerta está bloqueada por una horrible puerta de madera). Uno de los elevadores tiene una pancarta que dice "máximo 6 personas", el otro advierte para un máximo de 8. Después de dos elevadores pude subir. Al llegar me confirmaron que estaba mi oficio de respuesta acompañado de un disco compacto. Cuando esperaba que me dieran el material me preguntaron por la fotocopia de mi identificación. Obvio, no la traía. Con cara de sorpresa pregunté a qué se refería y me indicaron que era obligatorio, toda vez que salía una información (pública y que desde mi punto de vista tendría que estar en la página de la Setravi). Pregunté dónde debía sacar las fotocopias, me dijeron que desde luego afuera del edificio. Es decir, debía bajar los 10 niveles (repito 9 más estacionamiento), salir a la calle y volverme a formar para subir al elevador. Adicionalmente -pensé- tendría que volverme a registrar, incluyendo mi computadora portátil, que bajé del coche por seguridad -amo esta ciudad-. Intenté un último esfuerzo pasando a saludar a una persona que me había atendido el lunes pasado, para ver si se apiadaba de mí y me sacaba la fotocopia. Negativo. Como siempre cargo un teléfono con internet ofrecí enviar mi identificación por e-mail, pero se negaron. Bajé por las escaleras y no dije nada al salir, así que no notaron que salía con una computadora portátil y no devolví el gafete. Aproveché para ir al banco (cargaba solamente un billete de 500 que me habría sido inútil para pagar 2 pesos de fotocopias) y volví con la copia de mi licencia. Logré subirme en el segundo elevador. No había cola. Al llegar a entregar la copia y recoger mi información estaban atendiendo a una persona que no sé qué tramitaba, pero le indicaron que ciertos documentos sólo se tramitaban una o dos veces por semana y escuché alguna descripción de algunos impedimentos para que ese día él pudiera obtener lo que necesitaba. Salí con mi documento y mi disco compacto -a sabiendas de que no contiene no sólo toda la información que necesito y pedí, sino a sabiendas de que no quieren entregarme toda la información pública que demando aún no a través del InfoDF.
Esta experiencia breve, que me robó unos 15 minutos por la absurda necesidad de tener una fotocopia de mi identificación (en algún momento llegué a pensar que me dirían que la licencia no vale como identificación, como suele ocurrir en algunos lados, pero después recordé que los emisores de la licencia son ellos mismos, es decir, la Setravi), me dejó pensando sobre:
1. La importancia de que las instalaciones públicas estén en buenas condiciones para el buen desempeño de los funcionarios y para la satisfacción de los ciudadanos. Ni lujos ni miserias.
2. La importancia de cuidar los detalles, evolucionar, solucionar. ¿Por qué no recibirme la copia de mi identificación por e-mail? ¿Por qué no escanear mi documento? ¿Por qué no regalarme una fotocopia? y en última instancia ¿Por qué llevar un control de la información que entregan resguardando identificaciones?
3. Un buen gobierno debe cuidar los detalles y estar al servicio del ciudadano.
Mañana debo decirles algo respecto al futuro de este blog.

4 comentarios:

la chica del siglo pasado dijo...

LONOOOL Setravi. Mi mamá lleva un año agarrándose del chongo con ellos.
Y de la tomadura de pelo, sí, huele a tomadura de pelo achicharrado... pero, por si las dudas, cuídate mucho. Y venga eso que nos tienes que decir, pronto.

Un abrazo (sin cubrebocas).

Roberto Remes Tello de Meneses dijo...

Igualmente, un abrazo sin cubrebocas para la chica misteriosa del siglo pasado

Richard dijo...

Me pasó algo similar, en 2002, cuando estaba en México como estudiante de intercambio, en la UNAM (soy Canadiense). Canada inmigrante que no est turista necesita su FM-3, un documento que es como un mini-pasaporte, con foto y todo; había recibido el mio del consulado en Canadá. Una vez en México, uno tiene que ir a alguna oficinia para recibir un cello o algo en ese documento, no me acuerdo que. Creo que era el edifico del SRE, en Polanco, pero tampoco no me acuerdo exactamente, lo siento. En ese documento, hay una hoja que es para tu dirección y número de teléfono mientras que estes en México. Yo escribí en esa hoja, porque, pues, sé donde vivo, no? Despues de esperar como media hora, una señora me vino a ver y me dijo "Porque escribiste en esa hoja?", y yo dije "Pues, porque sé donde vivo". :) Me dijo que no debería, que ellos deben de escribir mi dirección, con maquina, y que ahora, el documento ya no era válido, y tenía que pagar por un nuevo, sacar fotos, fotocopias de todo, llenar el documento con maquina a escribir (por supuesto!), etc etc. Me tardé muchas horas con esa estupidez, y varios viajes a Polanco. Cada vez que iba, faltaba algo: una firme de la UNAM para comprobar que soy estudiante, otra foto extra que no me habin dicho, otra copia de tal documento, etc etc. Muy, muy, muy frustrante. No entiendo porque son así en México... En Canadá, claro que tenemos nuestros trámites, y a veces, surgen casos así que tienes que regresar con algo que falta, pero en México, es una arte.

Roberto Remes Tello de Meneses dijo...

Guao. Pudiste haber inscrito tu trámite como el más inútil: parte se debe a la desconfianza y a un formalismo falso. En Ottawa la gente se acuesta en el pasto frente al parlamento Canadiense, en cambio en México la institución está completamente cercada y en sus alrededores sólo hay pavimento, un par de líneas del metro e inseguridad. Con esas mismas barreras construimos la relación entre leyes y sociedad.