jueves, 30 de abril de 2009
Fin
Mi mayor deseo es que esta emergencia termine lo más pronto posible. Mis opiniones sobre la misma las he expresado en los días previos. Tengo pendiente hablar del futuro de Megablogolis. No urge, en este momento el tema es otro. Dejo de opinar sobre esta emergencia, aquí queda el testimonio de lo que dije, y voy a estudiar lo que sigue: ¿cómo salir mejor y más rápido de la crisis que nos está dejando el estado de alerta? Vienen tiempos muy duros, que parecíamos haber superado. Déjà vu.
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2 comentarios:
Nos hemos topado con el virus de la Influenza A(H1N1), el cual en poco menos de dos semanas ha cambiado nuestra cotidianidad y revalorado la misión de la salud pública. Lo económico, lo social, lo político, la cultura, la ciencia, y el quehacer ciudadano se entrelazan. No puede ser de otra forma, vivimos en una sociedad global.
No en vano, la sexagenaria Organización Mundial de la Salud, define a la salud no solo como la ausencia de enfermedad, sino como el completo estado de bienestar físico, mental y social.
Serenemos el ánimo, para entender el presente y poder enfrentar el futuro.
Mi argumento de que, salvo por lo nuevo, este virus no es muy distinto de la influenza conocida implica que en términos generales nuestra vida no debería cambiar mucho. Quizá termine por ponerme la vacuna actual de la influenza (finalmente he estado expuesto en años anteriores a este virus), sirva o no para la nueva influenza.
Estoy completamente de acuerdo que la salud va más allá de la ausencia de enfermedad, y cuando creo que es urgente la transformación de una sociedad como la de mi ciudad o mi país, es porque veo en nuestro estrés, nuestra violencia, nuestra incapacidad para ponernos de acuerdo en un proyecto de país, nuestra incapacidad para progresar consistentemente, la verdadera enfermedad.
Esta influenza tendrá, seguramente, como positivo que el catarro que ha vivido nuestra sociedad estas dos semanas nos estará purificando. 2007 fue un año difícil para mí y tuve un catarro tras otro ese invierno. En 2008 aprendí a vivir la vida de otra manera y tuve uno de los inviernos más sanos de mi vida. Los catarros son purificantes aunque incómodos. Quiero pensar que ese será el mejor saldo de esta influenza.
Mi pensamiento respecto a lo que ha pasado, cada día es más firme, sin embargo.
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