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jueves, 8 de mayo de 2008

Solucionando el problema del agua

Sabemos que en la Cuenca Hidrológica del Valle de México (no es un valle de hecho, por ser una cuenca, un valle tiene salida de agua), llueve una cantidad similar a la que demandamos los habitantes de la cuenca. Sin embargo, el agua de lluvia la bombeamos junto con nuestras aguas de desecho, al Valle del Mezquital, al norte de la ciudad, y de allí las aguas, provenientes de tres cuencas (Lerma-Chapala, Valle de México y Balsas), van a dar a otra cuenca (Pánuco).
¿Qué sería lo ideal? Lo ideal desde mi punto de vista es que las aguas que llueven aquí, se aprovecharan aquí mismo, mediante un sistema de captación pluvial, tratamiento y potabilización. ¿Cuánto cuesta un sistema así? Seguramente miles de millones de pesos. La ciudad no los podría invertir rápidamente, sino que tendría que ir poco a poco, quizá con varias plantas de tratamiento de agua, un drenaje pluvial en las avenidas que más se inunden, pero tardaría muchos años en completarse.
Mi propuesta es que se realice un plan muy amplio para la recolección, tratamiento, potabilización, almacenamiento y reutilización de las aguas pluviales. Que una vez definido el qué hacer, entonces se licite su construcción mediante un PPP. Es decir, propongo que una empresa privada realice todas las obras necesarias para que esta cuenca aproveche las aguas de lluvia, evitando traer agua cada vez de más lejos, reduciendo si es posible la explotación de la cuenca Lerma - Chapala - Santiago, logrando la seguridad hidrológica de la cuenca, que se construyan reservorios, plantas de tratamiento y potabilización, que se construyan o concluyan los acueductos necesarios, es decir, que se tomen las acciones necesarias por parte de un privado.
Independientemente de la operación privada del sistema de aprovechamiento de aguas pluviales, los gobiernos involucrados (DF y metropolitanos) deberán definir una política de tarifas con visión de largo plazo. La evolución de las tarifas debe ser un proyecto independiente del desarrollo de la infraestructura en el corto plazo, pero que en el largo plazo vaya de la mano con su operación, mantenimiento y expansión.
Es decir, las acciones privadas se pagarían con una renta a los gobiernos involucrados, particularmente el del Distrito Federal, que en un principio implique un subsidio gubernamental para beneficio popular, pero que en el largo plazo construya una política de tarifas que garantice que el conjunto de usuarios pague por el servicio (si bien los usuarios de menores ingresos puedan seguir recibiendo subsidio hasta en tanto lo necesiten).
Esta es una aplicación muy práctica de los PPP. En un lapso de un lustro, la ciudad transformaría su perverso sistema hidráulico en uno plenamente sustentable.

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