Está por iniciar la construcción de la Autopista o Carretera de altas especificaciones de Lerma a Tres Marías, que en esencia habrá de unir a Toluca con Cuernavaca en forma ágil.
Greenpeace destacando entre otras organizaciones ambientalistas está tomando la bandera contra esta vía, puesto que pasará por lo que llaman "El bosque del agua". Desconozco las características específicas del proyecto y qué tanto entrará en el bosque. Lo que recuerdo es que hace unos tres años (en algún momento de 2005) revisé la gaceta en la que se publicaban los proyectos de impacto ambiental a discusión en la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental y vi que había entrado el proyecto. Lo primero que pensé es que generaría mucha polémica. Yo no tenía los elementos objetivos para manifestarme en contra o a favor.
El proceso de aprobación de un resolutivo de impacto ambiental considera, si así lo demanda la sociedad, la consulta ciudadana. No sé si se llegó a ese proceso, lo que sí sé es que el resolutivo se emitió en forma favorable, y esto supone que todos los impactos que pudiera traer la carretera serán compensados por el proyecto mismo.
¿Por qué nadie se manifestó en contra en 2005? ¿Por qué hacerlo cuando las obras están por iniciar? Puede haber sido un descuido de las organizaciones, pero a mí lo que me parece es que en aquel entonces la inversión incurrida era muy baja. En cambio ahora que se tiene el proyecto ejecutivo y que se está por iniciar la obra, la inversión es mucho mayor, hay un concesionario y los costos de cancelación serían mucho más alto. En otras palabras "Vende caro tu amor, aventurera".
Las organizaciones ecologistas que se oponen a esta carretera tendrán quizá razón en los argumentos ambientales, no lo sé, pero más bien dan la impresión de que las manifestaciones de impacto ambiental les importan muy poco. Sin embargo, jurídicamente asiste la razón a quienes impulsan la construcción. Si hay algo que hacer para evitar el daño ambiental, digamos desviando algún tramo específico de la autopista, puedo estar de acuerdo. Con lo que no estoy de acuerdo es que las organizaciones ambientales chantajeen cuando pueden obtener beneficios económicos, siendo que tuvieron la oportunidad de manifestar los argumentos ecológicos en otro momento jurídico. Esa actitud, sin duda, me hace dudar de sus argumentos ambientales o al menos de su interés por la naturaleza.
miércoles, 14 de mayo de 2008
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