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domingo, 18 de mayo de 2008

¿De quién es el Zócalo?


Primero vimos en el Zócalo de la Ciudad de México, la pista de hielo, luego el muséo nómada, como estructuras semifijas, y siempre hemos tenido conciertos, manifestaciones, mantas, carpas, que aunque puedan ponerse y quitarse en unas horas, se han llegado a quedar meses.
¿De quién es el Zócalo de la Ciudad de México? Si de algo estoy convencido es de que el Zócalo es una plaza nacional y no una plaza del Gobierno de la Ciudad. En un Estado ocurriría lo mismo, si el palacio municipal y el de gobierno coinciden en la misma plaza, primero sería del Estado, y luego del municipio. ¿Qué tal que con motivo del Bicentenario el Gobierno del Distrito Federal decidiera montar en el Zócalo
una megaexposición que impidiera la celebración nacional so pretexto del festejo de los locales?
Sin embargo, me parece que el planteamiento es tardío. Por años el Zócalo de la Ciudad de México fue ignorado, porque el Presidente ya no trabajaba allí. El nombre de Palacio Nacional es decorativo, y salvo por el grito y el desfile militar el presidente en turno no lo conocería. Es probable que nuestros presidentes hoy conozcan mejor la Casa Blanca que el Palacio Nacional. ¿Así cómo se puede reclamar?
La pista de hielo fue un éxito, el muséo nómada fue un éxito. Y ahora sale el Instituto Nacional de Antropología e Historia con que le deben pedir permiso. Lo debieron pedir desde los años ochenta cuando se empezaron a realizar conciertos en la plancha del Zócalo. Si fueran un poco más inteligentes, en vez de enfrentarlos se unirían: el INAH anuncia la magnaexposición itinerante sobre los Centros Históricos de México, y construye un museo espectacular, desmontable, pagado con patrocinios, que empiece con tres o cuatro meses de exposición en el Zócalo y luego recorra las ciudades más significativas por el Bicentenario, hasta 2010, y de allí en adelante siga presentándose en el resto de los Estados.
Hace muchos años que el INAH se olvidó de proteger el Centro Histórico. Nadie podía tener un letrero fuera de norma, nadie podía pintar las cortinas de sus locales con colores no autorizados, nadie podía cambiar la imagen de nada. ¿Y ahora cómo está el Centro Histórico? Mantas de colores por todos lados, anuncios más grandes de lo autorizado, cortinas a modo del locatario y no de la imagen colonial. ¿Y se cree el INAH con autoridad para que le pidan autorización para montar estructuras? Y eso, sin mencionar que el propio INAH fue parado por vecinos de Coyoacán cuando construyó su edificio frente al Ex-convento de Churubusco, por hacer una obra más grande de la autorizada por ellos mismos para la zona.
Dan risa. Mejor, como decía, que ellos monten una gran exposición itinerante y se pongan las pilas en lo que han dejado de hacer en el Centro Histórico.

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