El Distrito Federal es una democracia, México es una democracia. La gran dificultad de la democracia mexicana radica en que a nivel nacional sólo dos partidos han gobernado el país, y hay un tercero que cree merecer gobernar México, y que se está arrinconando políticamente porque se encuentra arrinconado por el que en algún momento fue su líder.
Hace diez años estábamos convencidos de que el IFE era un gran triunfo ciudadano ... pero seguía gobernando el PRI. Al ganar Fox, en algún momento todos supusimos que ya teníamos la democracia plena, pero entre que Fox fue tan malo, AMLO tan hábil para posicionarse a nivel nacional, y luego un proceso jurídico controvertido y muy mal manejado (el desafuero), llegamos a un punto en el que una parte de los que estaban convencidos de que ya teníamos democracia llegaron a la conclusión opuesta, y los tenemos con la misma visión que se tenía hace 20 años, pero con las libertades que no se tenían: el acceso a medios, una opinión pública muy crítica, transparencia en la información gubernamental, instituciones ciudadanizadas o autónomas, etc., cosas que utilizan pero jamás reconocen.
La parte contradictoria de todo esto es que los perredistas, los que creen que no hay democracia, gobiernan en el DF con la misma lógica. Yo puedo pensar que es ideal que en una democracia todos los problemas se discutan abiertamente y que lleguemos a un acuerdo, pero como eso no siempre se logra, tenemos la segunda mejor opción, que es conformar mayorías.
El PRD ha contado con mayoría absoluta en tres de las cuatro legislaturas de la Asamblea Legislativa. Cuando no la tuvo siempre acusó a la oposición de estorbarle al Jefe de Gobierno, pero cuando la tiene abandona su espíritu crítico, salvo en esta ocasión, que la mayoría la tiene dividida en dos bloques, uno que defiende todo y el otro que cuestiona todo.
Total que la política es un caos en el DF. Marcelo Ebrard, en su aislamiento, no tiene comunicación con la Asamblea, no se percibe una retroalimentación, parece que la Asamblea se concreta a aprobar el presupuesto y el jefe de gobierno actúa con absoluta independencia el resto del tiempo.
La actitud perversa del bloque perredista opuesto a Marcelo Ebrard, sumado a la mediocridad de la oposición, dan por resultado que mejor MEC ignore a la Asamblea y gobierne solo. Eso no necesita nuestra democracia, pero tampoco deja de ser una democracia por ello.
viernes, 18 de abril de 2008
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2 comentarios:
Hola, de antemano un saludo respetuoso, no se como llegue aqui, pero bueno, he tenido la oprtunidad de leerte y de verdad es de pesimo gusto y mas aun de muy poca inteligencia la manera en la que te diriges y conduces ante movimientos sociales que lo unico que tratan de hacer es evidenciar lo mal que esta esta sociedad, yo no pertenezco a ningun partido pero lo cierto es que tu actuas como un PANista ortodoxo, me recuerdas mucho a la separacion de los negros en EU, en la que los negros eran considerados mas que bestias por ser negros, tu aplicas algo asi como el que piense diferente a mi que soy panista es basura, creo que este país cada vez esta peor por gente como tu, que con la ignorancia marcha con bandera de "todo esta bien", solo te invito a que mires cuantos millones de pobres existimos en este país, y te recuerdo, somos tercermundistas por pensamientos como el tuyo.
Saludos
Jaromil
L.D.G.
Jaromil o chacal:
De antemano te agradezco dos cosas, una que te hayas tomado la molestia de hacer tu comentario, y la otra que tu comentario sea muy respetuoso, pues he recibido muchos que no lo son.
No soy un panista ortodoxo, aunque sí soy panista. Es un poco paradójico que tu comentario quede en un artículo en el que comento que el PAN debería apoyar al Jefe de Gobierno, al cual veo solo. Ciertamente hablo mal de AMLO y de otros.
Lo que expresas de mi supuesta discriminación a todo aquel que no piensa como yo, es curiosamente lo que pienso que ustedes, los que apoyan estas movilizaciones (pues interpreto que las apoyas), a su vez piensan del resto del mundo.
Entre las críticas que he leído respecto a la iniciativa petrolera, están aquellas que cuestionan que no se haya incluido un cambio en la relación con el Sindicato. Por supuesto que lo comparto. Pero resulta que por una regla no escrita, el tema de Pemex no es discutible, puesto que el mandato a la resistencia civil vino antes de que el Senado convocara a una discusión sobre 12 temas. Y es entonces cuando viene la toma de la tribuna demandando la discusión que ya estaba aprobada.
Héctor Larios en alguna ocasión expresó que la reforma podía aprobarse en 15 días. Era su posición. La del PRD es 120 días. La del PRI es 50 días. Una contrapropuesta de Santiago Creel es 85 días. ¿Quién está por el todo o nada? El PRD que dice “120 días o nada”. Y entonces me dices “tu aplicas algo asi como el que piense diferente a mi que soy panista es basura”. Hay quien piensa que la reforma es la privatización del petróleo, o de Pemex, o de la renta petrolera; hay quien piensa que la reforma se quedó corta. Hay quien discrepa de la idea de maquiladoras de refinación, pero simpatiza con todo lo demás. Y hay muchos otros claroscuros. El no aceptar los claroscuros es en sí una actitud intolerante. ¿Dónde dice que el tema petrolero es intocable? Si realmente es intocable ¿por qué no ponerlo en la Constitución entonces? Y además, quien convoca a las movilizaciones, AMLO, escribió en un libro que él proponía que hubiera inversión privada ¿por qué cambió de opinión? La afirmación tendrá todos los matices del mundo, pero hoy en vez de mencionar esos matices se desgarra las vestiduras.
El Estado es el reflejo de la Nación, que somos todos. El Estado se conforma territorialmente por Federación, estados y municipios; y estructuralmente por tres poderes de la Unión. El Ejecutivo, al estar encarnado en una persona, si bien debe representar a todos, es el reflejo del grupo dominante; en cambio, el Legislativo es la representación de todas las fuerzas políticas. Si una fuerza minoritaria quiere que las demás fuerzas tomen una decisión, amagando al Poder Legislativo, eso no puede llamarse más que golpismo. Y siempre seré partidario de que se ejerza la máxima fuerza legalmente posible contra las fuerzas golpistas.
Entiendo que en un momento dado las fuerzas políticas deben ser sensibles de la movilización social. Cuando ésta va en ascenso (como ocurrió de 1985 a 2000), hay que entender los impulsos antisistema como que algo esta mal dentro del sistema. Pero ahora lo que vemos es que no está en ascenso. Que hay miles de ciudadanos, voluntarios y acarreados, movilizándose en las calles PERO QUE NO NECESARIAMENTE SON LA MAYORÍA, al contrario, es evidente que no son la mayoría. Uno ve las encuestas y está muy claro un repudio generalizado a lo que está ocurriendo. Y al año próximo veremos en las elecciones un desplome terrible del PRD.
Si en México contáramos con un partido de izquierda que entendiera que el sistema de libertades no está en juego, que se condujera por reglas democráticas llevadas a buen término, que las instituciones no se ponen en juego, que la discusión sólo es posible por cauces institucionales, yo sería el primero en afiliarme. La realidad es que Alternativa Socialdemócrata y Convergencia por la Democracia serían los más próximos a esto, y sin embargo el primero está en una profunda crisis porque unos se conducen conforme a las reglas democráticas y otros conforme a actitudes corruptas; y el segundo, porque está en la misma convicción que no sólo no comparto, sino que combato, de que se pueden violentar las instituciones para alcanzar un objetivo menor (pues a mí me parece un bien mayor la defensa del país, que la defensa de ideas tan discutibles, como que una reforma petrolera implica la privatización de Pemex).
Y por último “te recuerdo, somos tercermundistas por pensamientos como el tuyo”. No. Somos tercermundistas por muchos factores, entre los cuales está el desorden en todo. Con reglas acordadas por todos que se cumplan sin discusión, habrá desarrollo; aunque entiendo que el desarrollo significa mucho más que el respeto a la ley, que el crecimiento económico o el combate a la pobreza. La posibilidad de que el Congreso pueda ser secuestrado y que las cosas relevantes del país se decidan en las calles, es uno de los mayores diques al desarrollo de México.
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