El Gobierno del Distrito Federal promueve la construcción de un túnel a Santa Fe, desde la zona del Auditorio o incluso desde la zona del metro Chapultepec. La obra, como lo he dicho ya, no me parece mala, pero lo que sí es malo es que se olvide el transporte hacia Santa Fe.
Ahora se comenta que se está analizando la posible utilización de la mayor tuneladora del mundo (dicen los medios que se llama Dulcinea), para hacer un gran túnel de dos niveles que reciba ambos sentidos de circulación; pero ahora se menciona la posibilidad de que haya dos túneles en paralelo que puedan construirse más rápido, básicamente porque la renta de las tuneladoras sería más barata (hay más tuneladoras de tamaño medio) y se rentarían dos.
Yo creo que no hay que descartar dos cosas:
1. Sería también posible utilizar las dos tuneladoras no en paralelo, sino en sentidos opuestos. El avance de cada una es algo así como 10 metros diarios, sin mayores complicaciones en el terreno (acuitardos, piso menos firme, construcciones, etc.), o 300 metros mensuales o 3.6 kilómetros anuales. Esto da una cifra de un año dos meses para hacer un túnel, y otro tanto para hacer el de regreso. Sería una simple posibilidad.
2. La otra, por la que más me inclino, es que el GDF busque una planeación de largo plazo. El uso de estas tuneladoras se abarataría si de una vez proyectáramos las obras subterráneas que requiere la ciudad (metro, otras autopistas urbanas, drenaje, reservorios de agua potable, etc.) y en vez de rentar dos tuneladoras o una gran tuneladora por dos o tres años, se hiciera un arreglo de más largo plazo.
Todos sabemos que uno de los grandes problemas de México es que las obras grandes no se planean, sólo responden a la espectacularidad que busca el gobierno en turno. ¿Cuánto tiempo más debemos seguir así?
miércoles, 30 de abril de 2008
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