El 10 de abril se conmemora un aniversario más de la muerte (asesinato) de Emiliano Zapata. A mí no se me da la lectura de las biografías, en el caso concreto de la biografía de Zapata, debo reconocer que no he leído ninguna. De lo que sé, es que era un personaje muy local, con ambiciones locales, que no se quiso sentar en la Silla Presidencial, y que detrás de él se han erigido mitos que no corresponden al verdadero Zapata.
Resulta que la "guerrilla" mexicana de nuestros días que ha logrado un mayor posicionamiento internacional, el EZLN, reproduce los mitos. Esa guerrilla no es guerrilla, pero hizo de un movimiento local una noticia internacional. ¡Hasta en Italia surgió un partido zapatista!
¿Qué tiene que ver todo esto con la megablógolis? Básicamente reflexiono sobre la propiedad rural en el Distrito Federal. Yo no simpatizo con las figuras jurídicas mexicanas de "propiedad comunal" y "propiedad rural", pues me parecen figuras retrógradas. Lo que conozco de los pueblos del Distrito Federal me resulta muy injusto: quienes tienen derechos ejidales o comunales marginan de la toma de decisiones a quienes no los tienen, así hayan vivido en esos pueblos por décadas.
En términos de materialismo dialéctico, diría que el ejido corresponde a un modo de producción feudal y no a uno socialista, pues hace de los ejidatarios "señores" y a los no ejidatarios "vasallos", y ésto, mezclado con el caciquismo nacional, termina por consolidar una pirámide de estamentos imposible de transformar.
En la Comunidad de la Magdalena Atlitic (esto es, en Los Dinamos), encontramos una cantidad impresionante de divisiones entre los comuneros, donde la dirigencia está aislada de la base de comuneros, pero éstos a su vez están enfrentados a los habitantes históricos no comuneros, que a su vez están alejados de los nuevos habitantes no comuneros. Los proyectos ecoturísticos no cuajan, la tierra es de todos, pero a la vez es de nadie.
Me parece que deberíamos buscar que, sin cambiar el uso de suelo, los terrenos ejidales o comunales dieran más frutos no sólo a comuneros y a ejidatarios, sino a toda la población que habite en la zona. Cuando sea posible, debemos crear Áreas Naturales Protegidas (Los Dinamos no tienen esa categoría); pero cuando no, debemos procurar el usufructo, sin modificar el régimen de propiedad (aunque no me gusta, la idea de fraccionar me resultaría peor), pero haciendo que los beneficios se compartan entre la población (sin distingos entre ejidatarios y no ejidatarios; comuneros y no comuneros).
Por último diré, con plena sinceridad, y sin temor a recibir adjetivos e insultos, que para mí Zapata es más importante como estación del metro y como avenida, que como héroe, porque ha ocupado en la historia de México un lugar inmerecido, causando más daños que beneficios, no por su culpa, sino por la de quienes lo idolatraron más como icono que como historia. D. E. P.
jueves, 10 de abril de 2008
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