El GDF decidió clausurar, de manera arbitraria, las obras del deprimido de Palmas y Reforma. Ninguna obra, en la historia de México, ha sido tan transparente como esta: hubo consulta pública, los planos están internet, durante años se ha discutido sobre la conveniencia o inconveniencia de los deprimidos. En cambio en el Gobierno del DF ocultan los planos de todas sus obras, no las someten a consulta pública, utilizan a los granaderos para iniciar las obras cuando generan oposición vecinal (así lo hicieron en el de La Virgen y Cafetales) y para colmo, en ocasiones hacen los puentes dondo no hacen falta o de la forma más cara, más tardada y menos conveniente, como en el puente de Muyuguardas cuya alternativa era elevar el Periférico y no Cafetales-Muyugardas, de una manera mucho más económica que habría terminado hace un año.
En esta ciudad debe haber transparencia en las obras, en las manifestaciones de impacto ambiental, en el cumplimiento de dichas manifestaciones y certidumbre al momento de que queden aprobadas: si se aprueban se hacen.
Hoy nadie conoce los proyectos de las autopistas subterráneas de Reforma y Luís Cabrera y sin embargo faltan pocas semanas para que inicien las obras. En cambio, un proyecto público, ambientalmente claro, con beneficios concretos, que evitará que los autos circulen de forma masiva por calles secundarias como Sierra Vertientes, enfrenta una oposición seudovecinal, que en realidad está alentada desde la Jefatura de Gobierno.
Que se vaya quien haya cometido el acto arbitrario e ilegal de clausurar una obra que contaba con todos los permisos. Sea quien sea.
lunes, 24 de noviembre de 2008
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