¿Qué haría como jefe de gobierno ante una crisis como esta?

Desde luego que hay que tomar las decisiones más importantes hasta que termine este periodo de turbulencia, pero muchas decisiones sin embargo se tendrán que tomar en medio de la turbulencia.
Algunos países están bajando sus tasas pasivas y eso impactará las activas. Esto podría ser una oportunidad para abaratar la deuda. Si hay deuda en dólares, sin coberturas, habrá un impacto de corto plazo. La lógica me dice que para mantener el dólar a 14 pesos un largo tiempo los equilibrios entre oferta y demanda dejan los capitales en el extranjero, pero México tiene perspectivas de estabilidad, al menos por varios meses más, pese a un contexto devaluatorio como este, impactando, desde luego, en el poder adquisitivo.
Todo quedará tocado por la crisis. Menor actividad industrial es previsible (aunque podría ocurrir el milagro, si se mantiene el alto precio del dólar, que las exportaciones no decaigan e incluso repunten en mercados distintos al estadounidense). Menores ingresos públicos también son previsibles.
La austeridad se vuelve obligada.
Comparto plenamente con el presidente Calderón la necesidad de invertir en infraestructura. Ahora habría que pensar en obras adicionales a las proyectadas, pero los presupuestos no dan mucho margen de maniobra. En la medida de lo posible habría que pensar sacrificar rubros que no darán resultados en el corto plazo (turismo internacional no llegará al DF en mayor proporción que hoy día, así que se podrían posponer gastos promocionales, por ejemplo).
La toma de decisiones será profundamente complicada, pero habrá que reforzar la prudencia, la creación de empleos, la inversión, la búsqueda de mejores tasas, nuevos créditos si son a tasas competitivas, y crear un entorno de crecimiento autocentrado, para que cuando la crisis internacional se supere se vuelvan a fomentar exportaciones, turismo, inversiones, etc. No sabemos cuánto durará esto así que hay que tomar decisiones precisas.
Discutir esto públicamente no es mala opción. Se vale la retroalimentación.