Hacer de la educación sexual un pasquín

La Secretaría de Educación Pública federal está interesada en hacer de la educación sexual un pasquín: los contenidos de los libros autorizados son muy limitados, en cambio cuando se elabora un libro más completo, en vez de tratar de enriquecerlo y discutir puntos concretos, se pide al Gobierno del Distrito Federal que no lo distribuya en las escuelas. El resultado es que ahora este libro se distribuye afuera de las escuelas, por personal del DF, y lo que los niños o adolescentes reciben toma forma de pasquín, y lo ojearán con morbo y no tendrán una complementación en clases. El objetivo de educar mejor en la sexualidad a las nuevas generaciones queda truncado por una visión doctrinaria que se basa en una premisa arcaica: el sexo es malo.
Yo me manifiesto a favor de la distribución y estudio del libro sobre educación sexual dentro de las escuelas, la capacitación a los maestros para tratar estos temas, y me parece que los puntos en los que exista polémica, también debe enseñarse a los niños las bases de la oposición moral que hay detrás: ¿por qué unos cuestionan las relaciones fuera del matrimonio, por qué el cuestionamiento al aborto, por qué la oposición a los matrimonios homosexuales, etc.?
No dudo que en la visión abierta que mantiene la "izquierda" intenten evitar también ciertos temas, pero me parecería más importante buscar que los libros se complementen con la exposición de visiones más conservadoras, en vez de sólo exponer una visión (y forzar a que esta exposición se transforme en un pasquín que se distribuye fuera de las escuelas), o censurar un libro que sin duda es mucho mejor que los limitados esfuerzos federales en pro de la educación sexual.