De 1976 a fines de los ochenta, el salario mínimo se fue deteriorando, posteriormente en los noventa enfrentó una recuperación, para una pérdida súbita de su poder adquisitivo con la crisis de 1995 y finalmenteuna recuperación paulatina pero insuficiente desde entonces. Hoy elsalario mínimo no es más que un referente para las multas y otros pagospero no esta cumpliendo con el objetivo de ayudar a que los trabajadorescuenten con la protección de un salario piso que les garantice susnecesidades básicas.
La política salarial es una política nacional y las entidades no puedenconformar un sistema propio y obligatorio que eleve el salario mínimo.Además, existe el temor justificado de que los incrementos constantes delsalario mínimo por encima de la inflación traerán más inflación, como dehecho ocurrió en los años ochenta cuando más rápidamente se deterioróel salario mínimo real y más arriba llegó la inflación en nuestro país.
La propuesta que hacemos es que aún manteniendo elsalario mínimo, revisado anualmente desde el Gobierno Federal y laComisión Nacional de los Salarios Mínimos, y con crecimientos deseablesligeramente por encima de la inflación, generemos un mecanismo queacelere la recuperación de los salarios reales. Nuestra propuesta es que elGobierno del Distrito Federal, y poco a poco también las autoridades delos municipios conurbados, establezcan un referente salarial distinto quese cumpla de manera voluntaria, pero a la vez mediante incentivosfiscales. Es decir, que sin tener la obligatoriedad que hoy representa elsalario mínimo general, con tres zonas distintas en todo el país, seconforme un salario que aquí denominamos “básico”, que en principiopudiera estar más o menos al doble del salario mínimo, y que poco a pocose convirtiera en el salario más bajo que cualquier empleador pague.
Hoy se paga un impuesto de 2% sobre nóminas, de carácter estatal, quebajo ciertas circunstancias puede bajar a 1% en el Distrito Federal, con incentivos de carácter ambiental. Sin embargo, el Gobierno del DistritoFederal debe gestionar con el Congreso de la Unión el que obtenga lafacultad de elevar este impuesto uno o dos puntos porcentuales a lasempresas que aún cuenten con plazas por debajo del salario básico,además de articular algunas otras políticas que premien la creación deempleos por encima del salario básico, como pudiera ser una certificaciónoficial y ventajas en las compras gubernamentales. Incluso, hoy día lasempresas más grandes suelen pagar a sus trabajadores por encima delmínimo, y no cuentan con incentivos frente a las que escatiman ensalarios.
Tampoco debe escatimarse la posibilidad de estimular tabuladores másestrechos que reduzcan las diferencias entre los empleados de menornivel y los más altos directivos. Sin duda alguna la superación del enconosocial en el que nos encontramos pasa por la superación de ladesigualdad. Hoy vivimos en una sociedad muy desigual que no encuentrala ruta de solución al enfrentamiento entre las clases, y por eso lossecuestros son más violentos, por eso se nos dificultan los arreglospolíticos y en general hemos favorecido el que las diferencias sociales setraduzcan en diferencias idiosincrásicas irreconciliables.
Las áreas dedicadas a la promoción del empleo deben también construirestos esquemas de incentivos para que los nuevos empleos cuenten conmayor poder adquisitivo y reduzcan las diferencias extremas que sepresentan en nuestra sociedad, donde un gerente puede ganar en un día lo que los empleados a su cargo ganan en un mes.
domingo, 9 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario