El bloguero de la megablógolis

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lunes, 18 de febrero de 2008

Problemas de estacionamiento

Tengo una amiga que vive en la calle de Malintzin, muy cerca del centro de Coyoacán. La primera vez que fui a su casa (un departamento en un conjunto grande de departamentos) tenía una reunión, por lo que supuse que los autos en segunda fila correspondían a los asistentes a la fiesta.
He llegado a ir un par de veces más. Siempre hay autos en segunda fila frente al conjunto de edificios donde vive. Los espacios son, evidentemente insuficientes, y además siempre es necesario que para sacar un vehículo, sean movidos no sólo los que están en primera y segunda fila, sino más de uno de los que está dentro.
Me parece que ese edificio es un caso extremo, pero nos dice una cosa: no sólo donde hay bares, restaurantes, oficinas, centros comerciales, hay saturación. También en zonas habitacionales.
¿Qué hacer? Algo ya dije ayer respecto a la Condesa. De Polanco podría decir lo mismo: establecer parquímetros y permitir la construcción de uno o más estacionamientos subterráneos, uno en las inmediaciones de Julio Verne y Emilio Castelar, pero, desde mi punto de vista, sin afectar los parques. En la Zona Rosa esperaría lo mismo: un gran estacionamiento subterráneo, ya sea bajo Niza, bajo Florencia o bajo la lateral de Reforma.
¿Qué hacer en zonas habitacionales? Los costos de un estacionamiento subterráneo en una zona comercial se diluyen entre más gente, pero ello no funcionaría en zonas habitacionales porque el costo se concentraría entre muy pocos participantes.
La solución es, lamentablemente, un poco dura: establecer cobro por estacionamiento en vía pública (parquímetros), y ser estrictos contra quienes se estacionen fuera de la norma (sobre la banqueta, en batería fuera de las cocheras, en segunda fila, en las esquinas). Si bien eso no incrementa los espacios de estacionamiento, sí puede persuadir a la gente para actuar en dos lógicas: reducir la dependencia del vehículo y sobre todo estacionar el vehículo más lejos, que sería la más racional.
Desde luego existe la alternativa de no hacer nada. Si así funciona, ¡¿para qué lo rompes?! Esta no-solución mediocre es una muestra de lo que ha dominado en esta ciudad, las soluciones mediocres para no hacer olas y no generar más conflictos.
Eso sí, habría que generar una discusión entre los vecinos que hiciera ver la importancia de hacer bien las cosas, y los beneficios que se obtendrían en caso de instalar parquímetros y poner orden.

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