domingo, 11 de enero de 2009
Mejorar nuestra convivencia con el patrimonio histórico
Algunos inmuebles de nuestro patrimonio histórico (nacional o de la humanidad) están completamente abandonados, mientras que unos cuantos están muy bien protegidos. Lo ideal sería, desde luego, recuperar todo lo que se ha deteriorado, lo que ha sido copado por la ciudad y poco a poco darles el mantenimiento que requieren y merecen, así como en algunos casos darles perímetros de amortiguamiento urbano mucho más grandes.
En las cercanías del Distrito Federal, en Tetela del Volcán, me encontré la imagen que pueden ver. Al lado del Convento de San Juan Bautista, que es Patrimonio Cultural de la Humanidad, dentro de su polígono natural, no sólo hay algunas casa, también hay una terminal de transporte público. Si bien esto no es dentro del Distrito Federal, no dista de lo que vemos alrededor del Centro Histórico de la Ciudad de México y en otros puntos de la ciudad: La Merced, Tepito y La Lagunilla están completamente absorbidos por la actividad comercial; pirámides del Cerro de la Estrella, fuera de la poligonal del parque, se encuentran grafiteadas y descuidadas; edificios coloniales se hallan olvidados, lo mismo que otros de gran valor del siglo XIX y principios del XX. Algunas colonias como la San Rafael cuentan con un patrimonio arquitectónico valiosísimo pero ignorado.
La Ciudad de México tendría que construir su propia lista y que fuera de la mano de una bitácora interactiva, geoposicionada, con testigos fotográficos, que permitiera identificar necesidades de mantenimiento o recuperación de este tipo de espacios. Independientemente de que debe haber un esfuerzo general para recuperar barrios o colonias completas, me parece que identificando la problemática podríamos hasta encontrar dueño para algunos inmuebles y retomar programas que han sido exitosos en Europa para la recuperación de castillos: permitir la propiedad de inmuebles históricos o el usufructo, según convenga, pero permitir también el acceso al público a los espacios. Quien tiene un castillo no lo puede cerrar al público, pero vive en un castillo que en su momento le salió muy barato.
Lo que haya que hacer en concreto, las figuras jurídicas y financieras que se utilicen, habrá que encontrarlas de acuerdo a lo que mejor beneficie el cuidado de estos inmuebles. Pero de lo que no tengo la menor duda es que tenemos una labor titánica en frente. No podemos permitir que el caos de esta ciudad deje en el olvido 700 años de historia. Y hay que empujar programas en este sentido.
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