El 5 de julio también tenemos la alternativa de pegar un Post It en la boleta: tanta sociedad como sea posible.
Una de las cosas que más molesta a los ciudadanos y los políticos parecieran no saberlo, es la parafernalia de los actos gubernamentales. Desde el jueves me topé con cuadrillas de trabajadores en la calle que une mi casa con la avenida más cercana. Unos pintaban los topes (hubiera preferido que los quitaran), otros pintaban banquetas, y otros señalizaban la división de carriles. Adicionalmente había una grúa cambiando luminarias. De pronto, el mantenimiento que no le habían dado a la colonia desde que Heberto Castillo tomó posesión como delegado, llegaban de una sola vez. Mi presentimiento: primero va a haber algún acto de la colonia con el delegado, y luego habrá algún acto del candidato del PRD. Lo cual no ha ocurrido (todavía).
Lo que hubo este sábado fue un acto ridículo por varias razones. Era un concurso de grafiti (también pintaron la cancha de fútbol rápido para que los grafiteros pudieran hacer su trabajo justo en las paredes recién pintadas ... de color vino, siendo más barato el blanco, pero en fin). El concurso comenzó con un acto sencillo pero con escasa participación. Estaban los grafiteros, estaba la Banda de Niños de Iztapalapa interpretando -tocan bien los niños- Pompa y Circunstancia y algunas piezas mexicanas, había algunos familiares y algunos funcionarios. Muchos policías.
Me percaté del evento cuando a una patrulla se le ocurrió cerrar la calle. ¿Quién vino? me pregunté. No sé si vino la Secretaria de Cultura, Elena Cepeda, o alguna directora general de la delegación, o quién pero el lugar no requería un cierre de la calle, ni por la asistencia, ni por el hecho de que el acto se realizaría en la cancha de futbol rápido. Nadie hizo caso a la patrulla y como podían se le metían y seguían pasando.
Dos horas después pasé y los chicos, a pleno sol, pintaban sus grafitis. En las fotos que presento los pueden ver uniformados de playera verde. La música se modernizó cuando se fueron los funcionarios.
Cuando me acerqué vi empleados y policías preocupados porque todo saliera a la perfección para sus jefes. "Acompaña a la Licenciada" escuché decir a alguien cuando una mujer se dirigía no sé si a la tienda o a su auto. Vean en las fotos la cantidad de autos oficiales y la cantidad irrisoria de asistentes al acto.
Vean todos los absurdos que yo percibo:
1. Los funcionarios están por encima de todo, y cuando un cacagrande tiene un acto público hay que mostrarle que todo está bien: pintar, remozar, barrer, etc.
2. Los funcionarios están por encima de todo, y cuando un cacagrande tiene un acto público hay que cerrar la calle para que se sienta su fuerza.
3. Los funcionarios están por encima de todo, y cuando un cacagrande tiene un acto público hay que organizar los eventos acorde a sus necesidades.
4. ¿Qué tiene que hacer una banda de niños en un acto de grafiteros? ¿Pompa y Circunstancia con grafiti? ... se necesita ser imbéciles.
5. ¿Grafiteros uniformados? Lo único que están haciendo es tener grafiteros oficiales y grafiteros furtivos. Si lo que quieren es encausar a los grafiteros furtivos primero hay que disfrazar a los cacagrande de ciudadanos (lo cual es complicado).
sábado, 13 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario