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sábado, 5 de enero de 2008

Carmen Aristegui y la libertad de expresión

En su artículo de ayer en REFORMA, Carmen Aristegui plantea la necesidad de defender la libertad de expresión y comenta el caso de unos intelectuales que se sumaron a la serie de controversias constitucionales -desechadas por notoriamente improcedentes- en torno a la reforma electoral. Y hace incluso el comentario siguiente:
Los intelectuales reclaman con su recurso -bajo la batuta legal de Fabián Aguinaco- que se reduce el campo del ejercicio de la libertad de expresión de las ideas, así como de la libertad para deliberar... arrancando y eliminando de dicha esfera el derecho de los quejosos para acceder a los medios de comunicación con igualdad y equidad. No poder comprar spots, dice Aguinaco, restringe sus derechos "...al gobernado, al hombre de la calle, al intelectual y al campesino". ¿De veras creen que un campesino o ciudadano de a pie iba a comprar spots en el Canal 2 para hacerse escuchar?

Un campesino no podría comprar individualmente spots en horario AAA, como tampoco lo haría un empresario individualmente. Quienes financiaron la campaña mediática por la institucionalidad (estrictamente no era contra el Peje, pero como éste ya mostraba signos de anarquía, por supuesto que le quedaba el saco) fueron las cámaras. Los sindicatos también podían hacerlo, pero resulta que han optado por medios más baratos para denostar opositores y esos no han quedado prohibidos.
El Cinicato de flojos de Luz y Fuerza del Centro fomenta el uso propagandístico de instalaciones y vehículos contra el gobierno en turno, así como los puentes peatonales y vehiculares que tienen cerca. Para unos la campaña del Consejo Coordinador Empresarial habrá causado daño, para mí, el uso faccioso de instalaciones y vehículos oficiales causa un daño muy grande, porque ya nos acostumbramos a ello, y porque vulnera la libertad de expresión de quienes estamos a favor de ciertas políticas (desde luego la modernización, no necesariamente privatización, de esa cueva burocrática que da luz con tensión y cobros muy variables). El Sindicato Mexicano de Electricistas no ha sido el único, el de tranviarios hace lo mismo, los sindicatos de la Federación y del DF también ocupan los espacios con fines de propaganda contra el "PRIAN", como ellos le llaman, y contra el gobierno en turno.
Yo sí creo que la reforma electoral vulnera garantías individuales (y también creo que dentro de la Constitución éstas deberían estar en un nivel superior, que permitiera promover controversias constitucionales por reformas a la Constitución que afectaran los artículos en los que se defíendan las garantías básicas).
La pelea que defiende Carmen Aristegui por la libertad de expresión supone la ausencia de ésta. Nada más falso. La libertad de expresión existe en este país y es muy amplia. Desde luego que existen límites fácticos acotados por poderes fácticos. Cualquiera se puede parar en el puente peatonal que está frente a Los Pinos con una pancarta que insulte a Felipe Calderón sin ser reprimido o cuestionado, pero no ocurre lo mismo en Ciudad Victoria, en Xalapa, en Oaxaca o en Toluca, eso sí.

Y ciertamente la libertad de expresión no acaba en el gritoneo hacia la autoridad. Hace mucho más daño la denuncia concreta de un acto ilícito o un negocio ilegítimo, que gritarle bastardo a un gobernador. Eso fue lo que ocurrió con Lidia Cacho. Y no sólo se le pudo reprimir, sino que además quienes lo hicieron resultaron impunes gracias al muy eficiente cabildeo de Manuel Bartlett ... quien también cabildeó el rechazo de la corte a la Ley Televisa.
No seamos ingenuos. Nada es gratis en la vida. Y los actores relevantes representan intereses, incluida Carmen Aristegui, y la libertad de expresión puede estar garantizada pero un medio puede dar eco de algo o no. Supongo que nadie recuerda un artículo de Carlos Castillo Peraza en el que relacionaba el ascenso de Lázaro Cárdenas a General con el asesinato de Venustiano Carranza. Nadie le dio eco. Y todos recordamos cómo “Serpico” dejó de dirigir el Registro Nacional de Vehículos cuando los medios dieron eco a las denuncias de exiliados argentinos. A nadie le importaba tanto Ricardo Cavalho como combatir el RENAVE, había más intereses en torno al RENAVE, que la heroica defensa de los derechos humanos.
No nos dejemos llevar por el canto de las sirenas. Carmen Aristegui sí es una buena periodista, pero que no se quiera convertir en adalid de la libertad de expresión. Seguirá en CNN, en Reforma y seguramente en otra estación de radio, precisamente porque hay libertad de expresión en este país. Más atacaba a Televisa trabajando en Televisa Radio, que al gobierno. Hay límites, y éstos no vulneran la libertad de expresión.

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