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jueves, 3 de enero de 2008

Cambio climático y emisiones por gasolina


El cambio climático está vinculado a distintas emisiones a la atmósfera, desde bióxido de carbono, hasta gases como el metano, los CFC, y otros más. Y las fuentes pueden ser los tiraderos de basura, las granjas, la industria, las plantas productoras de energía eléctrica, los combustibles vehiculares y la producción o el uso de algunos químicos, entre otras fuentes.
El esquema actual de bonos de carbono uno puede cambiar sus emisiones actuales por la captura de otras emisiones. Es decir, existe la posibilidad de reducir o cancelar emisiones a la atmósfera en otro punto, para compensar las emisiones propias. Yo poseo un vehículo de 6 cilindros un poco tragón de gasolina. Mi vehículo emite unas 7 toneladas de bióxido de carbono (CO2) al año. Por tal motivo decidí apoyar la captura de su equivalente en gas metano y obtuve los bonos de carbono correspondientes. De esta manera, si bien mi vehículo sigue emitiendo las mismas 7 toneladas al año, en otro lado estoy ayudando a la captura del equivalente a 7 toneladas de CO2 en proyectos de captura de gas metano.
Mi esfuerzo costó sólo 56 dólares. Esas 7 toneladas suponen un consumo de varios miles de litros al año de combustible, unos 7000 tal vez. Si dividimos los 56 dólares (que no sólo suponen el pago de los bonos de carbono, sino su administración, y el envío de una playera y un portaplacas) entre 7000 litros, tenemos que cada litro estaría teniendo un sobreprecio de .008 dólares por litro, o sea, unos 9 centavos de peso mexicano por litro. Con un mínimo sobreprecio de 9 centavos, equivalentes al 1.28% del precio actual de la gasolina, obtendríamos suficientes recursos para financiar la captura de carbono. Es posible que si este sobreprecio se estableciera de manera generalizada se encarecería también la captura de carbono, pero nos indica al menos por dónde deberíamos empezar.
Lo que está ocurriendo es que el hecho de emitir gases a la atmósfera por la conducción, está dañando a todos y es una actividad hecha por una minoría. La gasolina, al menos, debería cobrar a esta minoría por los daños potenciales de su acción. ¿Quién pagará la reconstrucción de los pueblos y ciudades arrasados por crecidas e inundaciones extraordinarias, desgaje de cerros, epidemias, pérdida de especies, pérdida de las cosechas, etcétera? Ya deberíamos empezar a pensar en que los combustibles lleven implícito ya sea el costo de mitigar sus impactos, de capturar sus emisiones o compensarlas, o de remediar sus daños.

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