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jueves, 3 de marzo de 2011

¿Es la libertad de expresión la que está en riesgo, o nuestra inteligencia?

José Alberto Márquez Salazar
(Colaborador invitado)


El día que fue exhibida a todo público y por primera vez la película Rojo Amanecer – que relata los algunos de los acontecimientos del 2 de octubre de 1968, algunos medios de comunicación manifestaron abiertamente su preocupación porque el público asistente fuera a realizar desmanes. Lo cierto es que no ocurrieron grandes incidentes salvo algunas mentadas de madre o insultos al régimen, al PRI y sus políticos. Era un país que apenas marchaba sobre las ruedas de la transición y, todavía, el monopolio de los medios era controlado de diversas formas: controlando el papel, las concesiones, la publicidad, etcétera. Y eran tiempos también, en los que Carlos Salinas de Gortari buscaba una legitimidad que no había obtenido en 1988, por esa razón el mismo cine mexicano proyectaba una nueva era con actores que habían sido críticos y con películas que abrían y proponían temas antes no exhibidos en las salas. Aunque muchos la habían visto en copias La Sombra del Caudillo todavía permanecía “enlatada”.

El día de ayer, un comunicado oficial de la Secretaría de Gobernación dio cuenta sobre la suspensión provisional de la exhibición de la película Presunto Culpable. Este es el cuerpo del boletín:

“El día de hoy, la Jueza Décimo Segunda de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal, licenciada Blanca Lobo Domínguez, notificó a la Secretaría de Gobernación haber concedido la suspensión provisional de la autorización de exhibición comercial del documental “Presunto Culpable”, con motivo de una demanda de amparo interpuesta en contra de actos de autoridad emitidos por la Dirección General de Radio Televisión y Cinematografía, entre otras instancias.
 
La Secretaría de Gobernación, a través de la Dirección General de RTC cumplimentará en tiempo y forma dicha resolución judicial en el ámbito de sus atribuciones y atenderá el procedimiento judicial correspondiente para acreditar la legalidad de sus actuaciones.
 
Cabe señalar que el pasado 1 de febrero, la Dirección General de RTC autorizó y emitió la clasificación “B” (recomendada para adolescentes mayores de 12 años) a la película denominada antes mencionada, cuyo estreno comercial se llevó a cabo el 18 de febrero.”

Sorprende la incapacidad de comunicación que tiene un organismo como la Secretaría de Gobernación, encargada de generar gobernabilidad en el país. Es claro que el mensaje es la suspensión provisional de la película, pero no se dice quién solicitó el amparo, por qué motivo y porqué se resolvió así.

Inmediatamente la información motivo una serie de sospechas –en el país del sospechosismo, diría Santiago Creel- sobre una posible censura. En tanto algunos medios de comunicación informaron sobre las declaraciones que los realizadores del film hicieron en sus cuentas de twitter, hoy el periodismo parece hacerse desde ahí, El Universal logró entrevistar a un productor asociado, Nicolás Vale, quien afirmó que “la suspensión de su exhibición comercial no es un acto de censura, sino de desesperación, ante la evidencia del sistema judicial en el que estamos.”

Al margen de que la película exhibida solamente reafirme las circunstancias de un aparato judicial corrupto, burocrático y delincuencial –cosa que muchos sabían de primera mano al sufrir sus indolencias- la película se había colocado en la cartelera bajo la plataforma del morbo y se había convertido ya en un fenómeno. (Recomiendo una crítica certera de Fernando García Ramírez escrita sobre el largometraje en http://www.letraslibres.com/blog/blogs/index.php?blog=14. Crítica, que no está de más decirlo, también recibió muestras de intolerancia sobre los comentarios).

Y es que así andamos en México, de chisme en chisme, de sospechosismo, de conjura en conjura y el boletín de la Secretaría de Gobernación atiza el fuego sobre una película que es confirmación de lo que todos sabemos, pero no nos atrevemos a decir claramente. Pero hay más aún, luego de la película, hasta los jueces del TSJDF fueron a verla en exhibición privada, no se ve cómo se restituyan esa y otras justicias más pendientes.

Hace menos de un mes fue Carmen Aristegui y MVS quienes montaron una exhibición sobre sus problemas y los problemas de los poderes facticos que hay detrás de ellos; hoy, Presunto Culpable es un nuevo tema para volcarnos a defender la libertad de expresión sin detenernos a definirla y entenderla bien. En tanto, otros problemas más serios siguen andando sin que logremos detenerlos.

La libertad de expresión, ese derecho inalienable –decían los clásicos- debe ser defendida, pero también debe ser bien definida y alejada de las tentaciones de convertirla en objeto de la lucha política que tienen los grandes grupos empresariales y políticos que poco se preocupan por el ciudadano.

El desaseo con el que el gobierno federal se maneja –aún cuando tenga una base jurídica sólida- puede llevar muchas confrontaciones estériles acelerando un proceso político electoral que sigue sin pintar para nada bueno.

jamsalazar96@gmail.com
http://pensar2018.wordpress.com/

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