La militancia en México es realmente de risa. En el PAN, somos realmente pocos. En el PRI, no son ninguno: tienen una élite partidista divorciada de una militancia inexistente, acaso ligada a dos o tres organizaciones caducas. En el PRD tenemos la mayor militancia, pero muy ligada a liderazgos caciquiles. Me refiero al DF y me refiero a una militancia en general poco participativa y divorciada del resto de la sociedad.
Yo simpatizo más con esquemas de otros países en los que, por ejemplo, los ciudadanos pueden y deben elegir, no sólo entre el partido, sino entre los candidatos. Es decir, el día de la elección no sólo se vota por el partido, sino que en el recuadro correspondiente hay una serie de opciones de candidatos.
En Estados Unidos, por ejemplo, cuando uno se registra como votante puede escoger un partido con el que simpatiza. Esto le permite votar en las primarias de los partidos.
Hoy vemos la ciudad tapizada de mantas que no nos dicen nada. Rostros y nombres, lemas y colores. Pero no hay una verdadera participación de la sociedad. A mí me parecería bueno que empezáramos a construir algo más participativo, donde cada quien vote con el partido de su simpatía en las elecciones primarias, pero que sólo vote en un partido. Eso haría a los votados mucho más cercanos desde esta época del año y no nada más en los últimos dos meses.
Creo que es importante discutir tanto el tema al que me refiero, como al mugrero que causan las campañas. Me considero también culpable en lo que a mí corresponde, pues en 2003 fui candidato y colgué mantas, pegué carteles y repartí volantes con mi foto, mi nombre, mi sonrisa y una que otra propuesta.
lunes, 9 de marzo de 2009
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