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jueves, 14 de abril de 2011

Las campañas de la postdemocracia

Por Alberto Márquez Salazar
Colaborador de los jueves

En su importante libro Postdemocracia, el sociólogo británico Colin Crouch, describió algunas de las características de ésta relacionadas con el procedimiento electoral: a través de las campañas publicitarias el sistema manipula a la población y los partidos políticos para elegir a sus candidatos con base en el marketing; los programas de los partidos políticos quedan de lado y se empobrecen frente al uso de las técnicas de manipulación de la opinión pública; y el debate lectoral se convierte en un espectáculo donde dos equipos expertos en técnicas de persuasión compiten para hacer ganar a una figura.

México parece haber finalizado con el camino a la democracia, por imperfecta que ésta nos parezca, y hoy nos encontramos en terrenos donde la apatía de los ciudadanos y su desconfianza en los políticos es caldo de cultivo para la concentración del poder y ejercicio de las decisiones en un pequeño grupo o élite. Por esa razón, el discurso ciudadano crítico y propositivo es visto por los mismos sujetos políticos como “una conspiración” de sus contrarios.

Aún es muy temprano para ir delineando cuáles serán las estrategias que seguirán cada uno de los precandidatos a la presidencia de la República en México, aunque estoy seguro de que al permear –como desde hace más de dos décadas- las técnicas “estadounidenses” de marketing político, varias de las campañas se basarán en ellas. Lamentablemente, ante la necesidad de la conservación del poder, la mayoría de los partidos, grupos o personajes políticos, hará uso de esas técnicas dejando atrás herramientas o instrumentos de comunicación que son efectivos, pero que parecen no estar con el desarrollo de los tiempos. Ningún pre candidato o candidato dirá estar en desacuerdo con algo en lo que supuestamente la mayoría de la gente “cree”: el subsidio creciente del transporte público, por ejemplo. Recordemos que en la elección de 1997, Carlos Castillo Peraza fue capaz de burlar las partituras del marketing que le habían diseñado, y dijo NO cuando quería decir NO, pero eso lo hizo disminuir su nivel de aceptación.

Quisiera que alguien en este momento recuerde exactamente una obra o propuesta “original” consolidada que defina la idea de gobierno del gobernador Enrique Peña Nieto o de Marcelo Ebrard, dejando de lado los programas ya establecidos e impulsados por administraciones anteriores. Creo que no hay muchas ideas claras porque todas se pierden bajo las notas “publicitarias”.

Dos instantáneas:

“Intentemos realizar un experimento por la paz”, fue el nombre del artículo escrito por John F. Kennedy en 1945 donde expuso el inicio de una carrera armamentista entre EUA y Rusia. “La democracia duerme mal en un campo armado”, escribió y prácticamente eso lo introdujo de lleno a una carrera política que cumpliría el viejo sueño de los abuelos Patrick Joseph Kennedy y John F. Fitzgerald.

John, nieto, escribió en ese 1945, diecisiete artículos para el Chicago Herald American relacionados con asuntos exteriores, especialmente sobre la Unión Soviética y fue también cuando decidió dedicarse al “servicio público”. Tras quedar vacante el Undécimo Distrito Electoral en Boston, John F. Kennedy fue impulsado por un grupo de amigos y su primo Joe Kane de participar en la elección. Sin embargo, John no tenía como método repetir la vieja forma de hacer política: retraído, prefería estar lejos de la gente, no se mezclaba fácilmente con ella y no era un gran orador. Pero, a su favor tenía un carácter fuerte y seguridad que hacía pensar en una persona mayor, además de ideas claras sobre lo que debería hacer en el Congreso.

Dada el desapego regional que tenía Kennedy, las principales críticas que surgieron para su candidatura fueron esas, su ausencia de experiencia en materia administrativa y el pecado de ser el hijo de una familia rica.

Señalan los asesores de esa primera campaña de Kennedy que los principales obstáculos que lograron vencer fue ese desarraigo que mucha gente veía en él. Los asesores tuvieron que crear un vínculo entre él y la gente de Boston y formular una estrategia para vencer la apatía que se podría presentar en las elecciones primarias. Se formularon entonces varias propuestas: presentarlo como una renovación frente a la generación de políticos ya mayores; como un joven comprometido con su país desde la guerra y lo obligaron a establecer contacto con la gente. Kennedy tuvo entonces que recorrer los bares, las cantinas, fue a los muelles, a las fábricas para encontrarse con la gente; llamaba a todas las puertas y todo el día lo dedicaba a establecer dialogo con la gente que estaba sorprendida, pues nunca antes un candidato se había cercado de esa forma a ellos.

El 5 de noviembre de 1946, el partido demócrata, que postulaba a Kennedy, sufrió una gran derrota electoral: En Massachusetts, perdieron un escaño en el Senado y la gubernatura, pero John obtuvo 69,993 votos frente a los 26,007 de su contrincante republicano. Inició entonces una era nueva para la política norteamericana y para la forma de comunicación entre candidatos y electorado.

En 1973, William J. Clinton impartía clases en la facultad de Derecho de la Universidad de Arkansas. Además, brindaba asistencia letrada gratuita y realizó algunos informes para el Tribunal Supremo, entre ellos uno antimonopolio. Su primera aparición como abogado fue la defensa que hizo del congresista Steve Smith por una disputa electoral en el Madison County, donde el tribunal estaba completamente copado por los demócratas.

Ese mismo año, Clinton fue invitado para ser asistente de John Doar, quien acababa de ser nombrado abogado principal de la investigación del Comité Judicial de la Cámara para determinar si Richard Nixon debería ser sometido a un impeachment, una especie de juicio o proceso que se sigue en el Congreso y que puede derivar en la inhabilitación o destitución de funciones. Sin embargo, junto con Hillary, había decidido buscar un lugar en el Congreso por el Tercer distrito de Arkansas.

Esa decisión lo llevo a iniciar una ardua campaña diaria que consistía en recorrer todos los pueblos y condados del Distrito para establecer contacto “cara a cara” con todas las personas y ganar su voto. Además de recorrer pueblos y condados y de seguir impartiendo clases, Clinton dedicó una parte del tiempo a buscar financiamiento para su campaña.

El 25 de febrero de 1974 anunció formalmente su candidatura y dos meses más tarde definió sus primeras ideas políticas como candidato: llamó a formar un Congreso fuerte que protegiera a los ciudadanos contra la concentración del poder de la administración republicana y a limitar los intereses económicos aliados a ella.
Clinton y su equipo consiguieron un importante apoyo económico-político cuando la AFL-CIO, la federación de sindicatos de EUA, y la Asociación para la Educación de Arkansas, decidieron darle su respaldo. Clinton ganó las primarias en junio con un margen importante, 69 contra 31 % de los votos, pero la elección contra los Republicanos sería otra cosa.

La campaña por el escaño en el Congreso dejo ver la claridad de planteamientos y conocimientos del equipo de Clinton sobre Arkansas: diseñaron una estrategia de panfletos que aparecieron semanalmente durante las últimas seis de campaña donde se describían temas desconocidos para la gente como el derecho de los mineros a recibir ayuda gubernamental por contraer una variable de antracosis.

Clinton y su equipo también formularon las tesis que defenderían durante los más de veinte años siguientes: “sistema de impuestos más justo, un programa de cobertura sanitaria pública nacional, fondos públicos para las elecciones presidenciales, una burocracia más ligera y eficiente, más fondos federales para la educación y la creación de un Departamento Federal de Educación” e incentivos para el ahorro de energía y para el uso de energía solar.

Clinton perdió la elección con un 48% a favor frente a los 52% de los republicanos. Sin embargo, logró en 1983 ser el gobernador de Arkansas y se convirtió en el presidente más joven de los Estados Unidos durante los períodos 1993-1997 y 1997-2001.

¿Cuáles son las principales ideas o propuestas de gobierno nacional, de política pública, que definen a los próximos candidatos? Esa es una idea que puede determinar que nuestra democracia sigue vigente y no caiga en la apatía frente al descrédito de los políticos.

jamsalazar96@gmail.com
http://pensar2018.wordpress.com/

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