En las últimas semanas he estado dando vueltas al tema de San Lázaro. ¿Qué hacer con San Lázaro? Es un buen ejemplo del caos nacional. Simbólicamente el presidente (Palacio Nacional) le da la espalda al Congreso (Palacio Legislativo) que además queda encerrado entre un barrio olvidado, dos avenidas y un puente que lo separa de un parque. En los alrededores tenemos 3 líneas del metro y la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO). También se halla la histórica cárcel de Lecumberri, hoy convertida en Archivo General de la Nación, y el Palacio Judicial. En el caso de las estaciones Candelaria y San Lázaro de la línea 1, tenemos la obra de Félix Candela, destacado arquitecto Español - Mexicano del siglo XX. La TAPO es una obra arquitectonica importante también, y me agrada igualmente la estación San Lázaro de la línea B del metro. Sin embargo, todo está desarticulado.
Uno de los elementos que me ha resultado más absurdo de la zona, es su desvinculación con el Centro Histórico, pese a su cercanía. Caminar desde San Lázaro hacia el Zócalo es una acción arriesgada: el barrio de la Candelaria de los Patos no tiene muy buena fama y entre Congreso de la Unión y Circunvalación hay inseguridad. El Congreso no tiene una plaza que permita la observación, no tiene un espacio de apropiación por parte de los ciudadanos. El Congreso tiene enfrente una estación del metro superficial, que para colmo es la línea más subutilizada. Varios proyectos con mucha menor inversión han logrado superar los aproximadamente 90 mil pasajeros que llegan a la línea 4. Los trolebuses de Eje Central transportan 115 mil pasajeros. La línea 2 del Metrobús tiene ya más de 150 mil pasajeros, la 1 supera los 350 mil. El tren ligero sobrepasa los 100 mil pasajeros.
¿Qué hacer con la línea 4 del metro? ¿Qué hacer con el espacio público en un área tan acorde con el orgullo que tenemos de nuestro Poder Legislativo? Dignificar San Lázaro, convertirlo en un gran espacio público en el que se mueven decenas de miles de pasajeros al día, para darle vida y fuerza a un Congreso que debiera ser orgullo de todos los mexicanos y no el patio trasero del Palacio Nacional.
Tengo claro que la avenida Eduardo Molina, detrás del Palacio Legislativo, tiene que ser rediseñada para que los autos pasen a una velocidad moderada, sin riesgos, con señalización y con un gran paso peatonal a nivel entre los puntos más importantes de la zona. Las banquetas deben ser ampliadas, la iluminación debe mejorar, el Centro de Transferencia Modal debe ser transformado, etc. Hay muchas cosas que pueden hacerse. Sin embargo, me parece que el meollo de la transformación no está en la TAPO y la estación San Lázaro, sino frente al Congreso.
Si la línea 4 del metro tuviera mucha demanda, podría justificarse una obra subterránea frente al Palacio Legislativo que lo uniera con el Centro Histórico. Como no es el caso ¿qué hacer?
Respecto a la línea 4 del metro tengo muchas reflexiones y proyectos que habrá que analizar:
1) Unirla con la línea 6 del metro
2) Ampliarla al sur 2 kilómetros hasta que coincida con la línea 2 del metro, ya sea en Xola o Viaducto
3) Expandirla hacia el Poniente en distintas alternativas para mejorar la oferta de transporte en zonas relativamente céntricas
4) Expandirla hacia el Sur hasta el Estadio Azteca, corriendo en paralelo a la línea 2 del metro, y en un tramo en sustitución del tren ligero sobre su derecho de vía.
5) Cortarla en Fray Servando y crecerla hacia el Centro y posteriormente hacia Reforma o Marina Nacional, pero hacer subterráneo el tramo frente al Palacio Legislativo
6) Desmantelarla y transformar la Av. Congreso de la Unión en un parque lineal con un servicio de Metrobús que sustituya al metro, con mejores frecuencias de paso y la atención del Eje 2 Oriente hasta Miramontes o incluso hasta Vaqueritos.
Seguramente podrían surgir más proyectos. ¿Cuál sería la obligación de la autoridad?
Un simple cálculo me dice que la línea 4 del metro, con sus 10 kilómetros, debe tener un costo de operación de aproximadamente 400 millones de pesos al año. La cifra sale de multiplicar un costo de operación de 1 dólar por pasajero, por poco más de 300 mil pasajeros al año. Se estima que el costo de operación del metro es un poco menor, como de .75 centavos de dólar, pero considerando que es una línea subutilizada su costo por pasajero debe ser un tanto mayor. El costo es demasiado elevado para el beneficio que otorga a sus usuarios, y por sí solo, el costo de una alternativa de transporte (un servicio de buenos autobuses que pasaran cada minuto en hora pico y que perfectamente podrían atender a los pasajeros de esta línea), a 100 millones de pesos anuales un servicio de autobuses integrado con el metro con la misma tarifa de 3 pesos, podría pagar el costo de desmantelar total o parcialmente la línea 4 del metro y transformar su corredor.
La obligación de la autoridad, me parece, es evaluar las alternativas posibles. Identificar qué tramos de la línea 4 valen la pena, qué materiales pueden reutilizarse en otras líneas, cuánto nos ahorramos si asignamos los trenes de la línea 4 a otras líneas, cuánto nos cuesta y cuánto nos beneficia cada una de las alternativas. Ahora bien, como todos los gobernantes prefieren presumir cuántos kilómetros de metro hicieron y no cuántos desmantelaron ¿sería algún gobernante capaz de publicar los análisis costo - beneficio de cada una de las alternativas, junto con las maquetas y los proyectos que implican y dejar que la gente opinara?
A menudo las Evaluaciones Sociales de Proyecto y los Análisis Costo Beneficio se ajustan para favorecer a algún proyecto. Lo que yo propongo aquí es que un tema como el que menciono (la transformación del corredor del Eje 2 Oriente y la integración de San Lázaro con el Centro Histórico) analice públicamente Costo - Beneficio de las principales alternativas, lo haga público para conocer, por un lado cómo valora la gente las posibles alternativas, y por otro qué opinan otros especialistas del trabajo hecho por los especialistas contratados para realizar los estudios Costo - Beneficio y las Evaluaciones Sociales de Proyecto.
Una sociedad responsable tendría que estar haciendo públicas sus evaluaciones para las grandes inversiones de la ciudad, o las de mayor impacto. Esa es la verdadera democracia, y no el que un gobernante pregunte a sus ciudadanos si quiere que la línea 12 del metro vaya a Tláhuac o a Coapa.
lunes, 13 de septiembre de 2010
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4 comentarios:
Quizá falta recordar que detrás del Palacio Legislativo se encuentran instalaciones del SCJN y que de hecho la propuesta o idea era integrara en un sólo espacio a dos poderes el Legislativo y el Judicial. Evidentemente el proyecto nunca se logró y a raíz del incendio de la Cámara de Diputados se olvidaron las cosas.
Quizá falta recordar que detrás del Palacio Legislativo se encuentran instalaciones del SCJN y que de hecho la propuesta o idea era integrara en un sólo espacio a dos poderes el Legislativo y el Judicial. Evidentemente el proyecto nunca se logró y a raíz del incendio de la Cámara de Diputados se olvidaron las cosas.
JAMS
ODIO la zona de San Lázaro. Siempre acabo perdiéndome no porque no conozca sino porque todo está tan mal señalizado e iluminado que siempre acabo metiéndome a donde no quería. Coincido en que primeramente debería mejorar la seguridad del área y, posteriormente, embellecerse... De la línea 4 la verdad yo no conozco a nadie que la utilice.
Sí, a veces pienso que si la desmantelamos nadie se daría cuenta.
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