Por José Alberto Márquez Salazar
El culto a la personalidad y la tracción de la vida como espectáculo favorecen los impactos de la crisis económica sobre la vida social mundial. Desde Nueva Delhi hasta el Distrito Federal los seres humanos viven un profundo proceso de modificaciones sociales comparable solamente al que se vivió durante el Renacimiento. Los cambios son apenas perceptibles porque se van asimilando diariamente y aunque la resistencia a ellos parece manifestarse, el alud impide siquiera comprenderlos para poder empujar en contrario.
Visto con retrospectiva, el Renacimiento provocó modificaciones que ahora vemos con buenos ojos; en ese tiempo el temor era presente y por esa razón instituciones como la Iglesia Católica se opusieron a ellos.
Día a día, diversos medios de comunicación –sobre todo los impresos- reseñan el paso cotidiano de personas que enfrentan trastornos psicológicos derivados de los impactos económicos y sociales. Su incapacidad e imposibilidad de entenderlos provoca en ellos escapes que colorean las páginas rojas de muchos diarios, el rompimiento al interior de su familia y frente a la sociedad. Hablar de éstas y los efectos que la crisis global provoca en la población mexicana ya es cotidiano. Frente a ello, es necesario poner en práctica desde los ámbitos de nuestra familia y comunidad una profunda reconstrucción del tejido social.
Transitar hacía esa reconstrucción requiere también entender el proceso de ciudadanía profunda propuesto por Paul Barry Clarke donde los ciudadanos saben que ésta implica derechos y titularidades. Por supuesto que en nuestro contexto, en el contexto liberal económico-político que vivimos esto implica una supuesta contradicción de la que hablaremos líneas adelante.
El proceso de ciudadanización que debemos consolidar en México implica entender que las instituciones son reguladoras de las estrategias políticas, económicas, culturales y sociales en general, pero es el ciudadano quien cierra el círculo de éstas. Si una sociedad espera todo del Estado o gobiernos deja de lado su papel transformador en esta historia.
Recientemente visite una clínica privada de asistencia social donde se brindan servicios que permiten a personas de todos los niveles socioeconómicos solventar operaciones ortopédicas cotosas. Durante esta visita pude observar que el 90 % de quienes requerían el servicio y lo recibían eran personas de escasos recursos. La demanda satura las posibilidades de que la atención sea rápida y por ello hay que esperar varias horas. No fueron pocos los solicitantes que manifestaron su malestar por esa situación y evidenciaron conductas de poco respeto al mobiliario y el entorno: tiraban basura, comían donde estaba prohibido, utilizaban las sillas para los pacientes y muchos reclamaban un buen servicio…¡pero todo lo estaban recibiendo gratis!
En una exagerada relación pude observar cómo nuestro tejido social debe replantearse sobre un conjunto de valores que los ciudadanos construyan. Reconstruir el tejido social requiere inevitablemente reactivar o recomponer las redes formales o informales que permiten a las personas su desarrollo dentro de una sociedad y la interlocución con las autoridades. Cuando estas redes se rompen el individuo se aísla y las políticas públicas pierden su efecto. Si a ello sumamos que las normas de convivencia son confusas u obsoletas el tejido desaparece completamente.
Entre lo que podemos denominar como la base social y el grupo de instituciones se encuentra un ámbito de interrelación conformado por políticas, instituciones, grupos e individuos encargados de cohesionarlos dentro del marco legal. Es ahí donde debemos trabajar.
Como señale líneas atrás, parece una contradicción replantear el tejido social porque esto nos convoca a la Comunidad y evidentemente ésta es una fase inferior a la Ciudad donde el ciudadano tiene lugar. Si los procesos urbanos de la globalización económica dejaron ver modelos donde los individuos se aislaban y la responsabilidad sobre el exterior, el espacio social compartido, tenía que ver con el Estado y los servicios con los mecanismos de mercado, ahora las grandes ciudades buscan restablecer los principios de la comunidad. Esta es una transformación radical de los modelos sociales porque implica la construcción de una ciudadanía profunda. Es decir, de una ciudadanía que involucre obligaciones y actividades políticas constantes y continuas. El ciudadano está implicado en los derechos, pero más en las obligaciones que tiene.
¿Es desde el ámbito comunitario, respetando la privacidad de los ciudadanos, desde donde se trabaja este nuevo modelo? ¿Nuestra miopía política podrá darnos certezas para abordar el camino comunitario alejándolo de la riña política y acercándolo a la ciudadanía? Son preguntas sobre las cuáles no tengo respuestas, pero que me infieren a posibilidades de desarrollo para el país.
La idea de la reconstrucción del tejido social y del proceso de ciudadanización tiene problemas cuando se implementa de arriba abajo, cuando un pequeño grupo o élite trata de establecer un marco general donde quepamos todos. El Estado liberal del siglo XIX proponía crear esa ciudadanía, pero no contó con la asimetría que la población tenía: un pequeño grupo de ilustrados frente a una enorme masa carente de los bienestares mínimos.
El debate sobre la estrategia de combate al narcotráfico puede ser objeto de dudas o críticas por parte de los ciudadanos o los especialistas. Lo que debemos evitar es dejar solos a los gobierno, del color que sean, en ese combate. Por eso es necesario que los ciudadanos aprovechemos nuestros instrumentos sociales y normativos. Es desde el ámbito comunitario desde donde podemos colaborar con el combate frontal al crimen y la delincuencia organizada.
Formar ciudadanos capaces de acercarse a la comunidad y construir los lazos de solidaridad y trabajo no es una tarea sencilla. Lograrlo implica tender el camino a esa serie de personas que viven con trastornos psicológicos y que no ven la salida.
Es cierto que la demagogia política genera reservas, pero si la autoridad deja de lado las visiones asistencialistas y decide construir junto a la gente las nuevas redes del tejido social también configuraremos una nueva visión de Estado.
Y es también desde la comunidad donde el culto a la personalidad y la vida como espectáculo deben ser frenadas. Si las redes sociales no virtuales, las que tenemos día con día con el vecino, con el de al lado, consiguen retomar los principios comunitarios basados en la idea de ciudadanía profunda mucho haremos para entender y adaptarnos a las transformaciones sociales de este siglo XXI que es visto por no pocos como el Segundo Renacimiento.
miércoles, 28 de abril de 2010
lunes, 26 de abril de 2010
Expresos
Probablemente RTP, la Red de Transporte de Pasajeros del Distrito Federal tenga pocos defensores en medios de comunicación o en el ambiente de quienes abordan el tema del transporte urbano. Sin embargo, sí tiene usuarios fieles que sobre todo buscan precio, pero que en mi caso busco comodidad en un tiempo razonable de espera.
RTP es la empresa heredera de Ruta 100, el servicio de camiones que más utilicé en mi adolescencia y durante la carrera. Como bien sabemos, R100 fue declarada en quiebra en 1995, buena parte de sus rutas fueron privatizadas pero se conservó un nucleo de servicio ligado a estaciones del metro y zonas populares. Las rutas de RTP a menudo compiten con las de microbuses, pero con mejores vehículos pero tiempos de espera un poco mayores. Aún así, mi experiencia es de unos 8-10 minutos de tiempo promedio de espera.
RTP cuenta con un servicio expreso que más o menos tiene una parada por cada 4 ó 5 paradas del servicio ordinario. En momentos de tráfico quizá la diferencia no sea tan significativa, pero cuando no lo hay es muy notoria. Los vehículos son mejores y el cobro es un poco mayor. En algunas rutas la frecuencia de paso del servicio expreso es muy aceptable, como en Reforma. En otras, sin embargo, la frecuencia de paso es baja y ello evita la fidelidad al servicio: sus pasajeros simplemente toman el primer servicio que pasa.
En fechas recientes, RTP incorporó el primer servicio en Circuito Bicentenario. No coincido con algunas paradas omitidas por el servicio expreso, pero en general me parece un buen servicio, muy ágil, que aún debe atraer demanda pues pese a estar en un muy buen corredor, como siempre hubo servicios fraccionados, la gente no ha volteado a ver su circuito expreso.
Recién, con la construcción de los nuevos tramos del segundo piso de Periférico y la Supervía Luís Cabrera - Santa Fe, se ha anunciado que RTP prestará servicio expreso entre Muyuguarda, Cuatro Caminos, Santa Fe y El Caminero. El servicio promete reducir tanto costos como tiempos de espera. Las características del nuevo servicio no han sido dadas a conocer. Se supone circulará por las nuevas vías pero no está claro si serán rutas punto a punto, con paradas espaciadas, entradas y salidas del segundo piso o qué otra modalidad. El servicio resulta muy interesante. Se promete, por ejemplo, que entre Muyuguarda y Santa Fe habrá 50 minutos de trayecto. Cuando hablé de los derechos de vía hice referencia en este espacio a la necesidad de agilizar el movimiento del transporte público.
Simpatizo con este tipo de proyectos. Se habla en principio de unos 60 mil pasajeros beneficiados por un servicio que será prestado por autobuses nuevos pagados por los propios desarrolladores del segundo piso. A pesar de que discrepo de este tipo de obras me parece interesante la solución. Creo que el corredor de Periférico da para más, así que no sólo debe haber un servicio expreso que se incorpore a los segundos pisos, sino que además el servicio regular debe contar con mecanismos que agilicen su movimiento y que pueda operar la ruta Canal de Chalco - Cuatro Caminos en poco más de una hora y no en más de dos horas como hasta ahora.
Las características del proyecto de servicios expreso deberían ser discutidas por la sociedad y no ocultas detrás de un boletín de prensa, como hasta ahora.
RTP es la empresa heredera de Ruta 100, el servicio de camiones que más utilicé en mi adolescencia y durante la carrera. Como bien sabemos, R100 fue declarada en quiebra en 1995, buena parte de sus rutas fueron privatizadas pero se conservó un nucleo de servicio ligado a estaciones del metro y zonas populares. Las rutas de RTP a menudo compiten con las de microbuses, pero con mejores vehículos pero tiempos de espera un poco mayores. Aún así, mi experiencia es de unos 8-10 minutos de tiempo promedio de espera.
RTP cuenta con un servicio expreso que más o menos tiene una parada por cada 4 ó 5 paradas del servicio ordinario. En momentos de tráfico quizá la diferencia no sea tan significativa, pero cuando no lo hay es muy notoria. Los vehículos son mejores y el cobro es un poco mayor. En algunas rutas la frecuencia de paso del servicio expreso es muy aceptable, como en Reforma. En otras, sin embargo, la frecuencia de paso es baja y ello evita la fidelidad al servicio: sus pasajeros simplemente toman el primer servicio que pasa.
En fechas recientes, RTP incorporó el primer servicio en Circuito Bicentenario. No coincido con algunas paradas omitidas por el servicio expreso, pero en general me parece un buen servicio, muy ágil, que aún debe atraer demanda pues pese a estar en un muy buen corredor, como siempre hubo servicios fraccionados, la gente no ha volteado a ver su circuito expreso.
Recién, con la construcción de los nuevos tramos del segundo piso de Periférico y la Supervía Luís Cabrera - Santa Fe, se ha anunciado que RTP prestará servicio expreso entre Muyuguarda, Cuatro Caminos, Santa Fe y El Caminero. El servicio promete reducir tanto costos como tiempos de espera. Las características del nuevo servicio no han sido dadas a conocer. Se supone circulará por las nuevas vías pero no está claro si serán rutas punto a punto, con paradas espaciadas, entradas y salidas del segundo piso o qué otra modalidad. El servicio resulta muy interesante. Se promete, por ejemplo, que entre Muyuguarda y Santa Fe habrá 50 minutos de trayecto. Cuando hablé de los derechos de vía hice referencia en este espacio a la necesidad de agilizar el movimiento del transporte público.
Simpatizo con este tipo de proyectos. Se habla en principio de unos 60 mil pasajeros beneficiados por un servicio que será prestado por autobuses nuevos pagados por los propios desarrolladores del segundo piso. A pesar de que discrepo de este tipo de obras me parece interesante la solución. Creo que el corredor de Periférico da para más, así que no sólo debe haber un servicio expreso que se incorpore a los segundos pisos, sino que además el servicio regular debe contar con mecanismos que agilicen su movimiento y que pueda operar la ruta Canal de Chalco - Cuatro Caminos en poco más de una hora y no en más de dos horas como hasta ahora.
Las características del proyecto de servicios expreso deberían ser discutidas por la sociedad y no ocultas detrás de un boletín de prensa, como hasta ahora.
lunes, 19 de abril de 2010
Hacia un método de toma de decisiones públicas
En el periodo 2000-2006 vimos dos ejemplos extremos de un mal proceso de toma de decisiones:
1. Tras un largo proceso de evaluaciones técnicas se tomó la decisión de construir el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en el ex lago de Texcoco. Se ofrecieron pagos de risa por las expropiaciones y los ejidatarios, apoyados en quienes querían politizar el problema, se opusieron al proyecto. Vicente Fox, cobarde, reculó ante una amenaza implícita en las manifestaciones, machete en mano, que molestó a todos salvo a quienes esperaban esa reacción estúpida. El fondo, sin embargo, no fue político sino económico, habían ofrecido muy poco, subieron el precio hasta un límite que seguía siendo ridículo, pero no podían ofrecer más pues toda la evaluación social de proyecto estaba basada en esos precios.
2. De buenas a primeras, sin que ningún plan de infraestructura lo avalara, Andrés López anunció la construcción de segundos pisos viales en Periférico y Viaducto. Éstos serían gratuitos, hasta se burló de que hubo un proyecto anterior de cuota. Se recolectaron firmas y en septiembre de 2002 hubo un plebiscito. Éste se partidizó y entonces los leales al jefe de gobierno lo defendieron, y los contrarios promovieron el No. El resultado fue un triunfo aplastante del Sí y un bodrio urbano que sólo sirve una minoría y que no resuelve los problemas de movilidad de la ciudad ... pero que serán prolongados, sin límite (no resuelve siquiera los problemas de quienes viajan debajo del segundo piso sin auto).
¿Necesitamos un aeropuerto? Hace unos años yo no sólo decía que sí, sino que además estaba a favor de la solución de Texcoco. Ahora tengo un planteamiento distinto: si las aerolíneas en vez de reducir incrementan el tamaño de sus aviones para las rutas con mayor demanda y tiempo de viaje superior a una hora (Monterrey, Cancún, Tijuana, entre otras) y en vez de operarlas con alta frecuencia en aviones de un solo pasillo, redujeran la frecuencia pero las operaran con aviones de doble pasillo o aviones largos de un solo pasillo; y las de mediana frecuencia, hoy atendidas por aviones de entre 40 y 100 pasajeros, redujeran frecuencia y ocuparan los aviones de 135 - 150 pasajeros que hoy viajan llenos en las rutas más importantes; el aeropuerto ganaría capacidad sin grandes inversiones (acaso adaptaciones en algunas puertas de embarque). El AICM opera con menos de 70 pasajeros por operación. El de Heathrow, que ya antes he utilizado de ejemplo en este tema porque también cuenta con dos pistas (más separadas eso sí), supera los 141 pasajeros por operación. Con un crecimiento moderado en el número de pasajeros por operación el AICM puede sobrevivir muchos años más.
Este artículo no es sobre el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Este artículo es sobre el proceso de toma de decisiones:
1. Necesitamos estar convencidos de que se requiere un nuevo aeropuerto y qué alternativas existen (el sistema aeroportuario: trasladar movimientos de carga a Huejotzingo, y de pasajeros a Toluca y Cuernavaca e incrementar el número de pasajeros por avión).
2. En caso de que se requiera un nuevo aeropuerto necesitamos evaluar las alternativas, que básicamente son dos, Tizayuca y Texcoco, con todos sus elementos: pago justo por las tierras, impactos urbanos, impactos ambientales, impactos económicos, costos, impactos laborales, etc., y considerar el uso que se daría al actual aeropuerto.
3. Si bien estoy convencido de que una vez tomada una decisión no hay por qué recular, creo que en alguna parte del proceso tiene que haber diálogo con los afectados. En el caso del aeropuerto no sólo son los ejidatarios, sino que con el cambio de rutas aéreas se lleva el ruido de la Ciudad de México hacia los suburbios del noreste.
4. Cuando el proceso de toma de decisiones trae consigo un diálogo con los afectados el resultado puede ser muy positivo: pues el proyecto de beneficio general y costo local puede también tener beneficios locales muy importantes.
Volviendo al tema de los segundos pisos:
1. ¿Necesitamos segundos pisos en Periférico?
2. ¿Qué alternativas tenemos?
3. ¿El proyecto está consensado con los afectados?
Creo que en una discusión seria sobre los segundos pisos además habría que incorporar la solución a los problemas de transporte, pues se invierte en "soluciones" para el automóvil cuando al lado de éste (o abajo) transitan muchos más pasajeros sin auto.
Haría la misma pregunta para la Supervía Poniente ¿la necesitamos? a lo mejor la respuesta es afirmativa, pues tenemos incomunicadas dos zonas muy cercanas ¿Es la autopista la única alternativa? ¿Y para los que no usan el auto qué alternativas hay? ¿Cómo involucrar a los afectados?
Al final de cuentas sabemos todos que no tenemos construido un proceso de toma de decisiones correcto. Los grandes proyectos de transporte y vialidad: línea 12 del metro, líneas 2 y 3 de metrobús, tranvía, eje troncal metropolitano, segundos pisos, autopista San Jerónimo - Santa Fe, etc. suelen ser construidos como genialidad del gobernante, esperando mantener o elevar su buen nombre político, pero ninguno es lo suficientemente ambicioso o estadista como para establecer un método de toma de decisiones. Por tal motivo, el estire y afloja es un resultado natural y al final vence el que es políticamente más poderoso, no el mejor proyecto.
1. Tras un largo proceso de evaluaciones técnicas se tomó la decisión de construir el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en el ex lago de Texcoco. Se ofrecieron pagos de risa por las expropiaciones y los ejidatarios, apoyados en quienes querían politizar el problema, se opusieron al proyecto. Vicente Fox, cobarde, reculó ante una amenaza implícita en las manifestaciones, machete en mano, que molestó a todos salvo a quienes esperaban esa reacción estúpida. El fondo, sin embargo, no fue político sino económico, habían ofrecido muy poco, subieron el precio hasta un límite que seguía siendo ridículo, pero no podían ofrecer más pues toda la evaluación social de proyecto estaba basada en esos precios.
2. De buenas a primeras, sin que ningún plan de infraestructura lo avalara, Andrés López anunció la construcción de segundos pisos viales en Periférico y Viaducto. Éstos serían gratuitos, hasta se burló de que hubo un proyecto anterior de cuota. Se recolectaron firmas y en septiembre de 2002 hubo un plebiscito. Éste se partidizó y entonces los leales al jefe de gobierno lo defendieron, y los contrarios promovieron el No. El resultado fue un triunfo aplastante del Sí y un bodrio urbano que sólo sirve una minoría y que no resuelve los problemas de movilidad de la ciudad ... pero que serán prolongados, sin límite (no resuelve siquiera los problemas de quienes viajan debajo del segundo piso sin auto).
¿Necesitamos un aeropuerto? Hace unos años yo no sólo decía que sí, sino que además estaba a favor de la solución de Texcoco. Ahora tengo un planteamiento distinto: si las aerolíneas en vez de reducir incrementan el tamaño de sus aviones para las rutas con mayor demanda y tiempo de viaje superior a una hora (Monterrey, Cancún, Tijuana, entre otras) y en vez de operarlas con alta frecuencia en aviones de un solo pasillo, redujeran la frecuencia pero las operaran con aviones de doble pasillo o aviones largos de un solo pasillo; y las de mediana frecuencia, hoy atendidas por aviones de entre 40 y 100 pasajeros, redujeran frecuencia y ocuparan los aviones de 135 - 150 pasajeros que hoy viajan llenos en las rutas más importantes; el aeropuerto ganaría capacidad sin grandes inversiones (acaso adaptaciones en algunas puertas de embarque). El AICM opera con menos de 70 pasajeros por operación. El de Heathrow, que ya antes he utilizado de ejemplo en este tema porque también cuenta con dos pistas (más separadas eso sí), supera los 141 pasajeros por operación. Con un crecimiento moderado en el número de pasajeros por operación el AICM puede sobrevivir muchos años más.
Este artículo no es sobre el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Este artículo es sobre el proceso de toma de decisiones:
1. Necesitamos estar convencidos de que se requiere un nuevo aeropuerto y qué alternativas existen (el sistema aeroportuario: trasladar movimientos de carga a Huejotzingo, y de pasajeros a Toluca y Cuernavaca e incrementar el número de pasajeros por avión).
2. En caso de que se requiera un nuevo aeropuerto necesitamos evaluar las alternativas, que básicamente son dos, Tizayuca y Texcoco, con todos sus elementos: pago justo por las tierras, impactos urbanos, impactos ambientales, impactos económicos, costos, impactos laborales, etc., y considerar el uso que se daría al actual aeropuerto.
3. Si bien estoy convencido de que una vez tomada una decisión no hay por qué recular, creo que en alguna parte del proceso tiene que haber diálogo con los afectados. En el caso del aeropuerto no sólo son los ejidatarios, sino que con el cambio de rutas aéreas se lleva el ruido de la Ciudad de México hacia los suburbios del noreste.
4. Cuando el proceso de toma de decisiones trae consigo un diálogo con los afectados el resultado puede ser muy positivo: pues el proyecto de beneficio general y costo local puede también tener beneficios locales muy importantes.
Volviendo al tema de los segundos pisos:
1. ¿Necesitamos segundos pisos en Periférico?
2. ¿Qué alternativas tenemos?
3. ¿El proyecto está consensado con los afectados?
Creo que en una discusión seria sobre los segundos pisos además habría que incorporar la solución a los problemas de transporte, pues se invierte en "soluciones" para el automóvil cuando al lado de éste (o abajo) transitan muchos más pasajeros sin auto.
Haría la misma pregunta para la Supervía Poniente ¿la necesitamos? a lo mejor la respuesta es afirmativa, pues tenemos incomunicadas dos zonas muy cercanas ¿Es la autopista la única alternativa? ¿Y para los que no usan el auto qué alternativas hay? ¿Cómo involucrar a los afectados?
Al final de cuentas sabemos todos que no tenemos construido un proceso de toma de decisiones correcto. Los grandes proyectos de transporte y vialidad: línea 12 del metro, líneas 2 y 3 de metrobús, tranvía, eje troncal metropolitano, segundos pisos, autopista San Jerónimo - Santa Fe, etc. suelen ser construidos como genialidad del gobernante, esperando mantener o elevar su buen nombre político, pero ninguno es lo suficientemente ambicioso o estadista como para establecer un método de toma de decisiones. Por tal motivo, el estire y afloja es un resultado natural y al final vence el que es políticamente más poderoso, no el mejor proyecto.
jueves, 15 de abril de 2010
NUEVAS TECNOLOGÍAS DE COMUNICACIÓN, ¿NUEVA FORMA DE HACER POLÍTICA?
Por José Alberto Márquez Salazar
La generación política de los cincuentas y sesentas, definida como “Generación del No” por algunos analistas e intelectuales, empieza a atender el uso de Twitter y de Facebook como instrumento para hacer política. Luego de que se difundiera que una parte de la campaña electoral de Barack Obama para la presidencia de la República tuvo como base a Twitter, no falta quien advierta la necesidad de utilizarlo. Víctimas de la necesidad de legitimarse, esa generación busca ansiosamente elementos que generen credibilidad y en las nuevas tecnologías creen encontrarlos.
Desde la antigüedad hasta nuestros días, la política sigue siendo la misma basada en los deseos, interese y sentimientos humanos; es el ser humano quien la instrumenta, la usa, la deforma y la vuelve a conformar. El quién hace qué porqué y para quién y qué sigue siendo la base de la política y, por supuesto, la base de lo que tenemos hoy en el Estado moderno.
¿Las nuevas tecnologías de comunicación renuevan a la política o son simplemente un instrumento social y tecnológico que debemos utilizar para inferir en el ejercicio del poder y limitarlo y para comunicar mejores ideas y fomentar mayores responsabilidades? No me atrevería a dar una respuesta sencilla porque las subversiones silenciosas que la sociedad experimenta gracias a los cambios estructurales no son sencillas y poco predecibles. Las reformas borbónicas aplicadas a finales del siglo dieciocho impactaron en el diecinueve e influyeron en la independencia de muchas colonias en América Latina.
Las transformaciones que la red generó desde su aparición impactaron en todos los renglones de la vida cotidiana de los seres humanos. Hoy, estas redes sociales han abierto, por lo menos en México, varios canales de análisis que pueden enumerarse indiscriminadamente así:
1.- Se ha construido una serie de redes de información y comunicación entre un grupo reducido de usuarios de la red. (De por sí, los usuarios de la red en México son relativamente menores a los de otros países y menos aún los que usan twitter y facebook).
2.- Se generan datos e información no siempre válidos y no siempre sustentados en una realidad concreta. Además, una buena parte de lo publicado es dado por hecho y como verdad.
3.- Las redes sociales son productoras de opiniones y generadoras de movimientos sociales que no pueden ser detectados, supervisados o controlados por los aparatos institucionales.
4.- Ese selecto grupo de gente empieza a rebasar a los medios tradicionales de comunicación y darles elementos a estos, de tal forma que los criterios de twitter y facebook van uniformando también los criterios de los medios masivos tradicionales.
5.- Se ha generado un cierto grado de confusión sobre cuál es su función y cómo deben utilizarse. Hay quienes extienden los beneficios de las redes para el comercio, negocios, la política, la comunicación y hasta la seguridad pública y el otro extremo que los utiliza para trivialidades y nimiedades.
6.- Cómo se enfrenta la creación de una forma de gramática.
7.- Las redes sociales obligan a una profunda claridad en los conceptos.
8.- Cómo se genera un código de ética o cómo se autorregulan los propios usuarios para evitar abusos y usos irresponsables o delincuenciales.
Es evidente que son estos temas los que he visto como más relevantes, pero no son los más importantes o los únicos. Y precisamente, algunos de ellos son los que interesarían para el tema político.
En primera instancia, el uso de las nuevas tecnologías no significa dejar de lado el contacto que deben tener los políticos con la gente.
Segundo.- Publicar datos, comentarios o críticas, no significa transmitir ideas políticas y muchos menos convencer políticamente a los otros.
Tercero.- El publico de twitter o facebook es de los que mayor atención ponen a las ideas claras y son sumamente críticos (la misma obligación de, primero para utilizar 140 caracteres obliga a la claridad). Esto significa que los usuarios deben evitar la demagogia y discursos rebuscados si quieren impactar a los verdaderos especialistas. En el manejo de las redes
Cuarto.- El uso de twitter o facebook obliga a un uso personalizado. Es decir, el “político” debe utilizar él mismo las redes y no delegarlas a algún asesor o ayudante.
Quinto.- El político debe tener bien claro cuál es el uso que le dará a las redes: comunicar ideas, programas; generar redes de apoyo; promover la discusión y análisis de temas básicos o simple y sencillamente estar en lo nuevo de la tecnología.
Sexto.- Las redes sociales no son una campaña política, son instrumento para las campañas políticas.
Si la generación de políticos que está en los reflectores entiende y resuelve estos apuntes, provocará una verdadera revolución en la forma de “hacer política”, de otra forma solamente volverá a caer en la demagogia que los caracteriza. Saber diferencias que es información de lo que es propaganda hará un uso más eficiente para la nueva forma que demanda la sociedad.
La política será la misma hasta que el ser humano desaparezca, pero las herramientas para hacerla más eficiente iluminarán la mejor vía.
La generación política de los cincuentas y sesentas, definida como “Generación del No” por algunos analistas e intelectuales, empieza a atender el uso de Twitter y de Facebook como instrumento para hacer política. Luego de que se difundiera que una parte de la campaña electoral de Barack Obama para la presidencia de la República tuvo como base a Twitter, no falta quien advierta la necesidad de utilizarlo. Víctimas de la necesidad de legitimarse, esa generación busca ansiosamente elementos que generen credibilidad y en las nuevas tecnologías creen encontrarlos.
Desde la antigüedad hasta nuestros días, la política sigue siendo la misma basada en los deseos, interese y sentimientos humanos; es el ser humano quien la instrumenta, la usa, la deforma y la vuelve a conformar. El quién hace qué porqué y para quién y qué sigue siendo la base de la política y, por supuesto, la base de lo que tenemos hoy en el Estado moderno.
¿Las nuevas tecnologías de comunicación renuevan a la política o son simplemente un instrumento social y tecnológico que debemos utilizar para inferir en el ejercicio del poder y limitarlo y para comunicar mejores ideas y fomentar mayores responsabilidades? No me atrevería a dar una respuesta sencilla porque las subversiones silenciosas que la sociedad experimenta gracias a los cambios estructurales no son sencillas y poco predecibles. Las reformas borbónicas aplicadas a finales del siglo dieciocho impactaron en el diecinueve e influyeron en la independencia de muchas colonias en América Latina.
Las transformaciones que la red generó desde su aparición impactaron en todos los renglones de la vida cotidiana de los seres humanos. Hoy, estas redes sociales han abierto, por lo menos en México, varios canales de análisis que pueden enumerarse indiscriminadamente así:
1.- Se ha construido una serie de redes de información y comunicación entre un grupo reducido de usuarios de la red. (De por sí, los usuarios de la red en México son relativamente menores a los de otros países y menos aún los que usan twitter y facebook).
2.- Se generan datos e información no siempre válidos y no siempre sustentados en una realidad concreta. Además, una buena parte de lo publicado es dado por hecho y como verdad.
3.- Las redes sociales son productoras de opiniones y generadoras de movimientos sociales que no pueden ser detectados, supervisados o controlados por los aparatos institucionales.
4.- Ese selecto grupo de gente empieza a rebasar a los medios tradicionales de comunicación y darles elementos a estos, de tal forma que los criterios de twitter y facebook van uniformando también los criterios de los medios masivos tradicionales.
5.- Se ha generado un cierto grado de confusión sobre cuál es su función y cómo deben utilizarse. Hay quienes extienden los beneficios de las redes para el comercio, negocios, la política, la comunicación y hasta la seguridad pública y el otro extremo que los utiliza para trivialidades y nimiedades.
6.- Cómo se enfrenta la creación de una forma de gramática.
7.- Las redes sociales obligan a una profunda claridad en los conceptos.
8.- Cómo se genera un código de ética o cómo se autorregulan los propios usuarios para evitar abusos y usos irresponsables o delincuenciales.
Es evidente que son estos temas los que he visto como más relevantes, pero no son los más importantes o los únicos. Y precisamente, algunos de ellos son los que interesarían para el tema político.
En primera instancia, el uso de las nuevas tecnologías no significa dejar de lado el contacto que deben tener los políticos con la gente.
Segundo.- Publicar datos, comentarios o críticas, no significa transmitir ideas políticas y muchos menos convencer políticamente a los otros.
Tercero.- El publico de twitter o facebook es de los que mayor atención ponen a las ideas claras y son sumamente críticos (la misma obligación de, primero para utilizar 140 caracteres obliga a la claridad). Esto significa que los usuarios deben evitar la demagogia y discursos rebuscados si quieren impactar a los verdaderos especialistas. En el manejo de las redes
Cuarto.- El uso de twitter o facebook obliga a un uso personalizado. Es decir, el “político” debe utilizar él mismo las redes y no delegarlas a algún asesor o ayudante.
Quinto.- El político debe tener bien claro cuál es el uso que le dará a las redes: comunicar ideas, programas; generar redes de apoyo; promover la discusión y análisis de temas básicos o simple y sencillamente estar en lo nuevo de la tecnología.
Sexto.- Las redes sociales no son una campaña política, son instrumento para las campañas políticas.
Si la generación de políticos que está en los reflectores entiende y resuelve estos apuntes, provocará una verdadera revolución en la forma de “hacer política”, de otra forma solamente volverá a caer en la demagogia que los caracteriza. Saber diferencias que es información de lo que es propaganda hará un uso más eficiente para la nueva forma que demanda la sociedad.
La política será la misma hasta que el ser humano desaparezca, pero las herramientas para hacerla más eficiente iluminarán la mejor vía.
lunes, 12 de abril de 2010
Segundos pisos y otras vialidades
Esta última semana supimos que la obra de una autopista urbana de Santa Fe a San Jerónimo fue asignada a un consorcio de los constructores de las autopistas urbanas del Estado de México (OHL) y a desarrolladores con proyectos en Santa Fe. La obra será relativamente corta, poco más de 5 kilómetros y enlazará de Los Poetas a Luís Cabrera. En realidad se trata de una obra pospuesta por décadas, pues la propia Avenida Luís Cabrera se planteó como una salida alterna a Toluca y siempre encontró resistencia. Ahora parece que se construirá en unos meses y hacia fines del año próximo la estaremos estrenando.
También estrenaremos en 2012 una autopista elevada sobre el Periférico, desde Cuemanco hasta Toreo. Un tramo ya está construido, el de San Antonio a San Jerónimo, así que veremos dos tramos nuevos, entre San Antonio y el Toreo para conectar con el tramo elevado de cuota que ya existe en el Estado de México, y otro de San Jerónimo a Canal Nacional. Adicionalmente habrá un ramal hacia la caseta de la Autopista México - Cuernavaca.
Diré mis posturas a favor y en contra de estas obras
A FAVOR
Simpatizo con la idea de que la nueva infraestructura para el automóvil sea de cuota. Obvio, existe la obligación de la autoridad de dar mantenimiento y mejorar las calles y avenidas existentes, continuar algunas si estuvieran pendientes obras así, o puentes en algunos puntos conflictivos que no tengan otra alternativa de solución. Sin embargo, los automovilistas suelen creer que con sus impuestos no sólo alcanza sino que se merecen vialidades más anchas. La verdad es que si bien la tenencia es un impuesto que recauda bastante no alcanza a pagar lo que se otorga al automovilista, y no sólo me refiero al mantenimiento o construcción de vialidades, o a la contaminación generada y sus daños, sino también al espacio utilizado: ese espacio tiene un valor que por lo regular no se mide.
Por lo tanto, me agrada la idea de que en el futuro las nuevas vías rápidas sean de cuota.
Entiendo también que, por mucha promoción al transporte público, las ciudades siempre tendrán vialidades para los autos, y estas vialidades deben servir, al menos, para conectar las entradas y salidas de la ciudad, es decir, las cinco principales (Puebla, Pachuca, Querétaro, Toluca y Cuernavaca), por lo que podemos suponer que en un futuro habría otros proyectos similares para construir. De hecho, aquí he defendido la idea (y cada vez me he encontrado con más personas que han concebido algo así) de hacer subterráneo el Viaducto y construir un parque lineal con un canal entre el Río Becerra y la Ciudad de los Deportes.
Si encarecemos la movilidad en auto, aún cuando se acuse que ello sólo beneficia a una minoría, en realidad lo que estamos provocando es el uso sustentable de la infraestructura: el tráfico en los tramos libres, a los que habría quitar espacio del automóvil para dárselo al transporte público, será tan intenso que si hay prisa se paga la autopista, y si no, se toma el transporte público o se sufre el tráfico. Por eso he defendido en otras colaboraciones que el primer carril central de Periférico se dedique al transporte público.
EN CONTRA
La obra más cuestionable, desde mi punto de vista, es la de Santa Fe a San Jerónimo. Si bien es bastante lógico enlazar puntos tan cercanos, a final de cuentas estamos acabándonos el sistema, ya deteriorado, de barrancas del poniente. Los puentes de Los Poetas fueron construidos afectando barrancas, pero junto con ellos vinieron urbanizaciones que las afectaron aún más. En esta ocasión la barranca más afectada será la de Tarango, y prácticamente se la acabarán. De hecho, los constructores requerirán, muy probablemente, una Manifestación de Impacto Ambiental Federal pues la obra correrá en paralelo al cauce del río y tendrán algunos problemas para que les aprueben. Y luego de la obra, la plusvalía que generará incentivará más construcciones que puedan afectar otras barrancas del poniente.
Pero en el caso del resto de las obras, durante la construcción habrá mucho más tráfico y podría ser, como estimo ocurrió en el tramo de San Antonio - San Jerónimo, que las horas perdidas tarden muchos años en compensar las horas ganadas por la nueva vialidad. En ese caso, la sociedad paga, a través de un peaje, de más consumo de combustible y de tiempos perdidos, y no recupera su inversión en tiempos ganados.
Además, si bien a algunos puede parecer una obra espectacular, las vialidades elevadas terminan por afectar entornos, y en todo caso es más deseable hacer una obra subterránea que una elevada. Hay personas que tienen el segundo piso actual frente a su ventana, o incluso encima de su azotea. Son obras injustas, si bien suponen ser para una amplia mayoría, pues la forma en que afectan a la minoría sobrepasan sus derechos de propiedad.
EN EL LARGO PLAZO
En el largo plazo yo veo lo siguiente:
1. Todas las salidas de la ciudad se enlazan mediante autopistas urbanas de cuota, no saturadas. Esto significa: una autopista subterránea bajo el Viaducto, la prolongación del tramo de cuota que se construirá hasta Canal Nacional hacia Ermita y Zaragoza, la construcción de un tramo de cuota de Zaragoza a las autopistas del Lago de Texcoco, y la vialidad de enlace entre el Circuito Exterior Mexiquense y el segundo piso de Periférico.
2. Un parque lineal sobre el Viaducto y una gran plusvalía para las colonias de ese corredor.
3. Que en todas las vialidades con tráfico se asigne al menos un carril exclusivo al transporte público.
4. El embellecimiento y la restauración de avenidas que se ampliaron sólo con criterios viales: eso incluye recuperar palmeras en algunas, espacios arbolados, banquetas amplias, etc. aún cuando el automóvil pierda espacio y se incremente el tráfico en esos tramos.
Se ha dicho mil veces: siembras vialidades, cosechas automóviles. Más vialidad no se traduce en menos tráfico, al contrario. Si queremos calmar el tráfico hay que reducir el espacio para el automóvil. No hay duda.
jueves, 8 de abril de 2010
SIMPLICIO RENUEVA LA VISIÓN PERIODÍSTICA
Por José Alberto Márquez Salazar
Entrado ya en gastos, don Simplicio preguntó por qué whisky y no mezcal. Austero en las palabras Titonuevo preguntó a qué venían esas inches preguntas.
- El caso Paulette me tiene azorado, observó Simplicio.
Las luces de la ciudad confundían el humo de los autos con los cigarros que vagaban la calle.
- No te lastimes, todo va a quedar claro, las procuradurías ya están metidas en eso.
- Pero es el principio del Apocalipsis, reflexionó Simpli, hijo contra padre, padre contra hijo.
- Eso es historia vieja, no fue López contra Cárdenas, y luego el Chuco Ortega contra AMLO, es una historia bíblica con final conocido, sentenció Titonuevo.
Cuatro motociclistas de Seguridad Pública cruzaron frente al Templo confirmando la llegada del Apocalipsis y un aroma a pachuli cruzó la nariz de Simpli.
- Cinco por diez pesos, gritó-informó una punketa poniendo frente a ellos unas varitas mágicas.
- Todos creyeron lo que decían los padres. Nadie se permitió dudarlo, pensar qué algo había raro. Hasta el paladín de TVrisa le dio más de quince minutos en radio y en horario estelar, se quejó Simpli.
- Muchos motivos hubo, acotó Titonuevo, ya sabes que la democracia abrió el cambio en los medios. Su mirada se perdió en las mezclas que hacía Pecas, el cantinero. Colores diferentes se unían formando un trago extraño y adormecedor como el aire de la Cámara de Diputados.
“Ante el acoso de Palencia, el defensa regresa a su portería el balón con gran peligro, casi mete un autogol en su portería”, chilló el locutor del partido entre Pumas-Cruz Azul sin atender la redundancia de sus palabras.
- Es el Apocalipsis, volvió a decir Simple acicateado por el pachuli. Verás en el futuro medios avocados a platicarnos qué político se casa con que artistita, verás que los salarios de los obreros son minucias frente a los de los grandes funcionarios, verás a los políticos mentir para cubrir sus fallas…eso veraz incrédulo Titonuevo, sentenció Simpli y se levantó para escapara del pago de la cuenta.
- Pobre Simpli, no sabe aún qué Dios ha muerto, citó Titonuevo a Nietzsche.
- Pobre Titonuevo, no sabe aún qué tiene que pagar la cuenta, pensó Simpli cuando el aire caluroso de la tarde golpeó sus mejillas.
Dio vuelta en Madero y tomó por Palma. Al fondo quedaba el Museo itinerante que el presidente acababa de inaugurar y que mostraría a todos los mexicanos nuestra grandeza. “Tómala compa, que delante te va mejor”, dijo el del estacionamiento a su pareja.
En lugar de seguir avanzando por Palma, Simpli se metió a la Puerta del Sol. El español estaba a cargo y antes de preguntar preparó la bebida energizante para Simpli. Viejo conocido, tenía un lugar especial en la liberta de deudores, por eso se le atendía bien. Se acomodó al final de la única fila de gabinetes y sacó su libreta roja.
“Te juro madre que luego uno no quiere parecer pesimista, pero hay cosas que lo joden a uno. Seguro que cuando Iturbide se coronó emperador también firmó pacto con el diablo para que todo el que viva aquí crea que a este país se lo lleva el carajo. ¿Cómo nos e va uno a fregar la vida si escucha a puro político simple decir idioteces y no ver que este país se cae a pedazos? Pero es que también queremos ver todo mal, mal la convocatoria de Aguirre, mal el presidente, mal los partidos políticos, mal las chivas, mal hasta el inche menjurge que vende este español. En fin, que todo parece patas pa arriba y a pocos les interesa. Llenar la bolsa es lo primero, lo segundo salvar el pellejo, lo tercero quedar bien y luego…si me acuerdo, salvar al país. Bien se ven los niños con su fe en la bandera, con el himno en los labios. Falta llegar a la realidad, a la calle que te machuca las manos y que te pide monedas para todo. Lo malo es que nuestra clase política llegó pidiéndonos el voto y ahora se olvida que existimos. Metidos en sus oficinas creen que nos representan y dicen hablar en nuestro nombre, pero nada importa, más de la mitad de mexicanos vive en pobreza. Los que decían que lograrían disminuirla viven bien, comen bien y pasan de la vida como por la plaza, mojándose cuando les da calor. Y ¿quién hay que ponga la voz en alto? Nuestros medios de comunicación, esos que se ofertan en televisión o en los puestos de periódicos tienen en la publicidad su propia censura. Todos conocen el pasado de muchos ilustres políticos y ahora los promocionan como salvadores de la República. Tragedias van y vienen y las cosas no cambian. Le gente empieza a desesperarse. No esperan el Apocalipsis ni una nueva Revolución y ahí está el peligro….en un país que no sabe cómo sacar de la casa a los políticos que nos han hipotecado. Todos dicen que hay qué hacer algo, pero nadie dice qué: el 89 nos dejó sin Muro y referencias para creer en el futuro. Convócame a una marcha que dejaré de creer en ella a los cien pasos. Invítame a un partido político que cambiará todo para volverme de la nomenklatura y subir tres escalones sociales.”
Cuando Simpli deslizaba sus últimas nuevas cavilaciones en la hoja rayada, un amigo periodista cruzó la puerta de la cantina. Su pena se notaba desde cuadras atrás. Y al advertir que Simpli estaba ahí se acerco a la mesa buscando conseguir un trago gratis. Así era nuestro periodismo, que le íbamos a hacer y que le iremos a hacer.
Con la garganta más fresca el periodista se quejó, que otra cosa podía hacer un mexicano. Las cosas ya no eran igual, ahora las estrellitas manejaban la información, sin pararse en el lugar de los hechos describían estos, se acongojaban y sufrían. Pero eran tiempos de democracia donde la gente ya no reclamaba críticas o la verdad, sino solamente la espectacularidad, los escandaloso: “Patylu se casa con Cesar”, “Noroña grita en el Congreso”, Peña Nieto visita el Vaticano”. Así se confeccionaba la política de hoy, se quejó amargamente, ni hablar, dejemos las ideas, dejemos que todo se mueva para que nada pase. El juicio del periodista era contundente y Simpli no tuvo más remedio que levantar, una vez más, su copa para celebrar, la pregunta era ¿festejaba por esa nueva era en el periodismo o porque por fin los actores políticos lo serían?
El Apocalipsis, el apocalipsis, seguía repitiendo Titonuevo cuando los porteros lo lanzaron a la calle sin nada de valor, sin un solo centavo para llegar a su casa. México era demócrata, pero no fiaba.
Entrado ya en gastos, don Simplicio preguntó por qué whisky y no mezcal. Austero en las palabras Titonuevo preguntó a qué venían esas inches preguntas.
- El caso Paulette me tiene azorado, observó Simplicio.
Las luces de la ciudad confundían el humo de los autos con los cigarros que vagaban la calle.
- No te lastimes, todo va a quedar claro, las procuradurías ya están metidas en eso.
- Pero es el principio del Apocalipsis, reflexionó Simpli, hijo contra padre, padre contra hijo.
- Eso es historia vieja, no fue López contra Cárdenas, y luego el Chuco Ortega contra AMLO, es una historia bíblica con final conocido, sentenció Titonuevo.
Cuatro motociclistas de Seguridad Pública cruzaron frente al Templo confirmando la llegada del Apocalipsis y un aroma a pachuli cruzó la nariz de Simpli.
- Cinco por diez pesos, gritó-informó una punketa poniendo frente a ellos unas varitas mágicas.
- Todos creyeron lo que decían los padres. Nadie se permitió dudarlo, pensar qué algo había raro. Hasta el paladín de TVrisa le dio más de quince minutos en radio y en horario estelar, se quejó Simpli.
- Muchos motivos hubo, acotó Titonuevo, ya sabes que la democracia abrió el cambio en los medios. Su mirada se perdió en las mezclas que hacía Pecas, el cantinero. Colores diferentes se unían formando un trago extraño y adormecedor como el aire de la Cámara de Diputados.
“Ante el acoso de Palencia, el defensa regresa a su portería el balón con gran peligro, casi mete un autogol en su portería”, chilló el locutor del partido entre Pumas-Cruz Azul sin atender la redundancia de sus palabras.
- Es el Apocalipsis, volvió a decir Simple acicateado por el pachuli. Verás en el futuro medios avocados a platicarnos qué político se casa con que artistita, verás que los salarios de los obreros son minucias frente a los de los grandes funcionarios, verás a los políticos mentir para cubrir sus fallas…eso veraz incrédulo Titonuevo, sentenció Simpli y se levantó para escapara del pago de la cuenta.
- Pobre Simpli, no sabe aún qué Dios ha muerto, citó Titonuevo a Nietzsche.
- Pobre Titonuevo, no sabe aún qué tiene que pagar la cuenta, pensó Simpli cuando el aire caluroso de la tarde golpeó sus mejillas.
Dio vuelta en Madero y tomó por Palma. Al fondo quedaba el Museo itinerante que el presidente acababa de inaugurar y que mostraría a todos los mexicanos nuestra grandeza. “Tómala compa, que delante te va mejor”, dijo el del estacionamiento a su pareja.
En lugar de seguir avanzando por Palma, Simpli se metió a la Puerta del Sol. El español estaba a cargo y antes de preguntar preparó la bebida energizante para Simpli. Viejo conocido, tenía un lugar especial en la liberta de deudores, por eso se le atendía bien. Se acomodó al final de la única fila de gabinetes y sacó su libreta roja.
“Te juro madre que luego uno no quiere parecer pesimista, pero hay cosas que lo joden a uno. Seguro que cuando Iturbide se coronó emperador también firmó pacto con el diablo para que todo el que viva aquí crea que a este país se lo lleva el carajo. ¿Cómo nos e va uno a fregar la vida si escucha a puro político simple decir idioteces y no ver que este país se cae a pedazos? Pero es que también queremos ver todo mal, mal la convocatoria de Aguirre, mal el presidente, mal los partidos políticos, mal las chivas, mal hasta el inche menjurge que vende este español. En fin, que todo parece patas pa arriba y a pocos les interesa. Llenar la bolsa es lo primero, lo segundo salvar el pellejo, lo tercero quedar bien y luego…si me acuerdo, salvar al país. Bien se ven los niños con su fe en la bandera, con el himno en los labios. Falta llegar a la realidad, a la calle que te machuca las manos y que te pide monedas para todo. Lo malo es que nuestra clase política llegó pidiéndonos el voto y ahora se olvida que existimos. Metidos en sus oficinas creen que nos representan y dicen hablar en nuestro nombre, pero nada importa, más de la mitad de mexicanos vive en pobreza. Los que decían que lograrían disminuirla viven bien, comen bien y pasan de la vida como por la plaza, mojándose cuando les da calor. Y ¿quién hay que ponga la voz en alto? Nuestros medios de comunicación, esos que se ofertan en televisión o en los puestos de periódicos tienen en la publicidad su propia censura. Todos conocen el pasado de muchos ilustres políticos y ahora los promocionan como salvadores de la República. Tragedias van y vienen y las cosas no cambian. Le gente empieza a desesperarse. No esperan el Apocalipsis ni una nueva Revolución y ahí está el peligro….en un país que no sabe cómo sacar de la casa a los políticos que nos han hipotecado. Todos dicen que hay qué hacer algo, pero nadie dice qué: el 89 nos dejó sin Muro y referencias para creer en el futuro. Convócame a una marcha que dejaré de creer en ella a los cien pasos. Invítame a un partido político que cambiará todo para volverme de la nomenklatura y subir tres escalones sociales.”
Cuando Simpli deslizaba sus últimas nuevas cavilaciones en la hoja rayada, un amigo periodista cruzó la puerta de la cantina. Su pena se notaba desde cuadras atrás. Y al advertir que Simpli estaba ahí se acerco a la mesa buscando conseguir un trago gratis. Así era nuestro periodismo, que le íbamos a hacer y que le iremos a hacer.
Con la garganta más fresca el periodista se quejó, que otra cosa podía hacer un mexicano. Las cosas ya no eran igual, ahora las estrellitas manejaban la información, sin pararse en el lugar de los hechos describían estos, se acongojaban y sufrían. Pero eran tiempos de democracia donde la gente ya no reclamaba críticas o la verdad, sino solamente la espectacularidad, los escandaloso: “Patylu se casa con Cesar”, “Noroña grita en el Congreso”, Peña Nieto visita el Vaticano”. Así se confeccionaba la política de hoy, se quejó amargamente, ni hablar, dejemos las ideas, dejemos que todo se mueva para que nada pase. El juicio del periodista era contundente y Simpli no tuvo más remedio que levantar, una vez más, su copa para celebrar, la pregunta era ¿festejaba por esa nueva era en el periodismo o porque por fin los actores políticos lo serían?
El Apocalipsis, el apocalipsis, seguía repitiendo Titonuevo cuando los porteros lo lanzaron a la calle sin nada de valor, sin un solo centavo para llegar a su casa. México era demócrata, pero no fiaba.
lunes, 5 de abril de 2010
Los derechos de vía
Qué es un derecho de vía. A nivel Federación existe una definición un poquito limitada y se refiere de manera exclusiva a las Vías Generales de Comunicación, es decir aquellas que tienen un componente nacional, como carreteras, tendido telefónico o telegráfico o vías del ferrocarril. Cito la definición que viene en el Reglamento para el Aprovechamiento del Derecho de Vía de las Carreteras Federales y Zonas Aledañas.
Como decía, la definición no dice mucho. Existen también definiciones estatales, respecto a sus propias vías de comunicación. Por lo tanto, hablaré más bien en términos prácticos respecto a los derechos de vía.
En el pasillo de nuestras casas o departamentos, el derecho de vía es privado y es nuestro. Nosotros, nuestras familias, quizá una mascota, tenemos el derecho de pasar por esos caminos privadísimos.
De igual forma, en las banquetas los peatones tenemos derecho a circular justo en esa calidad, peatones ... pero también personas en silla de ruedas por ejemplo. No tienen derecho a transitar allí, o a estacionarse -aunque suceda-, los automóviles.
En una avenida, los que tienen derecho a circular son los automóviles, los camiones, los microbuses, los autobuses, ambulancias, etc. Pero en cada crucero el derecho de vía se comparte con peatones y con los de otras avenidas o calles. Por tanto hay cierto grado de prelación en función del tamaño de la avenida. En una vía del ferrocarril, ahí sí acorde con la definición expuesta, el derecho protege al ferrocarril y lo único que puede anteponerse a ese derecho es el derecho que bajo sus códigos de comunicación se asigne a otro ferrocarril.
Es decir, así como dicen "verbo mata carita" hay ciertos órdenes en los derechos de vía y no sólo la asignación de el derecho a usar una "vía" o un camino. El metro tiene su propio derecho de vía, por el tipo de vías de las líneas 1 a 9 y B, no lo puede compartir con ningún otro vehículo. La línea A y la 12 podrían permitir cruces, pero no está previsto que así lo hagan, la A es completamente confinada y la 12 lo será. El tren suburbano tiene algunos cruces con vías de carga y utiliza un derecho de vía digamos federal, también podría tener cruces con otros vehículos pero se previó su confinamiento total para no afectar la operación. El tren ligero de Xochimilco tiene cruces por lo que en estos puntos, si bien tiene la preferencia, debe compartir su derecho de vía con los vehículos en cruce.
¿Cuál es el sentido de hablar de los derechos de vía? Defender la importancia de estos derechos para dos modos de transporte: los autobuses y la bicicleta. El Metrobús tiene también su derecho de vía propio, lo puede compartir con vehículos de emergencia, pero no está permitido que las bicicletas lo usen (lo he usado en bicicleta, lo confieso, lo cual es posible porque en bicicleta se puede ir a más de 20 km/h que es la velocidad promedio del Metrobús). Las bicicletas no tienen un derecho de vía propio, salvo en las escasas y limitadas ciclovías, hasta hoy podríamos decir que la de Ferrocarril de Cuernavaca, que incluso debe compartir ese derecho, en la práctica, con las casas precarias que lo han invadido.
Una vez respetados los derechos de vía lo que tenemos es fluidez. Pensemos por ejemplo en dos aeropuertos: Tegucigalpa y Gibraltar, cuya operación requiere interrumpir cruces para que los aviones aterricen. Su capacidad es limitada (quizá no se requiere más), pues en algún momento, más o menos constante, deben ceder la operación de aeronaves para el paso de vehículos de tierra. En el aeropuerto de la ciudad de México ocurre algo similar: dada la cercanía de las dos pistas, no puede haber operaciones simultáneas, su derecho -aéreo- de vía (con base en normas de aeronáutica y no en leyes) se tiene que alternar: siempre hay un avión aterrizando y uno listo para despegar en la pista contigua. Si las pistas estuvieran más separadas no habría necesidad de otro aeropuerto.
Hace unos días, durante un recorrido en bicicleta por Cuautitlán, primero anduvimos por el camino a Teoloyucan hasta que cruzamos con la vía de servicio del Emisor Poniente, por donde volvimos a la estación Cuautitlán del tren suburbano. La ida fue lenta, en medio del polvo, topes, caminos angostos incluso para los camiones, baches, etc. El camino se nos hizo eterno, al regreso, por la vía de servicio (derecho de vía de la Conagua) casi no paramos, lo que parecía mucho andar, fue muy rápido: en la bicicleta la fuerza es energía humana, cada desaceleración es una petición de calorías al cuerpo humano, mientras menos frene, menos energía se consume.
Hace unos días también acudí a probar los nuevos autobuses del corredor de Periférico. Las unidades están bien, qué bueno que se retiraron decenas de microbuses, los vehículos son más cómodos, tienen paradas fijas (aún tienen la inercia de esperar pasaje en ciertos puntos, pero me parece que es más por inercia que por realmente ganar un pasajero), pero los camiones deben compartir el derecho de vía con los otros vehículos. El resultado fue que entre Tepepan y Tacubaya hice más de una hora ¡en Semana Santa! Ya a la entrada de Tacubaya, el vehículo se quedó detenido en el tráfico y terminó bajándonos antes de llegar a la parada en virtud de que la espera tardaría varios minutos más hasta llegar al punto oficial.
Finalmente resumo todo esto: no hace falta sólo cambiar micros por autobuses, sino hacer que el carril de la derecha se deje sólo para los autobuses, que se respeten las prohibiciones de estacionamiento, que cuando no sea posible dejar un carril exclusivo para el transporte público, los puntos de mayor congestionamiento sí cuenten con un derecho de vía exclusivo del transporte público.
Lo mismo aplica para las bicicletas. Ya sea con un carril derecho muy ancho compartido entre el transporte público y la bicicleta o que se construyan ciclovías bien hechas (no de camellón, aunque sí hay casos donde estos espacios pueden ser aprovechados), en las que los ciclistas no tengan que estar frenando cada vez que otro vehículo interrumpe su marcha ... lo cual en automático incrementa el radio de servicio de las bicicletas: si en las condiciones actuales un recorrido de menos de 5 kilómetros puede hacerse sin gran esfuerzo en bici, con un derecho de vía asignado a este vehículo el radio puede incrementarse varios kilómetros más, además de que también se gana seguridad. El éxito del Metrobús pasa por la asignación de un derecho de vía específico.
Artículo 2, fracción IV. Derecho de vía: bien del dominio público de la Federación constituido por la franja de terreno de anchura variable, cuyas dimensiones fija la Secretaría (de Comunicaciones y Transportes), que se requiere para la construcción, conservación, ampliación, protección y en general para el uso adecuado de una vía de comunicación carretera y sus servicios auxiliares.
Como decía, la definición no dice mucho. Existen también definiciones estatales, respecto a sus propias vías de comunicación. Por lo tanto, hablaré más bien en términos prácticos respecto a los derechos de vía.
En el pasillo de nuestras casas o departamentos, el derecho de vía es privado y es nuestro. Nosotros, nuestras familias, quizá una mascota, tenemos el derecho de pasar por esos caminos privadísimos.
De igual forma, en las banquetas los peatones tenemos derecho a circular justo en esa calidad, peatones ... pero también personas en silla de ruedas por ejemplo. No tienen derecho a transitar allí, o a estacionarse -aunque suceda-, los automóviles.
En una avenida, los que tienen derecho a circular son los automóviles, los camiones, los microbuses, los autobuses, ambulancias, etc. Pero en cada crucero el derecho de vía se comparte con peatones y con los de otras avenidas o calles. Por tanto hay cierto grado de prelación en función del tamaño de la avenida. En una vía del ferrocarril, ahí sí acorde con la definición expuesta, el derecho protege al ferrocarril y lo único que puede anteponerse a ese derecho es el derecho que bajo sus códigos de comunicación se asigne a otro ferrocarril.
Es decir, así como dicen "verbo mata carita" hay ciertos órdenes en los derechos de vía y no sólo la asignación de el derecho a usar una "vía" o un camino. El metro tiene su propio derecho de vía, por el tipo de vías de las líneas 1 a 9 y B, no lo puede compartir con ningún otro vehículo. La línea A y la 12 podrían permitir cruces, pero no está previsto que así lo hagan, la A es completamente confinada y la 12 lo será. El tren suburbano tiene algunos cruces con vías de carga y utiliza un derecho de vía digamos federal, también podría tener cruces con otros vehículos pero se previó su confinamiento total para no afectar la operación. El tren ligero de Xochimilco tiene cruces por lo que en estos puntos, si bien tiene la preferencia, debe compartir su derecho de vía con los vehículos en cruce.
¿Cuál es el sentido de hablar de los derechos de vía? Defender la importancia de estos derechos para dos modos de transporte: los autobuses y la bicicleta. El Metrobús tiene también su derecho de vía propio, lo puede compartir con vehículos de emergencia, pero no está permitido que las bicicletas lo usen (lo he usado en bicicleta, lo confieso, lo cual es posible porque en bicicleta se puede ir a más de 20 km/h que es la velocidad promedio del Metrobús). Las bicicletas no tienen un derecho de vía propio, salvo en las escasas y limitadas ciclovías, hasta hoy podríamos decir que la de Ferrocarril de Cuernavaca, que incluso debe compartir ese derecho, en la práctica, con las casas precarias que lo han invadido.
Una vez respetados los derechos de vía lo que tenemos es fluidez. Pensemos por ejemplo en dos aeropuertos: Tegucigalpa y Gibraltar, cuya operación requiere interrumpir cruces para que los aviones aterricen. Su capacidad es limitada (quizá no se requiere más), pues en algún momento, más o menos constante, deben ceder la operación de aeronaves para el paso de vehículos de tierra. En el aeropuerto de la ciudad de México ocurre algo similar: dada la cercanía de las dos pistas, no puede haber operaciones simultáneas, su derecho -aéreo- de vía (con base en normas de aeronáutica y no en leyes) se tiene que alternar: siempre hay un avión aterrizando y uno listo para despegar en la pista contigua. Si las pistas estuvieran más separadas no habría necesidad de otro aeropuerto.
Hace unos días, durante un recorrido en bicicleta por Cuautitlán, primero anduvimos por el camino a Teoloyucan hasta que cruzamos con la vía de servicio del Emisor Poniente, por donde volvimos a la estación Cuautitlán del tren suburbano. La ida fue lenta, en medio del polvo, topes, caminos angostos incluso para los camiones, baches, etc. El camino se nos hizo eterno, al regreso, por la vía de servicio (derecho de vía de la Conagua) casi no paramos, lo que parecía mucho andar, fue muy rápido: en la bicicleta la fuerza es energía humana, cada desaceleración es una petición de calorías al cuerpo humano, mientras menos frene, menos energía se consume.
Hace unos días también acudí a probar los nuevos autobuses del corredor de Periférico. Las unidades están bien, qué bueno que se retiraron decenas de microbuses, los vehículos son más cómodos, tienen paradas fijas (aún tienen la inercia de esperar pasaje en ciertos puntos, pero me parece que es más por inercia que por realmente ganar un pasajero), pero los camiones deben compartir el derecho de vía con los otros vehículos. El resultado fue que entre Tepepan y Tacubaya hice más de una hora ¡en Semana Santa! Ya a la entrada de Tacubaya, el vehículo se quedó detenido en el tráfico y terminó bajándonos antes de llegar a la parada en virtud de que la espera tardaría varios minutos más hasta llegar al punto oficial.
Finalmente resumo todo esto: no hace falta sólo cambiar micros por autobuses, sino hacer que el carril de la derecha se deje sólo para los autobuses, que se respeten las prohibiciones de estacionamiento, que cuando no sea posible dejar un carril exclusivo para el transporte público, los puntos de mayor congestionamiento sí cuenten con un derecho de vía exclusivo del transporte público.
Lo mismo aplica para las bicicletas. Ya sea con un carril derecho muy ancho compartido entre el transporte público y la bicicleta o que se construyan ciclovías bien hechas (no de camellón, aunque sí hay casos donde estos espacios pueden ser aprovechados), en las que los ciclistas no tengan que estar frenando cada vez que otro vehículo interrumpe su marcha ... lo cual en automático incrementa el radio de servicio de las bicicletas: si en las condiciones actuales un recorrido de menos de 5 kilómetros puede hacerse sin gran esfuerzo en bici, con un derecho de vía asignado a este vehículo el radio puede incrementarse varios kilómetros más, además de que también se gana seguridad. El éxito del Metrobús pasa por la asignación de un derecho de vía específico.
jueves, 1 de abril de 2010
COLOREAR LA REPÚBLICA PARA EL 2010
Por José Alberto Márquez Salazar
El portal del periódico Reforma en la red tiene un interesante gráfico animado donde se pregunta ¿si Alejandra Barrales y Mariana Gómez del Campo, lideres y legisladoras del PRD y PAN en el Distrito Federal, también son rivales en la moda? Digo que interesante no por el sesudo análisis que presenta sino por la simpleza e incapacidad para que un medio de comunicación promueva entre la ciudadanía temas de verdadera relevancia. A la par de esta presentación, algunos medios del mundo del espectáculo compiten por ver quién prestigia más al presidente nacional del PAN por su boda con una cantante juvenil.
Al margen del respeto que merece la vida privada de todos, no preocupa que cada cual ande publicitándose por amar o no a alguien; lo que preocupa es que nuestros políticos sean tan burdos e incapaces para amarrar acuerdos, pero logren matrimonios.
Recién, también, el ex novio de la hija de la Maestra Elba Esther Gordillo fue dado de baja en sus comisiones de la Cámara de Diputados luego de que terminara el romance con aquella. Desde el ilustre Senador Creel hasta el gobernador del estado de México, parece que la agenda de los políticos se ocupa menos de los barrios pobres y más de la televisión. Mala la cosas para la República cuando se deposita en el corazón la toma de decisiones.
Pero si nosotros andamos errados en eso de los dislates políticos, los vecinos allende el río no pintan nada mal. Mientras en campaña Barack Obama criticó severamente el gasto militar realizado en la guerra contra Irak y señaló que se había invertido casi un billón de dólares en ella, mientras las escuelas en los Estados Unidos eran insuficientes, las carreteras y puentes se derrumbaban y se incrementaban los precios de los alimentos y gasolinas, apenas cumplido un año, ya con el Premio Nobel de la Paz, el Senado estadounidense aprobó a su solicitud un gasto militar de 636 mil millones de dólares.
Mientras nuestra frontera arde en cada estado por el crecimiento y orden que quiere imponer el narcotráfico, el pasado 16 de marzo, Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interna de los Estados Unidos, afirmó contundente que desplegar al Ejército en Ciudad Juárez “no ha ayudado en nada”. Parece que la misma observación debe aplicarse en el caso del ejército estadounidense en medio oriente y recordar que si los Estados Unidos no formalizan y fortalecen una alianza con el Estado mexicano considerándolo par, si continúan tratando de imponer su criterio y visiones unilaterales, perderán una guerra regional.
Y es esa guerra regional en la que estamos involucrados todos, en menor o mayor medida por eso ofende que el presidente de nuestra maltratada República siga creyendo en esa guerra donde los muertos los ponen otros, pero más ofensivo es el desconcierto del Congreso de la unión que nada más crítica para salir en la foto, pero llegada la víspera de la Semana Mayor, alista maletas y ponga pie en lontananza.
Con tantas malas notas parece que la enciclopedia de nuestras miserias va ganando terreno y derrumbando el viejo e impoluto pasado de nuestra profunda historia. Sólo así se justifica el enojo del presidente y su reclamo de que somos nosotros los primeros en “satanizar” a México. Y tiene razón cuando su vista solamente ojea las críticas que hay para un Ejecutivo que prometió empleos, seguridad y mejores tiempos. Pero como son tiempos de celebrar la historia, hasta en la Plaza Mayor ponen una muestra para que recordemos las maravillas que tenemos y que muchas generaciones desconocen porque entre la desinformación política de hoy, la falta de cultura, la deficiente educación y la carencia de recursos para viajar más allá de Cuatitlán, no vemos cómo.
Ora bien, nuestros medios de comunicación dan cobertura a la moda que tienen las líderes de los principales partidos en el DF, pero no nos dicen nada de sus logros, de sus proyectos, del cumplimiento de sus promesas realizadas en campaña.
España tuvo su transición y los medios la suya; México aún carece de códigos de ética que nos ayuden a darle un sentido a nuestra transición. El rating y la venta, la comercialización, la publicidad, son las líneas teóricas que definen nuestra agenda pública.
Esta semana, una desafortunada nota fue difundida por los twiteros. La supuesta desaparición de una niña generó una respuesta impresionante de solidaridad. La red fue permeada por signos de apoyo. Y de ahí fue donde los medios de comunicación impresos y electrónicos tomaron la nota y la proyectaron a nivel nacional. Pese a todas las contradicciones que se notaba en la declaración de los padres de la niña, casi todos creyeron su decir y lamentaron la inseguridad, la tragedia anunciada; fueron pocos los que advirtieron las mentiras y por ello fueron satanizados. Hoy sabemos que una gran farsa fue escenificada, nos mintieron y acrecentaron el ruido de la desesperanza. ¿En qué debemos creer, a quién debemos creer?
No es una respuesta sencilla porque implica desaprender muchas cosas. Una de ellas, la fundamental es volver a creer. La diferencia entre el Viejo y el Nuevo Testamento, que conforman la Biblia, radica en que el primero reseña el pacto entre el pueblo de Israel y Dios, el segundo la reconstrucción de ese pacto.
En México tenemos un pacto inicial cuando creamos al Estado, luego en el inicio del siglo XX volvimos a confeccionarlo tras el enfrentamiento armado. La transición iniciada en 1970 no ha dado un nuevo pacto ni social, ni político y menos económico. Reformas van y vienen pretendiendo acomodar a la clase política, pero no tienen vistas de largo plazo.
En pleno festejo por nuestros centenarios las cosas pintan regulares en la República y el 2012 ya es mencionado con insistencia. Los partidos afinan recursos –de todos- para ganar los cargos, pero no para atender a la población y el desencanto que tienen los ciudadanos.
Ya nos vamos a hacer la Revolución, mejor vamos estos días a pensar y reflexionar en el tiempo que da la Semana Mayor o, de plano, vámonos de vacaciones para dejar la solemnidad.
El portal del periódico Reforma en la red tiene un interesante gráfico animado donde se pregunta ¿si Alejandra Barrales y Mariana Gómez del Campo, lideres y legisladoras del PRD y PAN en el Distrito Federal, también son rivales en la moda? Digo que interesante no por el sesudo análisis que presenta sino por la simpleza e incapacidad para que un medio de comunicación promueva entre la ciudadanía temas de verdadera relevancia. A la par de esta presentación, algunos medios del mundo del espectáculo compiten por ver quién prestigia más al presidente nacional del PAN por su boda con una cantante juvenil.
Al margen del respeto que merece la vida privada de todos, no preocupa que cada cual ande publicitándose por amar o no a alguien; lo que preocupa es que nuestros políticos sean tan burdos e incapaces para amarrar acuerdos, pero logren matrimonios.
Recién, también, el ex novio de la hija de la Maestra Elba Esther Gordillo fue dado de baja en sus comisiones de la Cámara de Diputados luego de que terminara el romance con aquella. Desde el ilustre Senador Creel hasta el gobernador del estado de México, parece que la agenda de los políticos se ocupa menos de los barrios pobres y más de la televisión. Mala la cosas para la República cuando se deposita en el corazón la toma de decisiones.
Pero si nosotros andamos errados en eso de los dislates políticos, los vecinos allende el río no pintan nada mal. Mientras en campaña Barack Obama criticó severamente el gasto militar realizado en la guerra contra Irak y señaló que se había invertido casi un billón de dólares en ella, mientras las escuelas en los Estados Unidos eran insuficientes, las carreteras y puentes se derrumbaban y se incrementaban los precios de los alimentos y gasolinas, apenas cumplido un año, ya con el Premio Nobel de la Paz, el Senado estadounidense aprobó a su solicitud un gasto militar de 636 mil millones de dólares.
Mientras nuestra frontera arde en cada estado por el crecimiento y orden que quiere imponer el narcotráfico, el pasado 16 de marzo, Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interna de los Estados Unidos, afirmó contundente que desplegar al Ejército en Ciudad Juárez “no ha ayudado en nada”. Parece que la misma observación debe aplicarse en el caso del ejército estadounidense en medio oriente y recordar que si los Estados Unidos no formalizan y fortalecen una alianza con el Estado mexicano considerándolo par, si continúan tratando de imponer su criterio y visiones unilaterales, perderán una guerra regional.
Y es esa guerra regional en la que estamos involucrados todos, en menor o mayor medida por eso ofende que el presidente de nuestra maltratada República siga creyendo en esa guerra donde los muertos los ponen otros, pero más ofensivo es el desconcierto del Congreso de la unión que nada más crítica para salir en la foto, pero llegada la víspera de la Semana Mayor, alista maletas y ponga pie en lontananza.
Con tantas malas notas parece que la enciclopedia de nuestras miserias va ganando terreno y derrumbando el viejo e impoluto pasado de nuestra profunda historia. Sólo así se justifica el enojo del presidente y su reclamo de que somos nosotros los primeros en “satanizar” a México. Y tiene razón cuando su vista solamente ojea las críticas que hay para un Ejecutivo que prometió empleos, seguridad y mejores tiempos. Pero como son tiempos de celebrar la historia, hasta en la Plaza Mayor ponen una muestra para que recordemos las maravillas que tenemos y que muchas generaciones desconocen porque entre la desinformación política de hoy, la falta de cultura, la deficiente educación y la carencia de recursos para viajar más allá de Cuatitlán, no vemos cómo.
Ora bien, nuestros medios de comunicación dan cobertura a la moda que tienen las líderes de los principales partidos en el DF, pero no nos dicen nada de sus logros, de sus proyectos, del cumplimiento de sus promesas realizadas en campaña.
España tuvo su transición y los medios la suya; México aún carece de códigos de ética que nos ayuden a darle un sentido a nuestra transición. El rating y la venta, la comercialización, la publicidad, son las líneas teóricas que definen nuestra agenda pública.
Esta semana, una desafortunada nota fue difundida por los twiteros. La supuesta desaparición de una niña generó una respuesta impresionante de solidaridad. La red fue permeada por signos de apoyo. Y de ahí fue donde los medios de comunicación impresos y electrónicos tomaron la nota y la proyectaron a nivel nacional. Pese a todas las contradicciones que se notaba en la declaración de los padres de la niña, casi todos creyeron su decir y lamentaron la inseguridad, la tragedia anunciada; fueron pocos los que advirtieron las mentiras y por ello fueron satanizados. Hoy sabemos que una gran farsa fue escenificada, nos mintieron y acrecentaron el ruido de la desesperanza. ¿En qué debemos creer, a quién debemos creer?
No es una respuesta sencilla porque implica desaprender muchas cosas. Una de ellas, la fundamental es volver a creer. La diferencia entre el Viejo y el Nuevo Testamento, que conforman la Biblia, radica en que el primero reseña el pacto entre el pueblo de Israel y Dios, el segundo la reconstrucción de ese pacto.
En México tenemos un pacto inicial cuando creamos al Estado, luego en el inicio del siglo XX volvimos a confeccionarlo tras el enfrentamiento armado. La transición iniciada en 1970 no ha dado un nuevo pacto ni social, ni político y menos económico. Reformas van y vienen pretendiendo acomodar a la clase política, pero no tienen vistas de largo plazo.
En pleno festejo por nuestros centenarios las cosas pintan regulares en la República y el 2012 ya es mencionado con insistencia. Los partidos afinan recursos –de todos- para ganar los cargos, pero no para atender a la población y el desencanto que tienen los ciudadanos.
Ya nos vamos a hacer la Revolución, mejor vamos estos días a pensar y reflexionar en el tiempo que da la Semana Mayor o, de plano, vámonos de vacaciones para dejar la solemnidad.
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