Escribo este comentario descalzo. Me están boleando los zapatos a un metro.
Llegó el bolero (la recepcionista siempre dice "el bolerito") y como siempre le pregunté cómo estaba y qué había de nuevo. Me dijo que nada.
-¿No vio los partidos de ayer?
-No, no tengo televisión.
-Pues se hubiera ido a bolear a una cantina
-Pues sí, verdad, pero no puedo bolear en la calle.
-¿Por qué?
-Porque no estoy afiliado al sindicato de boleadores
-¿Y cuánto cuesta la afiliación?
-Creo 20 pesos, pero hay que ir como a dos juntas a la semana, así que pierdo más dinero si voy. Mejor me quedo a bolear aquí en el edificio.
-¿Y qué pasa si bolea en la calle? ¿Pamba?
-Híjole, me llevan al bote.
-Pues es ilegal.
-Pues sí, pero así es
Ya no le leí el artículo 5 de la Constitución. Sólo recordé que una amiga catalana me decía que lo que más le impresionó de la ciudad de México es que todo el mundo trae los zapatos superbien boleados. Nunca se me hubiera ocurrido. Ya están los míos. Son 15 pesos.
viernes, 7 de diciembre de 2007
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