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lunes, 9 de mayo de 2011

Con este poema no tomarás el poder



No fui a la marcha de este domingo, en parte porque los domingos los dedico a mi tesis de doctorado y en parte también porque no terminé de entender el propósito de la misma.

Simpatizo en buena medida con los planteamientos de quienes protestaron desde Cuernavaca hasta el Zócalo del DF. La Guerra contra el Narco ha sido un fracaso rotundo. Ha exhibido un ejército mediocre, más empeñado en las disciplinas que en procesos de toma de decisiones adecuados a la realidad y el respeto a los derechos humanos. El ejército mexicano, así, con minúsculas, sabe bolearse los zapatos pero no sabe proceder frente a los ciudadanos, no sabe lo que es una emboscada y siempre cae en ellas, sabe que ganó una sola guerra en su historia porque se alió a los grandes y no por mérito propio. Y ahora ese ejército empequeñecido se aparece donde la seguridad se deteriora, pero no revierte el deterioro, lo profundiza. El ejército era efecto y se volvió causa. Aunque volviera a los cuarteles sin estrategia de salida, el resultado no podría ser más desastroso que el que ya tiene en una lucha que hoy día ya parece más marketing político, cual invasión de George Bush a Irak, que estrategia contra el crimen.

No me gustaron los comentarios negativos en torno a la marcha, pero tampoco me inspiraron muchos de los positivos. La izquierda anti calderonista encontró en el discurso de los deudos la oportunidad de gritar el Renuncia Calderón. No tengo la menor duda de que Felipe Calderón no puede con el país y es uno de los peores presidentes de la historia, pero la renuncia de Calderón me resulta adjetiva si no entendemos que tendríamos que estar posicionando una agenda ciudadana de seguridad pública.

Hay organizaciones que están haciendo agenda ciudadana en este tema. Son muchas las organizaciones que han reclamado cosas tan básicas como la unificación de bases de datos o el sistema de indicadores al que las autoridades locales suelen rehuir. Pero el problema es tan grave, que me parece va más allá. Creo que la agenda ciudadana tiene que construirse en todos los temas, y la agenda ciudadana sobre seguridad pública debe llevar principios básicos de convivencia hacia todos los temas. Es decir, la recuperación de la tranquilidad pasa por las políticas sociales en general y por la educación en específico, por la economía, por la movilidad, por el turismo, por la administración pública, por el combate a la discriminación y al estrés, por la lucha contra la desigualdad y la falta de oportunidades.

En el rubro que más conozco, movilidad, tengo claro que promoviendo el uso del automóvil, partiendo en dos una o más colonias para construir una autopista urbana, construyendo puentes vehiculares que se conviertan en muros entre dos colonias o aún entre la misma colonia, poco estaremos contribuyendo a mejorar la seguridad. Hay que fortalecer el respeto a la normatividad de tránsito, hay que calmar las calles que deberían ser tranquilas, hay que reducir barreras en las márgenes de las avenidas, hay que sustituir puentes peatonales por cruces peatonales a nivel, entre otras muchas acciones.

Pero volviendo a la marcha del 8 de mayo, me parece que el mensaje, el entusiasmo de los participantes, el tamaño de las tareas pendientes, dan a esta manifestación un simbolismo que, como otras veces, esperaríamos se convirtiera en un parteaguas hacia una mejor sociedad. El hecho de que al frente fuera un poeta no le resta fuerza al contenido, al contrario, dice con retórica lo que muchos pensamos con coraje.

Termino con un poema de Juan Gelman, Confianzas, muy acorde con la voz interior que me queda, tras leer el mensaje de Javier Sicilia.

se sienta a la mesa y escribe
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice

y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán

no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos

ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos

«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
se sienta a la mesa y escribe

1 comentario:

Rocio Juárez dijo...

No se quién pueda ser quién cambie México, no va a ser un solo hombre, solo si sé quién no va a ser quien encabece esa transformación. Los que piensan lanzar los Partidos Políticos, esos no son! Tener la Ciudad para los Ciudadanos es un paso para cambiar a México! Saludos.