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jueves, 27 de enero de 2011

¿De qué estamos hablando?

Por José Alberto Márquez Salazar
Colaborador invitado

Al margen de las preferencias electorales o personales que cada cual tenga me parece sorprendente la forma de “hacer política” en el Partido Acción Nacional (PAN) y desde el Ejecutivo Federal.

Este martes, el candidato a la gubernatura del estado de Guerrero por el PAN declinó en la campaña electoral “a favor” del candidato de los partidos de la Revolución Democrática, del Trabajo y Convergencia. Al inicio de la contienda, cuando apenas cada partido definía abanderado, el PAN consideró una alianza con el PRD para impedir que el Partido Revolucionario Institucional llegara a la gubernatura del estado, pero no la consolidaron.

Durante más de dos meses el abanderado del PAN fustigó a sus opositores afirmando que eran lo mismo. Hace unos días, también, al ser cuestionado sobre las encuestas que le dan, la mejor de ellas, un 4 % de las preferencias, afirmó que no significaban nada y recordó que en la elección pasada habían fallado. Ayer mismo dijo que Guerrero sería la primera derrota electoral de la presidencia de Gustavo Madero. Por la tarde hizo oficial su “declinación”.

No han sido pocos los medios de comunicación que le dieron revuelo a la “declinación” considerándola como favorable para el candidato del PRD-PT-Convergencia sin darse cuenta de que en realidad, en las urnas, no significará nada y, contrariamente, será perjudicial al mismo PAN que podría perder el registro local. Las boletas electorales tendrán al “declinado” candidato panista y los votos que reciba serán otorgados a su partido, a su persona, y no al candidato supuestamente beneficiado con la declinación.

Me parece que el mensaje viene de arriba; el presidente de la República ordenó o “aconsejó” a la cúpula panista nacional esa declinación y se olvidó de la cúpula estatal sufrirá las consecuencias, quizá hasta desaparecerá de la entidad. Y creo que todo tiene que ver con enviar un mensaje al PRI: el PAN puede lograr una alianza con el PRD no sólo para el estado de México sino rumbo a la presidencia de la República en 2012.

Bien. Quizá pueda entenderse esa idea de regresar a los viejos tiempos panistas donde lo importante para ser patriotas era evitar que el PRI gobernara. Pero creo que hay un problema de fondo: una contienda electoral en un sistema democrático tiene que ver con lograr la mejor posición frente a los competidores y no en ponerle el pie a uno de ellos para dejar que el otro gane.

Cuando un actor o grupo de actores políticos establecen objetivos definen estrategias. Con el movimiento de ayer, la cúpula nacional panista o el Ejecutivo federal están diciendo que lo que buscan es impedir que el PRI llegue a la presidencia porque consideran que éste tiene posibilidades de ganar. Su objetivo no es ganar la presidencia ni lograr un gobierno de coalición –cuántas coincidencias programáticas o de país pueden encontrarse entre dos fuerzas que se confrontaron gravemente luego del 2006.

Es evidente que en el centro de cada uno de esos partidos ha triunfado el lado pragmático, el que afirma la idea de ir juntos para ganar posiciones y dejar fuera a uno de los contendientes. Como estrategia no está mal, pero ¿Creen, de buena fe, que eso genera mayor credibilidad entre los ciudadanos o solamente buscan, los grupos dirigentes, conservar el poder por el poder?

Si alguien me pregunta, que no será el caso, por cuál de los candidatos que no han declinado votaría, creo que por ninguno de ellos. La contienda electoral del estado de Guerrero no representa mejores personajes ni mejores prácticas: desaparece a la izquierda, desaparece al PAN y deja al PRI –con viejos o nuevos ropajes- el gobierno. La elección de Guerrero es entre dos caciques –uno más cínico que otro- que sepultará cualquier intento por la democracia en el estado.

Dicen que Guerrero es un escaque fundamental en el ajedrez de la sucesión presidencial, pero creo que es la clara y contundente muestra de que los grupos que ayer frenaron a la democracia, volverán a ocupar el lugar que nadie logró mantener.

Por eso resulta hasta cómico ver al dirigente del PAN levantarle la mano al que fue, más de dos meses, contrincante de su abanderado. Y, vuelvo a insistir, ¿dónde queda la pericia política del presidente de la República? ¿Dónde la del líder del PAN? O quizá ya la influencia del nuevo secretario particular presidencial empieza a pesar.

El PRI tuvo durante más de setenta años el poder y conformó un sistema político que no podemos quitarnos encima. Le correspondía al PAN y al PRD renovar al sistema, darle mejores causes. No veo cuál sea la estrategia, cuál la pericia o la idea política en estas maniobras de último minuto que pretenden “crear un gobierno de coalición”. Una declinación engaña bobos es la que vemos (es fácil, las matemáticas no mienten ni la experiencia electoral: el traslado de votos no puede ser automático pues la boleta y los votos recibidos por el candidato panista serán adjudicados a él y a nadie más; además, ¿acaso éste irá casa por casa –de nuevo-, a un día del cierre de la elección a desconvencer a los que se supone ya convenció?).

¿Qué necesidad hay de que el PAN haga este ridículo, qué necesidad de darle a los otros dos candidatos emanados del PRI el voto de los ciudadanos que todavía creían que en el estado había una pequeña alternativa?

Ya no me refiero a la ética o a las convicciones personales o ideológicas, ya solamente me refiero al tacto, sensibilidad o pericia política. ¿De qué política estamos hablando, de qué estrategias, de qué fines y de qué medios? Creo que tenemos dos presidentes, uno de Acción Nacional y el otro de la República, que han dejado de percibir cuál es el objetivo de la política? Hace unos meses escribí en este espacio que el Presidente navegaba sin rumbo, creo ahora que está casi a punto de naufragar y por eso le pide a gritos, a su antiguo y violento adversario- un chaleco de flotación.

Bien lo dijo el periodista y analista Ricardo Alemán: “lo único seguro es que en la elección de Guerrero va a ganar el PRI”. El viejo, el nuevo o el intermedio, no sé, pero lo que también es seguro es que Guerrero y sus ciudadanos han perdido antes de votar o “declinar” el voto.

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