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jueves, 21 de octubre de 2010

El discurso político.

Por José Alberto Márquez Salazar
Colaborador invitado

El 25 de febrero de 1949, Manuel Gómez Morín, presidente del Partido Acción Nacional, pronunció uno de los más brillantes discursos en la oratoria nacional. A partir de una estructura coherente definió las principales críticas al gobierno de Miguel Alemán Valdés (del Partido Revolucionario Institucional) y las propuestas para conformar la plataforma política de su partido.

A partir de tres ejes: el estado de la economía nacional, la actitud de la administración y la posición de la opinión pública, Gómez Morín advirtió la necesidad de tener “un verdadero programa nacional de gobierno” y observó que en el último informe presentado por el gobierno federal, éste había considerado el planteamiento. Sin embargo, la continuidad de las políticas económicas desvalorizó la moneda y elevó el “costo de la vida”. Amén de señalar la deficiente política de la “cortina contras las importaciones”, criticó el “dirigismo primario” de elevar impuestos y regresarlo a la circulación sin plan.

Tras analizar la situación económica y recordar que los diputados de Acción Nacional habían presentado iniciativas para reformar el Banco de México; evitar acciones como la promoción del estatismo y “extremar la trascendencia de la inflación”; sujetar las empresas de participación estatal a los principios de la acción económica del estado y a la rendición de cuentas (¡!); y cambiar y hacer fácil el impuesto de exportación, Gómez Morín informó que las propuestas “fueron desechadas con corazón ligero” y describió otras iniciativas presentadas por los legisladores en materia de reforma electoral, libre tránsito por las carreteras nacionales, administración de ferrocarriles, ley del trabajo, etcétera.

Era evidente que tres diputados de Acción Nacional (Miguel Ramírez Munguía, Antonio I. Rodríguez y Juan Gutiérrez Lascuráin), no podían modificar el voto de la mayoría del Partido Revolucionario Institucional y mucho menos cuando la discusión era casi desierta.

Esa misma legislatura, al XL de la Cámara de Diputados, vio cómo se rechazó la propuesta de Acción Nacional para modificar el artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano para hacer posible la vida del Municipio Libre. Por ejemplo, el 23 de diciembre de 1946, Gutiérrez Lascuraín apoyando la propuesta del Ejecutivo Federal para que la mujer votara y fuera votada para las elecciones de Presidencias Municipales, buscó extender aún más la reforma y argumentó: “El municipio puede ser o bien la fuente más grande de prosperidad de la patria, o puede ser, si está mal regido, mal administrado, mal gobernado, la fuente más grande de desgracias y de esclavitud para el pueblo de México. Pero tiene otro aspecto en que, como ya se dijo aquí, entra de lleno la mujer en la vida municipal. Podemos considerar que el municipio es la prolongación del hogar. El municipio no es otra cosa que la casa grande, porque el municipio lo constituyen las calles, las plazas, las escuelas, los mercados y los jardines; el municipio está constituido por los lugares de trabajo; el municipio está constituido por las cunas y los sepulcros, el municipio está constituido por una tradición que se viene remontando desde hace muchos años, desde hace muchos siglos, que nos va ligando con nuestros antepasados a través de una tradición, a través de un ideal, a través de un amor. En el municipio están enterrados nuestros muertos; en el municipio están aquellos que nos dieron a nosotros la vida y que nos ligan con el pasado, pero que al mismo tiempo a través de nosotros nos ligan con el futuro en las cunas que hayamos también en el municipio; y allí es donde la mujer recobra su estatura gigantesca como la fuente de la vida, como el lazo de unión que nos liga a los que fueron, a nuestras madres, a nuestras abuelas y que nos dan también a nuestros hijos y a nuestros nietos, que ser n parte de nuestros propios espíritus y se nuestros cuerpos.”

En el discurso de relación, Manuel Gómez Morín afirmó: “En los últimos veinte años, sobre todo, de predominio de un régimen que repite verbalmente las palabras sagradas que expresan el más justo y puro anhelo popular y se fatiga de hablar de democracia y de representación y de mejoramiento y de la necesidad de acercarse al pueblo, cuando la realidad muestra solamente el crecimiento de la angustia y de las dificultades de vivir, la ratificación del monopolio oficial de falsificación y degradación, esa desconfianza defensiva se ha acentuado; pero sin empañar, y al contrario entendiendo cada vez más el afán ciudadano de verdad”.

El Partido Acción Nacional cumplía diez años de su creación. Su líder observó: “Un partido, la mayoría ciudadana que él representa genuinamente, tiene el derecho de llevar sus programas y sus hombres al gobierno, pero ese mismo gobierno, en el momento de llegar a serlo, deja de ser el partido para ser la representación de la Nación y no tiene derecho de utilizar los recursos del Poder que son de la, para el sostenimiento del Partido, ni tiene el derecho de utilizar la estructura jurídica y administrativa nacionales para coaccionar voluntades en pro del partido, para perseguir y hostilizar adversarios, ni por supuesto y muchísimo menos, para encubrir delitos y garantizar impunidades.”

El pasado miércoles 6 de octubre, el periódico La Razón publicó la entrevista que Pablo Hiriart, su director, hizo al presidente Felipe Calderón. Entre una de las preguntas formuladas se encuentra esta:

“PH: Faltan más de dos años de administración y se necesitan reformas que ha planteado como indispensables. Éstas sólo se pueden hacer con la concurrencia del PRI, pero su partido ha buscado la alianza con el PRD. Y a usted se le ve, en la percepción pública, como un impulsor de esas alianzas. ¿No hay ahí una contradicción entre el interés de Estado y el interés de partido?

“FCH: Hay un problema de fondo. Nuestro sistema político no genera los incentivos institucionales suficientes para articular alianzas legislativas y alianzas electorales consistentes. Hay un problema real que tiene el Gobierno de la República en la necesidad de llegar a acuerdos e impulsar reformas legislativas con la mayoría legislativa, que en este caso la tiene el PRI, pero, a la vez, hay también un incentivo estrictamente electoral, que corresponde, en este caso, al PAN y a otros partidos, que se presentan electoralmente como principales competidores del PRI.

“Ésa es una disyuntiva que deriva de nuestro propio sistema político, y que valdría la pena corregir. Habría que buscar mecanismos que permitan integrar programas de gobierno y legislativos completos, con compromisos integrales entre partidos, y entre partidos y gobierno, lo cual en este momento no tiene ningún incentivo institucional en México.

“Independientemente de que no me considero impulsor de las alianzas, sí entiendo que (en éstas) hay un impulso que deriva de la propia polarización electoral que rodea generalmente a los procesos electorales en el país y particularmente a los de carácter local, como los que vimos el año pasado o éste.”

El día de ayer, miércoles 20, se inscribieron dos de los principales candidatos a dirigir al Partido Acción Nacional (2010-2013) y que, seguramente, tendrán en sus manos la batuta del proceso electoral del 2012, luego de triunfar este 4 de diciembre.

Gustavo Madero Muñoz llamó a “construir una gran alianza entre todos los militantes en la que se dejen fuera las naturales diferencias y perspectivas de grupo” y se comprometió a reivindicar la gran herencia ideológica del partido. En tanto, Cecilia Romero, afirmó que el partido necesita orden y generosidad y advirtió que el comportamiento de los panistas debe ser apegado a los principios. Agregó también que: "en ocasiones en el PAN nos hemos perdido el respeto, los militantes no eligen a sus candidatos, los candidatos no se deben a los militantes y a veces ni a su partido, los dirigentes no responden a los ideales, los gobernantes emanados del PAN no respetan a los dirigentes ni a los militantes y también hay quien confunde el quehacer público con el quehacer partidista". (www.eluniversal.com.mx).

Líneas antes de finalizar su discurso, en 1949, Manuel Gómez Morin afirmó: “Hay instituciones jurídicas fundamentales. Necesitamos nosotros, los ciudadanos, rescatarlas, darles vida con nuestra propia vida, llenarlas nuevamente de alma, separar a los que las tienen expropiadas y vacías recordando que no las tienen así por su propia fuerza, sino porque antes nosotros mismos las dejamos sin contenido.”

Discursos diferentes, extraños, cándidos y contradictorios los que se reseñan. Así va el PAN rumbo al 2012.

marquezdoyle@yahoo.com.mx
http://pensar2018.wordpress.com/

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El PAN no existe ya, sus nuevos integrantes lo único que tienen es la herencia. Esa herencia que se va a perder.

Anónimo dijo...

Entre Salinas y Calderón no hay mucha diferencia. Los dos tiene las mismas ideas y hacen los mismo. El PAN es el PRI de hace años.

Anónimo dijo...

En el PAN no saben gobernar y mantener un partido con disciplina, siguen creyéndose oposición. Recordar a Gómez Morín puede ayudar a ver donde nacio el partido.