Este sábado, con motivo de un hashtag que tuve oportunidad de explorar muy poco y que está vinculado con una protesta frente a la Cámara de Diputados por haberse pospuesto la aprobación de la Reforma Política, por el cabildeo -presunto- de uno de los posibles candidatos a la Presidencia de la República, #acampadacongresomx, expresé que me gustaría que el retiro de las rejas que protejen a San Lázaro (y el nuevo Senado) fuera una de las demandas.
Mi tuit fue concretamente este:
#AcampadaCongresoMX ¿podrían añadir como demanda quitarle las rejas a las 2 cámaras?
A los pocos minutos establecí contacto por chat con un Senador, quien me contactó por esta vía. Él me interrogó sobre mi propuesta, le sorprendía que yo pudiera imaginar un Congreso sin rejas, cuando hace a penas cuatro años y medio hubo hasta caballos dentro del recinto.sostuve mi argumento: si quitan las rejas se comienza a romper la distancia entre el Congreso y la sociedad. Mientras el nuevo Senado se erija en un bunker a prueba de ciudadanos y el Palacio de San Lázaro esté rodeado de rejas teniendo una plaza central, se mantendrá la distancia con los ciudadanos.
Yo estoy convencido de lo que digo. Sin rejas quizá no lograríamos evitar manifestaciones que intentaran entrar al Congreso, pero sí al menos podríamos limitar las precauciones, es decir, la protección al perímetro específico que se encuentre en riesgo, o sea, el salón de sesiones.
Me parece que en el fondo la distancia entre ciudadano s y legisladores no sólo se acrecienta con palacios ajenos al pueblo, sino que los hechos violentos son el reflejo de esta distancia. ¿Por qué la Cámara de Dioutados no fortalece la seguridad en ciertos accesos, por qué no establece un protocolo de actuación en caso de emergencia que permita que el resto de los días del año, digamos 330, sea posible entrar a las explanadas interiores de las dos cámaras sin mayor trámite y que dichas plazas sean consideradas espacio público como hoy lo son las plazas frente amuchos congresos en el mundo.
Resulta que la distancia semiótica a la que me refiero coincide con el hecho de que el Congreso, o concretamente San Lázaro, esté ubicado exactamente a espaldas del Palacio Nacional. Es decir, el Poder Ejecutivo dándole la espalda a los diputados. Más simbolismo no puede haber, sobre todo si miramos la capital estadounidense, en la que toda la distribución de monumentos e instituciones está cargada de símbolos masónicos. En México la semiótica fue casualidad, pero explica igualmente el caos en el que vivimos..
La historia del Senado, del nuevo edificio del Senado, no es menos desagradable. Por alguna razón se decidió erigir el Senado en un terreno con un costo de oportunidad altísimo. Hicieron una obra faraónica, y su frente de calle se traduce en un "muro ciego", sin vida. El nuevo edificio, como decía, está hecho a prueba de ciudadanos: no tiene una plaza abierta disfrutable o venerable. es simplemente un monumento a la corrupción (por la ubicación es evidente que la hubo) y una obra que en nada contribuye al entorno urbano, mucho menos a reducir la distancia entre senadores y representados.
Al final nos despedimos con mucha amabilidad, con el respeto a la diferencia, pero la breve conversación me dejó claro que estoy en la idea correcta. La distancia entre el Congreso y la sociedad no debe estar fijada por las incursiones violentas a la Cámara, sino en todo caso por la visión de que el Congreso de la Unión es veraderamente de la Unión y que la Unión está conformada por todos y no sólo por 628 legisladores.
lunes, 13 de junio de 2011
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1 comentario:
Hay un ejemplo muy sencillo. Las cámaras de Diputados y Senadores estuvieron durante muchísimos años (la de Diputados casi 90 y la de senadores casi 110) en un pequeño cuadrante del Centro Histórico. Sólo las separaban la calle de Allende o Bolívar, según dónde estés parado.
No había rejas y aunque había seguridad, en términos generales, los actos supuestamente vandálicos fueron siempre menores en esos edificios que, por ejemplo, en el búnker de San Lázaro.
No sólo eso, el antiguo edificio de la Cámara de Diputados sólo estuvo dos años como museo legislativo y luego lo convirtieron en sede de la Asamblea del DF y, de nuevo, los actos "vandálicos" eran mucho menores ahí, en Allende/Bolívar que en San Lázaro.
Por si fuera poco, está en el mismo San Lázaro el referente de los años en que prácticamente no había seguridad y se podía pasar al salón de debates con relativa facilidad.
Ahora es prácticamente imposible entrar al Palacio Legislativo como tal y todavía más difícil entrar al salón de debates.
Hay otro ejemplo que también fortalece tu argumento. Viene del futbol y es el esperimento que FIFA ha desarrollado en los últimos años para que se quiten las rejas en los estadios. Y la realidad es que sí funciona.
Las rejas no protegían a los jugadores. Invitaban a que les aventaras botellas, orines, piedras, cohetes, lo que fuera. Tampoco protegían a las barras bravas entre sí. Al contrario, alientan a que se hagan más actos de bravuconería y a que se calienten más los ánimos...
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