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jueves, 9 de diciembre de 2010

Los socios de los ciudadanos

Por José Alberto Márquez Salazar, colaborador invitado


Dejemos como hipótesis inicial la falta de credibilidad que los actores políticos tienen en los planos institucionales y territoriales. Si en los medios de comunicación masiva la “política y los políticos” ocupan los primeros planos, por los menos en gran parte del Distrito Federal la influencia o capacidad de “representación” de los diputados o funcionarios de gobierno es mínima. Al ser insuficientes los recursos públicos, los diversos niveles de gobierno, para hacer e instrumentar las políticas, tienen como base sus programa operativos, la demanda ciudadana y los proyectos especiales. En los tres casos, la participación ciudadana es menor. Pero, qué sucede cuando son los ciudadanos los que quieren impulsar proyectos barriales, por ejemplo, quiénes son sus socios, con quiénes deben colaborar.

Existen márgenes pequeños de participación ciudadana que el Distrito Federal garantiza en sus normas (Ley de Participación Ciudadana) En otros temas como la Seguridad Pública o el Desarrollo Social, éstos también tienen posibilidades e inferencia. Sin embargo, creo que hay que generara algunas modificaciones normativas para asegurar que algunos proyectos de la gente puedan ser realizados. Pensemos en un ejemplo. Si un barrio tiene un parque público donde los servicios públicos son escasos y la comunidad decide “adoptar” el parque para su conservación y mantenimiento pueden existir figuras normativas que les den esa posibilidad. Existen las figuras de la “concesión” y la “privatización”, que de ninguna manera pueden ser aplicadas en el caso que señalamos. Se puede explorar la figura del comodato. Pensemos en las barrancas ubicadas en delegaciones como Álvaro Obregón o Magdalena Contreras. Año con año en temporada de lluvias, estás son un constante problema y en la discusión del presupuesto anual, los recursos para su cuidado y protección civil crecen considerablemente.

Cuando desapareció la figura administrativa del Departamento del Distrito Federal, las delegaciones adquirieron facultades y responsabilidades que no podían solventar. Así sucede con los centros deportivos: hay las que tiene muchos y otras pocos. Es evidente que las delegaciones que tienen muchos son incapaces para mantenerlos con los cuidados y la inversión suficiente. Como no tenemos una evaluación exacta de qué ha sido benéfico luego del proceso de descentralización y mayor autonomía.

Si se explorara la figura del comodato para otorgar a las comunidades, a los vecinos, las responsabilidades de cuidado y preservación de algunos parques y jardines, amén de fortalecer una cultura de mayor responsabilidad, el gobierno central y delegacional tendría menos responsabilidades. Por supuesto que también habría los contras, que la comunidad los “privatizar” e impidiera el disfrute de ellos a quienes no fueran de la comunidad, pero una legislación adecuada evitaría muchos líos.

En el proceso de ciudadanización que vivimos, lento y tardado, debemos de construir a los “socios” que ayuden. Hable hoy solamente de una figura que puede ayudar, pero hay otros actores –no necesariamente normativos- que pueden ser grandes socios de los ciudadanos.

Jamsalazar96@gmail.com
www.pensar2018.wordpress.com

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