El bloguero de la megablógolis

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lunes, 5 de octubre de 2009

Tengo un presentimiento ...


Antes de que comiencen a leer el artículo, si tienen tiempo les recomendaría ver el video que he colocado al inicio. Lo he visto una decena de veces este día y me sigue generando muchas emociones.
Chicago estaba compitiendo, frente a Río de Janeiro por la sede de los Juegos Olímpicos de 2016. Ganó Río. De Chicago hemos oído muchas cosas a lo largo de nuestra vida: la mafia de los años de prohibición del alcohol en los Estados Unidos, una fuerte presencia afroamericana, mexicana y polaca, jazz de muy buena calidad, y en los últimos años, uno de los grandes éxitos estadounidenses de recuperación de la ciudad. Primero fue Nueva York, con Rudolph Giuliani y después Chicago con Richard Daley. En el caso de Daley fue clave la recuperación de lo que daría lugar al Milenium Park y la Avenida Michigan, justo donde se realizó, el martes 8 de septiembre, es decir, un día hábil, el video que he puesto.
En la primera línea, al centro, una chica de azul muy emocionada empieza a bailar sola. Los demás permanecen quietos y algunos la observan. En cuanto el ritmo de la canción se fortalece, la chica contagia poco a poco a los que la rodean y en segundos se van sumando y sumando hasta que se hace una enorme ola de miles de personas que se agachan dando la espalda al grupo. La única que sigue mirando al grupo es la chica de azul, luego todos se integran al ritmo, brincan sin levantar la cara y de pronto giran y la emoción llega a un clímax y acaba esta versión de la canción (la original es menos cursi, pues se refiere a una noche de relax, alcohol y ligue, con un video original en el que hay exceso y una que otra escena lésbica, que no es exceso, pero no estamos muy acostumbrados). Todos terminan marcando el número 1 con la mano, gritan y tratan de acercarse al escenario. Fue un éxito logrado por Black Eyed Peas y Oprah Winfrey. Seguramente la más grande coreografía de masas que se haya logrado. Puedo suponer, por algunos otros videos que busqué en Youtube, que hubo una preparación en los minutos previos, un guión muy sencillo para todos los asistentes, pero sobre todo una maravillosa disciplina. En minutos la gente se comprometió con un objetivo: hacer una gran coreografía con una canción que entra en esas recomendaciones de la automotivación y la superación: comenzar el día pensando en algo positivo, "tengo un presentimiento, que hoy será un gran día".
Mientras eso sucedía, la administración local que representa a más ciudadanos en todo el país, Iztapalapa, se debatía entre un bufón y una lidereza sin corona. Cerca de 2 millones de personas viven en Iztapalapa, hay varios municipios en el país que tienen más de un millón, pero ninguno, por sí solo, alcanza los casi 1.9 millones de habitantes de Iztapalapa. Un ridículo golpeador, que lo mismo lo encadenan, desnudan y pintarrajean para llamar la atención en las manifestaciones, que él mismo aparece en ropa interior en películas de quinta, posa con el torso desnudo y la panza desbordada junto a los campeones de fisiculturismo, y lo peor, que la gente sigue con emoción. Rafael Acosta "Juanito" se vende al mejor postor, eso ya está muy claro, en tres meses convirtieron a un militante fanatizado, en un simple títere, luego en el Forest Gump mexicano y luego en un millonario títere y un objeto de la prensa, que en unos meses pasará a un triste olvido, como otros de su nivel: Pancho Cachondo, Félix Salgado, Antonio Ríos Granados.
La política en México se vuelve cada día más asquerosa. Tan es así que para ahora que Juanito pase de moda, ya se está perfilando un sustituto: el "dipuhooligan", Cristian Vargas, a quien nuestros timoratos legisladores locales no se animaron a perseguir conforme a la ley. El ridículo diputado rompió una puerta de cristal en la Asamblea Legislativa y en vez de iniciar una averiguación previa en contra de él, el asunto termina ignorado bajo el escudo del fuero, esa herramienta que sólo tendría que servir para proteger las opiniones de los diputados, es un blindaje que los hace impunes. No sé si me habría atrevido de haber sido miembro de esta V Asamblea, desde luego, pero me parece que ya alguien tendría que subir a la tribuna y reclamar el desafuero del personaje y al encontrar una negativa desconocer la palabra "honorable" que precede al nombre de la institución, para posteriormente renunciar a ella. No merece llamarse honorable una institución que encubre delincuentes con un fuero del que no gozamos ni reclamamos los ciudadanos.
El personaje de Chicago es la chica de azul moviendo todo su cuerpo y contagiando a miles. El nuestro es uno que sale todos los días a trabajar "aunque sea de payaso".
Y en paralelo Brasil consolida un éxito como país a pesar de sus muchos pendientes. Un hombre de la izquierda, sin títulos profesionales, se transforma en un gran hombre de Estado que lleva a su país a la memoria de todo el orbe: Mundial de Futbol y Olimpiada con dos años de diferencia. El banderazo de Brasil en la ruta hacia las grandes ligas. Un banderazo que nosotros tuvimos entre 1968 y 1970, y que no pudimos aprovechar porque en vez de unirnos el sistema político colapsó, y cuando parecía levantarse en el 2000, llegó un gran imbécil que nos engañó a todos.
Este viernes se conmemoraron 41 años de la matanza planeada por Luís Echeverría -no tengo la menor duda-. Vandalismo y cada vez menos participación. El 2 de octubre ya no significa el clamor cívico por democracia, sino poco a poco se vuelve un símbolo de la izquierda frente a la derecha. La memoria del 2 de octubre no ayuda a unir. Refuerza la división. Y en el paradero del metro San Lázaro, en la zona de los autobuses del Gobierno del Distrito Federal, los RTP, generalmente los más secuestrados por los radicales de la marcha, leo: "este 2 de octubre no habrá servicio de RTP". El Estado de rodillas frente a la anarquía.
Si no revertimos esta tendencia, no esperemos mejor transporte, mejor economía, más seguridad, agua limpia, pues aunque los tengamos será difícil verlos. Para presentir que hoy será un buen día mínimo tendría que ser de día. Y tengo un presentimiento, pese a todo sí llegará ese día en que todos presintamos que sea un gran día y se nos contagie esa sensación uno a uno.

1 comentario:

David Oropeza García dijo...

Espero que ese día no demore demasiado. Me ha gustado tu texto.