La mañana de este domingo un amigo anunciaba en su Facebook la defensa de LFC ... "Los Fabulosos Cadillac". Esto me permite hacer una reflexión ¿qué tanto la empresa Luz y Fuerza del Centro es defendible o su Contrato Colectivo de Trabajo?
En México se tiene fama de que en ciertos empleos no sólo se gana bien sino que además se cuenta con prestaciones muy atractivas para los trabajadores: IMSS, Pemex, CFE, algunas instituciones del sector financiero oficial como Banobras, Nafin, Bancomext, entre otras. El extremo, sin embargo, era Luz y Fuerza del Centro.
Cuando inicié la universidad tenía un compañero que llegaba tarde a las clases y trabajaba en LFC. Lo había metido su padre, ya jubilado y a los pocos meses él estaba estrenando un Shadow, aquel auto compacto de la Chrysler que en su momento tuvo mucho éxito en nuestro país, ante la falta de autos compactos, en los años que sólo había 5 armadoras. Alguna vez, platicando con este compañero, me dijo que llegaba tarde porque como se había comprado el auto, tenía que meter horas extras, entonces no podía llegar bien a las clases de las 16:00 horas.
Es probable que mi compañero haya tardado más de 6 años en hacer una carrera de 4, o que haya optado por no terminar. Sin embargo, dado que yo entré a la universidad en octubre de 1989, él tiene ahora 20 años como trabajador de LFC y poco menos de 40 años de edad. En su boca se estaría saboreando una jubilación del 120% para los próximos años -o meses- que le permitiría vivir muy bien en los 50 años que le quedan de vida.
En las próximas semanas, sin embargo, tendrá que formarse para recibir un cheque, grande, pero que al final de cuentas no lo beca para el resto de sus días. Con todo y el apoyo adicional que ha ofrecido el Gobierno Federal para la incrementar las liquidaciones, un trabajador como él quizá sólo esté recibiendo un cheque de un millón de pesos. Tal vez le sirva para poner un negocio, que como puede ser exitoso puede fracasar. ¿Y su manutención de aquí a que el negocio funcione?
El problema de la liquidación de LFC es precisamente el factor humano. Esos burócratas que no nos atendían en la máquina del tiempo que representaban todas y cada una de las oficinas de LFC, esos trabajadores que de buena o mala gana (porque había de todo) nos arreglaban un transformador o nos tomaban la lectura, esos trabajadores que se beneficiaron de mordidas para evitar el corte de la luz o acelerar la reinstalación del servicio, esos trabajadores que no pagaban luz, ahora podrían quedar sin trabajo o tener que volver a hacer antigüedad para una jubilación.
Yo no me opongo a que los trabajadores de una empresa o institución, como alguna de las que mencioné, tengan un buen salario, como es el caso de LFC, o buenas prestaciones. Me opongo a que, sin embargo, tengan baja productividad. Es decir, jubilar cuarentones o permitir que la empresa funcione mal pero cumpla con un contrato colectivo excesivo a favor del trabajador y el sindicato sí me resulta un absurdo. Peor aún, si consideramos que ese sindicato se convirtió en uno de los principales generadores de propaganda contra los gobiernos panistas, justo en activos de la empresa que fueron pintados con motivos contra iniciativas gubernamentales.
¿Qué tanto LFC estaba parando el crecimiento económico del centro del país? Me parece que sí era un problema, sí afectaba la productividad de algunas empresas, pero me reservo mis dudas respecto a lo que señala el decreto de extinción, que podría ser algo exagerado. Las grandes empresas tenían contratos más flexibles con LFC y que si estas empresa no recurrían al esquema de autogeneración era por costos relativos regionales más elevados, más que por impedimentos legales. El problema estaba, sobre todo y desde mi punto de vista, con la economía de en medio, es decir las Pymes, por no poder negociar contratos de servicio más flexibles y tener que soportar tarifas elevadas (como de hecho sucede en los altos consumos) y no poder reclamar por ellas.
La modernización de lo que quede de LFC, ya sea integrándose a CFE o a una nueva empresa pública, sí se reflejará en una cifra importante: crecimiento del número de contratos y crecimiento del número de contratos comerciales. Habrá mayor crecimiento, eso seguro, pero la diferencia podría no ser tan dramática. Ya lo veremos.
El proceso legal de extinción de LFC se va a complicar y si los recursos legales de los trabajadores logran entorpecer la liquidación de la empresa, ésta podría no quedar extinta en la presente administración. El decreto deja mucha incertidumbre en la operación, sólo el segundo párrafo del artículo segundo dice algo:
"El Servicio de Administración y Enajenación de Bienes, por sí o por conducto de terceros en términos de las disposiciones aplicables, intervendrá de inmediato para tomar el control y disponer de todo tipo de bienes, derechos, activos, juicios, obligaciones, pasivos, contratos, convenios y recursos, así como para acreditar la extinción de los órganos de dirección, unidades administrativas y demás instancias de funcionamiento de Luz y Fuerza del Centro".
Por otro lado, uno de los considerandos y el inicio de Artículo 4 hacen mención a la liquidación del Contrato Colectivo de Trabajo, pero no al marco jurídico aplicable durante el periodo de liquidación.
Artículo 4.- Se respetarán los derechos laborales de los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro y las indemnizaciones correspondientes se harán conforme a lo dispuesto por el Contrato Colectivo de Trabajo, la Ley Federal del Trabajo y demás ordenamientos aplicables.
Esto podría interpretarse legalmente como que el contrato colectivo de trabajo sigue vigente en tanto se liquida a sus suscriptores. Muchos trabajadores, los más próximos a la jubilación, van a buscar su jubilación anticipada, lo cual será una ventanita de salida para mi compañero de la universidad.
Mis abuelos, mi madre y mis tíos vivieron en el pueblo de Santa Rosa, en Veracruz, trabajando para una fábrica de hilados y tejidos que daba electricidad gratis a sus empleados. Al llegar a México, cuando la luz ya les costaba, mi abuelo perseguía las luces encendidas y reclamaba "No estamos en Santa Rosa". Pronto, en las casas de los extrabajadores de LFC se escuchará un reclamo similar: "No estamos ya en el esmé"
Me da mucho gusto la extinción de LFC, pero me parece que el arreglo con los trabajadores tendría que ser más generoso, no en términos de liquidaciones, como propone el gobierno, sino en términos de certidumbre para su vejez: no me parecería justo que personas de 45 años, hasta hace 2 días próximas a su jubilación, ahora tengan que enfrentarse a la perspectiva de jubilarse a los 80 años. Las empresas públicas que han creado mecanismos paralelos de retiro, cuando liquidan a sus trabajadores los dejan sin antigüedad en el seguro social. Yo creo que los años de cotización en el sistema interno de retiro tendrían que ser pagados al IMSS para que los trabajadores liquidados estuvieran en igualdad de condiciones frente a quienes hayan trabajado los mismos años cotizando en el IMSS. Es decir, que el pago de la liquidación incluya un pago al IMSS equivalente al número de semanas laboradas y no pagadas en este sistema de retiro, o en su caso a las Afores, bajo un sistema equivalente.
Fuera del tema de la incertidumbre en el retiro, da gusto que se haya extinto esta empresa que todos hemos padecido y sí ayudará a mejorar la productividad de la Ciudad de México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario