Hace algunos años tuve un papel relevante con respecto al Bordo Poniente, el relleno sanitario del Distrito Federal, que recién cerró sus operaciones. En aquél entonces, la preocupación de la autoridad federal era por un lado la falta de cumplimiento de regulación ambiental federal, y por otro las posibles vocaciones del Lago de Texcoco.
En aquel entonces, 2004, se descubrió que el relleno sanitario operaba en una zona federal y por lo tanto requería una Manifestación de Impacto Ambiental. No la tenía. Se le sancionó, por un lado, pero además se firmó un primer convenio para mejorar la operación del sitio. Del lado federal fui yo el firmante; del lado del GDF lo fue César Buenrostro, entonces secretario de Obras y Servicios. Posteriormente se firmaron otros acuerdos en los que se establecieron las condiciones del cierre. Éste ocurrió 7 años y medio después de la firma del convenio que comento.
En junio de 2004 pregunté directamente a personal del Bordo Poniente cuánto quedaba de vida. Me respondieron que su vida terminaba el 31 de julio. Al salir del relleno sanitario, ese mismo día, me llamaron de Crónica y dije que quedaban 35 días. El resultado fue esta nota. Luego vino una avalancha de reportajes y publicaciones sobre el tema, hasta que el jefe de gobierno, entonces Andrés López, se refirió al "zaperoco" (los cuestionamientos de la prensa sobre el destino de las 12 mil toneladas diarias de basura y el Bordo Poniente) y dijo que ya se había llegado a un acuerdo con la Federación (acuerdo que aún no existía).
Finalmente el relleno siguió operando para pasar de una altura de 8 metros a una de 12 metros en promedio pero pudiendo ser 15 metros en la cima y 11 metros a los lados y por tanto tuvo el Gobierno del DF 7 años y medio para resolver el problema. En este momento, el relleno sanitario cerró y si bien hay que reconocer que en estos años se logró disminuir a la quinta parte la basura que diariamente se confina, lo cual es un resultados sorprendente, falló el detalle más importante: ¿dónde se depositarán las 2,800 toneladas que aún se requiere enterrar?
El GDF ha contratado con municipios cercanos el destino final de todos los residuos, pero esta acción reducirá la vida útil de esos rellenos sanitarios, por un lado, y por otro genera un gran problema logístico, pues el tamaño de los traslados se incrementa sustancialmente y los vehículos de transferencia no se dan a basto. No tengo una solución clara a este problema. Creo que al final de cuentas terminaremos ocupando suelo rural o incluso el cráter de un volcán. En su momento conocí un documento con las alternativas, no obstante, éstas se encarecieron y algunas se ocuparon para otros usos, además de que hubo especulación con los terrenos.
Los mejores terrenos estaban en Tláhuac, por cierto, tanto en San Francisco como en Santa Catarina. La propuesta de San Francisco Tlaltenco ha generado resistencia entre los pobladores, razón por la cual no está avanzando. El tema podría complicarse mucho más en las próximas semanas, sobre todo si siguen surgiendo basureros clandestinos y resistencia de los municipios mexiqueneses.
lunes, 2 de enero de 2012
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