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lunes, 17 de octubre de 2011

La era parquímetros.

En distintas épocas ha habido en la Ciudad de México parquímetros, pero nunca ha sido una política sistemática orientada a poner orden en las calles la que ha prevalecido, sino simplemente pruebas en algunas colonias. En buena medida esto ha sido por la posiblidad de protestas vecinales, por miedo a la opinión pública y por falta de visión.

Donald Shoup, un especialista en estacionamiento de autos, ha escrito un libro que en español se llama "El alto costo del estacionamiento gratuito". Otros autores como Todd Litman y Rachel Weinberger sostienen lo mismo que el título del libro de Shoup. Las ciudades pagan muy caro la gratuidad del estacionamiento. Estos autores sostienen además que más estacionamiento no contribuye a reducir el tránsito vehicular.

En los últimos años se han caído varios proyectos de estacionamientos subterráneos y se han pdodido concretar algunos: las mejoras al estacionamiento bajo el Monumento a la Madre, estacionamientos bajo la plaza de Bellas Artes, Garibaldi y la calle de Morelos. Junto al Tribunal Superior de Justicia se construyó un estacionamiento vertical que da servicio al Centro Histórico y que puede llegar a estar completamente lleno durante el día. ¿Qué función cumplen estos estacionamientos que más allá de servir a una plaza comercial sólo atienden a la ciudad?

En sí, ninguno de los casos que mencioné sustituyeron estacionamiento en la vía pública. Es decir, ampliaron la oferta de espacios. Poco a poco todos terminaron llenos y en sus alrededores la congestión no disminuyó. Instalar estacionómetros sí contribuye a reducir la congestión. El hecho de darle a un operador la posibilidad de sancionar a todos los vehículos mal estacionados es buena parte de la ayuda, esto no es el caso en todos los modelos de operación de parquímetros pero sí es una posibilidad. Sin embargo, el hecho de cobrar por el uso de un espacio en la calle libera muchos espacios y generalmente es más fácil encontrar lugar, lo que evita la presencia de autos mal estacionados y da continuidad al tránsito.

He escuchado argumentos con respecto a que los parquímetros son una forma de privatizar el espacio público o cobrar por su uso. Nada más falso. El espacio público es para las personas. Cuando se permite el uso temporal por las cosas entonces debe haber una contraprestación. Asi sucede con el concepto de "Permiso Administrativo Temporal Revocable", la figura jurídica que más se usa en la Ciudad de México para usos en el espacio público. Alguien se estaciona todo el día y hoy no paga nada. En cambio con parquímetros se facilita la rotación y el mismo espacio puede ser usado en un día por media docena de autos (nota: el mismo espacio se utilizaría para 10 bicicletas).

Construir estacionamientos subterráneos puede ser una opción, pero siempre y cuando cancele espacios en la vía pública. Sin embargo, tiene mejor impacto poner parquímetros en las colonias que enfrentan exceso de autos sin tanto caos por la obra. Idealmente la tarifa tendría que variar a lo largo del día, aunque en general suelen tener una tarifa fija, que eso sí, debe ser específica a cada colonia y no tener una tarifa única para toda la ciudad, buscando simplemente que la tarifa mantenga un porcentaje de lugares libres (15% recomienda Weinberger).

Poner orden en las calles con la tarificación del estacionamiento reducirá la cantidad de autos que lleguen a las colonias más congestionadas, lo que será el primer paso en disminución del tránsito. Menos autos en las colonias destino se traduce en menos autos saliendo de los orígenes (el hogar) y por tanto menos autos en las avenidas de la ciudad. Esto se logra si la política es sistemática en todas las zonas congestionadas de la ciudad.

En este proceso hay riesgos si se lleva a cabo una mala instrumentación. Se debe realizar adecuadamente el estudio de los lugares, hacer una licitación tecnológica separada de la operación. El proceso puede ser un poco distinto, sólo estoy refiriendo el proceso idóneo. Pero en términos generales debe buscarse el orden y la persuación, antes que la recaudación, pues se trata de un instrumento para el tránsito y el transporte.

2 comentarios:

Moy dijo...

El problema con los parquímetros es que, como todo en México, hay corrupción y acaban convirtiéndose en la base de una red de abusos e impunidad donde quienes salen perdiendo son los ciudadanos, conductores y sobre todo los habitantes de las colonias donde se ponen.
En la colonia Cuauhtémoc la compañía u organización que controla ese operativo de parquímetros se enriquece abusando de los usuarios. Los empleados colocan candados a vehículos que todavía tienen minutos disponibles de estacionamiento y a veces los han colocado justo cuando el vehículo está terminando de estacionarse o está por abandonar el lugar. Y finalmente el conductor tiene que pagar la multa porque es su palabra contra la del tipo de los candados. Hasta parece que disfrutan realizar eso... Y, por otro lado, a los vendedores ambulantes les permiten estacionar sus vehículos sin exigirles que paguen el parquímetro, o simplemente les permiten dejarlos en doble fila... Y cuando uno les cuestiona, simplemente fingen demencia.

Además están coludidos con los agentes de tránsito y los franeleros. Por lo que aunque uno pague por usar el vehículo, tiene que pagarle también al franelero para que no lo maltrate o para que no le pida a los de los parquímetros que le coloquen un candado injustamente.

Y lo que nos han obligado a hacer a vecinos de colonias como la Cuauhtémoc es a que acabemos comportándonos como ellos. Cuando se acercan a colocarle el candado a alguno de nuestros conocidos, comenzamos a avanzar y retroceder el vehículo muchas veces hasta que se cansan o por colocarse en frente son semiatropellados. A veces le pedimos a nuestros porteros en los edificios que le metan un trozo de metal o plástico (moldeado para que el parquímetro lo detecte como una moneda) cada determinado tiempo al parquímetro donde están estacionados nuestros visitantes. O simplemente los adolescentes los descomponen introduciéndoles todo tipo de objetos.

Algunos otros vecinos con mayor fuerza física simplemente han golpeado o empujado a los empleados de los parquímetros para evitar que les coloquen un candado... Lo cual, a mi parecer, se lo merecen.

Por eso yo estoy en contra de los parquímetros en Ciudad de México, al menos mientras no se garantice que no habrá abusos hacia los usuarios. Entiendo perfectamente la idea de priorizar al peatón y al ciclista y no privatizar el espacio público pero eso no se puede hacer en países como México, al menos no por ahora.

Yo sueño con un día organizar a todos los vecinos para que en una noche destruyamos todos los parquímetros de la Cuauhtémoc y la Juárez e incendiemos la oficina en la calle de río Po. (Bueno, no tanto, pero sí dan ganas).

Roberto Remes Tello de Meneses dijo...

Entiendo tu planteamiento, pero tengo otra opinión. En alguna época usé mucho los parquímetros y el problema no era la colocación de candados, sino que los aparatos se descomponían por la lluvia o variaciones en la temperatura. Aún así, en general la llevaba bien y jamás me pusieron el candado.

Sé, sin embargo, que el contrato en las colonias que mencionas es muy malo. Aún así, creo que Cuauhtémoc - Juárez funcionan mejor con ese mal contrato que si los quitaran. Ahora, el sistema está evolucionando a un "pay and display", que reduce el problema de descomposturas y que tendrá que mejorar el contrato actual.

Lo ideal no está ocurriendo, que es una discusión abierta del contrato y del mecanismo de contratación. Yo sostengo que lo ideal serían dos contratos, uno tecnológico y otro operativo. A estos se podrían añadir contratos de supervisión en los que entre otras cosas se revisara que no hubiera trampa en la colocación de candados. De cualquier forma, creo que la empresa no debe ganar por colocar candados, sino por un porcentaje de la recaudación. De esta forma pondrán los candados sólo para procurar la recaudación y no porque ganen en ese tramo del negocio.

Saludos.

RRTM