Con 17 meses en operación, hay un consenso general respecto al éxito de Ecobici en la Ciudad de México. El programa es presupuestal, es decir, no se mantiene con las cuotas de los usuarios ni con publicidad, sino con presupuesto público, pero en general logra una baja inversión por cada usuario que captura, a diferencia de otros modos de transporte. La zona atendida es relativamente pequeña, básicamente tres colonias contiguas más una ruta hacia el Centro Histórico y ya muchas colonias demandan la expansión del servicio.
Al mismo tiempo que Ecobici entraba en operación se preparaban las obras de una ciclovía en Reforma. Ya fue inaugurada. Es interesante que se haya quitado un carril al automóvil (que generalmente ocupaban autos indebidamente estacionados) para dárselo a la bici. El resultado de esto ha sido un crecimiento constante en el número de usuarios de la ciclovía.
Hace unos años yo era un escéptico del potencial de la bicicleta. Ahora soy un usuario de cortos y largos trayectos. Tengo tres bicicletas, una de ellas plegable con la que he viajado en casi todos los modos de transporte -con la excepción de la trajinera y la vagoneta-, ampliando el radio de acción de mi vehículo. Esto es un largo aprendizaje. Todavía hoy es frecuente ver ciclistas en las banquetas -incluidos los policías que, evidente e irresponsablemente, no reciben la capacitación adecuada-, y escuchar a los automovilistas reclamar la presencia de un ciclista en las vías (sin saber que son más los automóviles que estorban a las bicicletas, que las bicicletas estorbando a los automóviles ... y sobre todo que el Reglamento de Tránsito autoriza a ocupar un carril completo a las bicicletas y las considera un vehículo más.).
Invito a cualquiera a tomar un mapa de la Ciudad de México. Con base en la escala de dicho mapa tome un compás y trace dos círculos, uno de un kilómetro y otro de 3 kilómetro. ¿Quienes tenemos una estación del metro cerca? Yo no, pero pronto tendré una estación de la línea 12 a 3.2 kilómetros. La cobertura de la infraestructura de transporte se amplía sobremanera si damos facilidades a la bicicleta.
¿Qué necesita la ciudad? La ciudad necesita una red de vías para la circulación de gran distancia en bicicleta, así como facilidades para los movimientos zonales, necesita estacionamientos protegidos y herraduras en la calle para dejar las bicicletas con comodidad y seguridad. En muchos casos las bicicletas deberían integrarse a los medios de transporte existentes: facilidades y certidumbre en las rutas de autobuses, particularmente en las que atienden pendientes pronunciadas, acceso a los trenes en horas no pico, rutas para la bicicleta por toda la ciudad, señalización, educación y difusión para que todos conozcamos las reglas y el potencial del ciclismo urbano. Sería ideal ampliar la cobertura de la bicicleta pública por las zonas con mayor saturación vial y ocupación de espacios de estacionamiento, para ofrecer una alternativa ágil, económica y sustentable.
¿Cuánto cuestan las inversiones que se requieren en materia de ciclismo urbano y qué obtenemos a cambio? Sin duda cuestan más de lo que se suele invertir en la bicicleta cada año. En este momento se desarrolla la campaña por el 5% en los presupuestos de transporte de las ciudades. La idea es que el 5% de estos presupuestos se destine a la bicicleta. En el DF, el Jefe de Gobierno actual, Marcelo Ebrard, se planteó la meta de que el 5% de los viajes se realizara en bicicleta (en la Encuesta Origen Destino eran el 2% de los viajes totales de la metrópoli y el 1% de los viajes del Distrito Federal).
La cantidad que hoy se destina al transporte es de 19,297 millones de pesos, considerando el gasto en las delegaciones y en la administración central. La cantidad de las entidades de transporte del gobierno central asciende, según el Presupuesto de Egresos del DF de 2010, a 12,779 millones. Tomando como base el primer caso, la bicicleta debería recibir 964 millones, tomando como base el segundo, 639 millones. La diferencia entre ambos sería principalmente ejercida por las delegaciones, lo cual abriría la puerta a muchas rutas ciclistas que impactaran a toda la población: ciclovías bien hechas, señalización y estacioanamientos ligados a los centros de barrio y a las estaciones del transporte público.
Es, sin duda, poco fácil que en un primer momento los congresos locales, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en este caso, aprueben tales montos para la bicicleta, pero esta debe ser una demanda permanente que a la larga se concrete.
Al final de cuentas la bicicleta estaría absorbiendo el incremento en el número de viajes de la ciudad, lo cual ayudaría a que el crecimiento económico de los años siguientes no impacte en los niveles de contaminación local ni tampoco en las emisiones de bióxido de carbono de la ciudad. La bicicleta también evitaría que la demanda de presupuesto para la infraestructura para el automóvil se incrementara desproporcionadamente.
A la larga, la promoción de la bicicleta ayudará a una mejor convivencia entre los habitantes de una ciudad: no todos podemos tener una camioneta de lujo, pero casi todos podemos llegar a manejar una bicicleta.
Mientras más pronto nuestros legisladores y nuestros gobernantes adopten la meta del 5% del presupuesto de transporte mayor será el beneficio para la ciudad.
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