El bloguero de la megablógolis

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lunes, 30 de noviembre de 2009

Iztapalapa: la Suiza mexicana

Alguna vez escuché bromear al tradicionalmente sarcástico Carlos Marín respecto a que en la historia reciente de Suiza lo más relevante que habían podido publicar los periódicos era que un hombre, que se había hecho pasar por Juan Guillermo González, había hecho un depósito millonario con un pasaporte falso. Algo similar está pasando en Iztapalapa.
El pasado viernes por la noche, intenté tomar transporte público en las afueras del metro Apatlaco. Un microbús me dejó en la parte inferior del puente que cruza Troncoso, y de inmediato subí las escaleras hasta llegar a la salida superior del metro. En algún momento dudé que me hubiera bajado en el lugar correcto porque vi que los autos iban hacia el oriente, pero recordé la reversibilidad del Eje 5 Sur. El lugar estaba completamente obscuro. El bloque de concreto ligado a la estación del metro se está separando del bloque de concreto del puente y hay una abertura creciente ya superior a 10 centímetros. La banqueta está fracturada y a punto de desprenderse también. Está lleno de basura y tierra y no hay una sola parada señalizada de transporte público. Aunque unos minutos después llegó un microbús, que antes de llegar a La Viga, nos pidió que nos cambiáramos a un autobús que lo acababa de rebasar, porque el suyo iba muy vacío. En el lugar donde hicimos el cambio de vehículo termina Iztapalapa.
Iztapalapa es la demarcación administrativa con mayor población en todo el país, ningún municipio le gana, ninguna delegación tampoco. Una cuarta parte de la población se encuentra en zonas de difícil acceso como las montañas de la Sierra de Santa Catarina, donde en ocasiones las escaleras hacen las veces de calles, donde aún existen vialidades no pavimentadas, donde el agua sale sucia y es un ejemplo negativo: no hay político que no hable del agua de Iztapalapa (ni bloguero). Se le identifica como una delegación insegura, aunque yo viví 8 años en ella y sólo puedo relatar un incidente que pudo haberme costado la vida pero que no pasó de un susto. Las calles al interior de la mayoría de las colonias son laberínticas, llenas de topes y la gente suele caminar debajo de la banqueta, pues es difícil encontrar una que tenga suficiente ancho para que dos personas vayan platicando por más de 30 metros. Caminar en el arroyo además da seguridad.
Fuera de estos problemas, que sin duda la se asemejan a la realidad suiza, en los últimos 6 meses la única noticia relevante en Iztapalapa es que un tribunal decidió anular la elección interna de un partido, que ese partido se partió en dos y de manera temporal un ala decidió apoyar a otro partido, pero como ya no se podía sustituir al candidato, se le informó a éste que sería un pelele (el auténtico, no acepte imitaciones) y tendría que renunciar, de manera inmediata, una vez que se consumara su triunfo. El pelele, orgulloso representante de un movimiento, aceptó el reto; ganó gracias a que la noticia de su humillación pública se convirtió en una noticia nacional que se estuvo repitiendo por semanas en la televisión cual spot pagado. Al ganar el hombre poco a poco se dio cuenta que no era sólo un muñeco de trapo para pintarrajear, desnudar y encadenar en mítines políticos y cine de arte. Sin que nadie tuviera claro el origen del dinero, pronto estrenó camioneta y trajes finos. La percha fue donativo de Dios, esa no la podemos cuestionar. El Jefe de Gobierno del Distrito Federal se hubiera visto en el brete de asumirse como otro pelele (también auténtico, no acepte invitaciones) si no encuentran una fórmula para reemplazar al pelele iztapalapense, que este nombre a la delegada sin corona como número 2, renuncie a los 45 minutos cual Pedro Lascurain, y ésta lo sustituya por 59 días hasta que, llegado el término él no se presente y el reemplazo sea temporal. Este ejemplar de la política mexicana, que bien podría ser confundido con un político suizo, se convirtió en el ínterin en un artista de teatro que anunció alternar su nueva profesión con el puesto para el que fue electo, a partir del 29 de noviembre. Y eso hizo.
A la telenovela que estoy contando: Claramarina y Juanitorrafael, sólo hace falta algo de sazón: relaciones amorosas entre los protagonistas y con terceros. Pequeña desviación: en realidad las relaciones amorosas fueron entre un predecesor de Juanitorrafael y la principal contrincante de Juanitorrafael en la elección constitucional (en un matrimonio legítimo ... más una relación extramarital con la delegada de otra demarcación, más la sucesión nobiliaria de dicho personaje hacia su hermano).
De verdad, si no fuera por esta telenovela, la vida en Iztapalapa sería sin chiste, con problemas menores. Qué bueno que Televisa, con tanta creatividad, nos alimenta con nuevas telenovelas con historias similares que le dan sentido a la vida. Las pasa primero con actores, y a las 22:30 ocupa a un narrador profesional. La misma historia al final de cuentas.

¿Cómo salimos de este brete? Cuando la prensa en vez de destacar el deselance de Claramarina y Juanitorrafael empiecen a recordarnos quiénes han gobernado en Iztapalapa y qué problemas han resuelto, qué problemas se mantienen vivos y cuáles se están deteriorando de manera acelerada. La Suiza mexicana, con su paisaje montañoso característico, no saldrá del hoyo mientras la telenovela no acabe o no pierda raiting. Hay que desnudar, además, las redes de sumisión que logran mantener a Iztapalapa como un bastión del PRD a partir de la manipulación de los "votos con patas". Es una de las realidades más grotescas de nuestro país.

1 comentario:

Antígona Medea dijo...

Amo mi delegacion, con todo y sus bachesotes, sus inundaciones, sus rateros y todo. debemos de tomar conciencia que como ciudadanos tenemos que exigir por nuestro bienestar, falta muchisimo por hacer, es cierto, pero por algo tenemos que empezar tenemos que abrir los ojos y alsar la voz.
Pasa por aqui: http://poriztapalapasinjuanito.blogspot.com/