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lunes, 10 de agosto de 2009

Financiamiento del desarrollo

Podemos partir de mi experiencia personal, pero seguro no es muy distinta de la de los demás. El tema es la banca.
¿Tenemos en México una buena banca? La respuesta es, en definitiva, no.
He escuchado todo tipo de experiencias, algunas de las cuales, buscando la objetividad, podemos atribuir a que en paralelo a una mala banca también existe una mala cultura de pago. A la gente le suena raro que le puedan cobrar intereses sobre intereses. Ya hace unos años se dio una discusión que llegó hasta la Suprema Corte, en torno al "anatocismo", es decir, a cobrar intereses sobre los intereses. Un punto que sería sensible para muchos, yo puedo decir que por ahí no está el problema con los bancos. El problema está en las reglas claras y en la estrategia de los bancos. Las comisiones y los intereses son el tema sensible en el que muestran el poco interés en México: sólo por poner un ejemplo, HSBC recibió por concepto de intereses, 16,943 millones de pesos en el primer semestre del año, y pagó de intereses 6,256 millones, pero cobró de comisiones 5,524 millones. Es decir, lo que alguien pueda ganar de intereses en un banco como este (yo le llamo "El banco ladrón del mundo") se pulveriza con el pago de comisiones.
¿Con esta banca podemos financiar el desarrollo? Un gobierno local no tiene injerencia alguna en las reglas bajo las cuales opera la banca. Sin embargo, sí puede asociarse con privados para promover mecanismos financieros que favorezcan a la economía local y eso es lo que propongo.
Ya en alguna ocasión me había referido a la necesidad de contar con un banco de la ciudad. Mi propuesta ha evolucionado: contar con tres bancos locales que operen con una única red de sucursales, administradas por una empresa privada, pero con participación pública y orientada a varios objetivos:
1. Que los servicios financieros que requiera el gobierno se realicen en estos bancos.
2. Que el financiamiento que otorguen se enfoque al impulso productivo de la ciudad.
3. Que los habitantes de esta ciudad encuentren mejores condiciones de ahorro y crédito para el bien de la propia urbe.
La idea de que tres bancos operen bajo la misma red de sucursales es simple: hay empresas que cotizan varias marcas de seguros a la vez, entonces podríamos cotizar varios productos a la vez, y tomar la mejor elección. La banca actual está orientada a impedir la competencia: una vez que secuestran al cuentahabiente, éste queda atado a ellos. Si están en una sola sucursal, los tres bancos hacen sinergias, abaten costos y ofrecen competencia.
El resultado deberá ser expectacular: la gente huyendo de los tres grandes bancos (Banamex, Bancomer y HSBC), hoy controlados por extranjeros, y la cantidad de recursos disponibles (en vez de que se desvíen a las casas matrices de estos bancos, como ocurrió en los momentos de mayor inestabilidad del peso en el último año) se orientará al desarrollo de la ciudad de tres maneras: financiamiento productivo, compra de vivienda y consumo local.
La banca mexicana no sirve, no le sirve a la ciudad. México está creciendo mucho más lento que otros países del continente porque su banca no sólo no ayuda, estorba. Hay que inventar nuevas formas de financiar producción y servicios locales. Y no se trata de crear más burocracia: el gobierno local será socio de inversionistas, aportando rentabilidad del negocio (el simple hecho de garantizar el manejo del presupuesto del DF asegura un margen de ganancia).
La propuesta tiene que evaluarse mucho más, cuantificar el negocio, ver la estrategia para que, cobrando la menor cantidad de comisiones e intereses más accesibles, sea negocio (obvio, la operación electrónica será fundamental). Si a través de este banco se lograra consolidar una banca útil para el desarrollo, el gobierno terminaría deshaciéndose de sus acciones y sus asientos en el consejo de administración cuando hubiera garantías del compromiso de la banca local con el desarrollo.
En tanto tengamos una banca bastarda, será mejor que busquemos nuevas fórmulas para financiar el desarrollo. Con ellos no se cuenta, y por justicia debemos evitar que los bancos sigan saqueando al país, pero no bajo una estrategia populista como la de 1982, sino con participación del empresariado local. El DF tiene más población que todo Luxemburgo (18 veces más) y sin embargo Luxemburgo es una potencia finaciera a nivel internacional; el DF tiene más población que muchos paraísos fiscales. No será un paraíso fiscal, pero siendo una ciudad de servicios podría potenciar su banca y en el largo plazo atraer ingresos internacionales, nuestro objetivo es más bien de corto y mediano plazo: como ya dije, financiar el desarrollo en mejores condiciones que los voraces bancos seudomexicanos.

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